Versos de Pío Serrano, Emilio Mozo, Hjalmar Flax y David Cortés Cabán, más una sentida carta de Lilliam Moro
El XX Encuentro de Poetas Iberoamericanos trajo a Salamanca los versos de los poetas cubanos Pío E. Serrano y Emilio Mozo, y de los puertorriqueños Hjalmar Flax y David Cortés Cabán. También una entrañable carta de Lilliam Moro, última ganadora del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador.
Todos estos textos se encuentran incluidos en el volumen 'Explicación de la derrota', antología del XX Encuentro coordinada por el poeta Alfredo Pérez Alencart, colaborador de SALAMANCArtv AL DÍA.
Emilio Mozo (Camagüey, Cuba) Narrador y poeta. Como narrador ha publicado seis libros de cuentos: Cuentos para niños traviesos (Madrid, 1993), Discretos aportes (Salamanca, 1997), Shakespeare tropical (Salamanca, 1997), Los cuentos de Emilio (Madrid, 2009), 13 cuentos de Emilio (Manchester, VT, 2008) y El gato encantado (Manchester, VT, 2010). También son seis sus libros de poemas: Desde el ojo de la hormiga (Buenos Aires, 1987), En el ala del mosquito (Salamanca, 1990), Marginalmente literario (Buenos Aires, 1991), Una como autobiografía espiritual (Madrid, 1994), Entre el agua y el pan (Salamanca, 1996) y Hotel des Etrangers (Salamanca, 2001). Algunos de estos libros van a tener varias ediciones hasta que el Centro de Estudios Ibéricos y Americanos de Salamanca (CEIAS) dio a la luz una amplia selección de estos poemas en el libro Los mejores poemas de Emilio (Salamanca, 2010). Recibió una maestría en lengua y literatura española de McGill University (Montreal) y completó los requisitos académicos para el doctorado en Middlebury College (Vermont). Recibió un Doctorado Honoris Causa en Literatura por la World Academy of Arts and Culture en 1987 en ocasión de la celebración del X Congreso de Poetas del Mundo en Bangkok, Tailandia. Ya jubilado, es Faculty Emeriti de Phillips Academy (Andover, Massachussets, EE. UU.)
POEMA DE GUERRA
Se sentó ante las líneas enemigas
en una mecedora, sorteaba
los disparos, sonriendo: la primera
bala la había alcanzado mortalmente
Se seguirá meciendo
hasta dejar sin munición a todos
ANÍBAL NÚÑEZ
Nazco muero soy
Sin tiempo ni lugar
Sumergido otro
Multiplicando armo el viento
Repaso
Describo al que muere
Nube pantano río
Sin tiempo ni lugar muero
Espeso crujiente otro
El hilo que unía el corazón roto
Hostigado por la ortiga
Por la bala que roza la cortina
Oscuridad que envilece
El hilo que unía el corazón roto
Destruyo no ocupo
Celebro la sombra
El espíritu ausente
Coloco cimientos
Esparzo semillas
Vacío de esperanza destruyo
A veces sueño y siento
Hambre de princesas
El tigre navega
Por la curva del cielo
Montañas de azúcar
Pálidos vientos
No encuentro el amor
Ni me siento hombre
Llora la guerra
Corona el verano
Con su lluvia fría
El viento persigue
Aunque es de día
Curioso escucha
El rugir del río
Gruñen alados
Gigantes sin brazos
Infinitos geométricos
El hombre no siente
Desde el pájaro Apache
Casas sombrías
Un lago vacío
Silencio en el vino
Silencio en la mesa
Pájaros gimientes
Reflejos de arena
Vivir olvidando
Olvidado solo
Hjalmar Flax (Puerto Rico, 1942). Ha realizado estudios de literatura en las universidades de Pennsylvania y Puerto Rico. Es abogado por esta última (1969) y ejerció la abogacía desde 1970 hasta 1998.Ha publicado doce poemarios: 44 Poemas (1969); Los pequeños laberintos (1978 y 2003); Tiempo adverso (1982); Confines peligrosos (1987); Razones de envergadura (1995); Cuestión de oficio (1998); Poemas de La Bestia (1999); Abrazos partidos y otros poemas (2003); Contraocaso (2007), Mientras tanto (2012), Penultimatum (2015) y 50-ODD POEMS (2017). ObraBreve 1969-poemarios-2007, publicado en 2009, es una agrupación de los primeros nueve poemarios. Sonetos (2013) y Sonetos (2017) agrupa los sonetos que aparecen en los libros anteriores e incluye inéditos. Ha recibido premios del Instituto de Literatura Puertorriqueña, del PEN Club de Puerto Rico, del Instituto de Cultura Puertorriqueña y del periódico El Nuevo Día. En antologías y revistas se han publicado selecciones de su poesía. Ha publicado ensayos y artículos en revistas y periódicos. Ha sido traducido al inglés, al rumano y al francés.
FUGAZ
Ella se va, se acaba, como en sueño,
fluyendo en el azogue de sus piernas
hasta llegar al borde del abismo
para caer en él, sin darse cuenta.
Ella se va, se pierde, como un ave
que vuela más y más en línea recta
hundiéndose en el cielo hasta volverse
un punto distanciado de la tierra.
Ella se va, la apura la distancia,
a cada instante se hace menos ella,
dejándome las manos detenidas
a mitad del dolor, palmas abiertas,
y el corazón trepándome en el pecho
como una rata ahogándose en su cueva.
(Para Aníbal Núñez, que en otro soneto supo decir: "Espera y huele el hueco que dejamos, / bella mujer, el hueco entre las flores / y los escombros. Rumia ?y no, no llores? / la nueva agridulzura de tus manos?")
Pío E. Serrano (San Luis, Cuba, 1941). Serrano realizó estudios en la Universidad de La Habana, donde luego fue profesor de filosofía. Es poeta, ensayista y editor. Hasta su jubilación, en 2012, fue director de la madrileña editorial Verbum. En 1996 fundó, junto al novelista cubano Jesús Díaz, la revista Encuentro de la Cultura Cubana y también formó parte del consejo de redacción de la revista de la Fundación Hispano-Cubana. Entre sus libros de poesía están: 'A propia sombra' (Barcelona, 1978), 'Cuaderno de viaje' (Madrid, 1981) y 'Segundo cuaderno de viaje' (Madrid, 1987). Ese mismo año el Instituto de Cooperación Iberoamericana publicó sus tres libros bajo el título 'Poesía reunida' (Ediciones Cultura Hispánica). Poemas posteriores los ha publicado en varias antologías aparecidas en España, Portugal, Corea y América Latina. Como antólogo publicó, en 2014, "Poesía completa", de Gastón Baquero, para conmemorar su Centenario.
DISCURSO
"? el poeta? dispone las palabras a sabiendas
de que el tiempo ha dispuesto el cañamazo
de lo que va a escribir para el olvido.
A. N.
Este discurso
no es para celebrar las grandes hazañas de la historia
ni para estampar elogios en su frente,
apologistas sobran.
Buscamos, llanamente, en la palabra
sostener el peso universal del hombre,
fatigado vidente de un abismo
siempre callado,
siempre presente.
David Cortés Cabán (Arecibo, Puerto Rico, 1952). Cortés Cabán posee una Maestría en Literatura Española e Hispanoamericana de The City College (CUNY). Fue maestro en las Escuelas Primarias de Nueva York y profesor adjunto del Departamento de Lenguas Modernas de Hostos Community College of the City University of New York. Ha publicado los siguientes libros de poesía: Poemas y otros silencios (1981), Al final de las palabras (1985), Una hora antes (1991), El libro de los regresos (1999), Ritual de pájaros: antología personal (2004) e Islas (2011). Sus poemas y reseñas literarias han aparecido en revistas de Puerto Rico, Estados Unidos, Latinoamérica y España. En 2006 fue invitado al III Festival Mundial de Poesía de Venezuela, y en 2015 a la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN), dedicada a Puerto Rico. Ha participado en los Festivales Internacionales de Poesía de Cali, Colombia (2013), y de Managua, Nicaragua (2014). En 2014 fue invitado a presentar "Noche de Juglaría, cinco poetas venezolanos", en Berna y Ginebra, Suiza. Ese mismo año la Universidad de Carabobo, en Valencia, Venezuela, le otorgó la Orden Alejo Zuloaga Egusquiza en el Festival Internacional de Poesía. Reside en la ciudad de Nueva York desde 1973.
AL POETA ANÍBAL NÚÑEZ (1944-1987)
In Memoriam
Ya lo sabes amada?
ahora podemos
realizar nuestros sueños imposibles.
(A. N., de Fábulas Domésticas, 1972)
Se va la vida
o regresa como un eco
nunca se ha ido
o siempre está alejándose
ahora que tus versos
regresan
y te nombran
en un paisaje de sílabas y voces
por un camino
hecho de luces y de sombras
igual que esa luna oculta entre las nubes
igual que la ausencia
de tus pasos
Su luz
sobre el jardín
la soledad
las voces que hoy te nombran
Aquellos que ignoraron tu verdad
tus palabras girando en otros mundos
Tu juventud
tu escasa juventud ardiendo
como la estopa seca contra el viento
Las voces de tus versos, amigo, tu silencio
tus pasos que vuelven que no vuelven
La luna sobre el pasto
tu frágil corazón
como una rosa que se desvanece
en alguna ciudad de escarcha y de nieblas
Puedo escuchar tu voz sin conocerte
frente a un poema perdido en el tiempo
mientras regresas y te alejas
como un sueño
en medio de la noche.
Lilliam Moro (La Habana, Cuba, 1946), salió de Cuba en 1970, vivió en España más de cuarenta años, y desde 2010 reside en Miami (EE.UU.). Estudió Magisterio (Instituto Pedagógico Makarenko) y Letras y Artes (Universidad de La Habana). En España se dedicó a la edición y las artes gráficas y realizó ediciones críticas-didácticas de clásicos de la literatura comoNovelas ejemplares, de Miguel de Cervantes (1977); El Lazarillo de Tormes, Anónimo (1977); La Celestina, de Fernando de Rojas; El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina (1977); La vida es sueño, de Calderón de la Barca (1977); Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de Vega (1977); La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón (1977); Poema del Cid, Anónimo (1977); Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes (2002), entre otras. Poeta y narradora, su obra poética comprende La cara de la guerra (Madrid, 1972), Poemas del 42 (Madrid, 1989), Cuaderno de La Habana (Madrid, 2005), Obra poética casi completa (Miami, 2013), Contracorriente (Salamanca, 2017). También tiene publicada la novela En la boca del lobo (Madrid, 2004: Premio de Novela Villanueva del Pardillo). Próximamente aparecerá publicado su poemario El silencio y la furia, en Miami.
CUANDO SE NOS ACABAN LAS MUNICIONES
Carta a Aníbal Núñez que ahora estará donde no existen las Utopías
Se sentó ante las líneas enemigas
en una mecedora, sorteaba
los disparos, sonriendo: la primera
bala la había alcanzado mortalmente
Se seguirá meciendo
hasta dejar sin munición a todos.
(Aníbal Núñez, Explicación de la derrota)
En 1968 yo había tomado la decisión más difícil e importante de mi vida: a mis 22 años había decidido marcharme de mi país, Cuba, y dejar atrás para siempre a la familia y, quizás lo más duro, despojarme de mis ilusiones, desnudar la Utopía en la que había creído con toda la fuerza e ingenuidad de la juventud, el sueño de redención y justicia que había prometido la Revolución cubana en 1959. Para esa fecha ya había dejado de ser una ciudadana para vivir como apátrida sin haber salido de las fronteras de mi país. Me aguardaban dos años de espera, de desprotección y trabajos forzados hasta que se me permitiera subir a un avión que me llevara a España, alejándome de la persecución, el estigma y la marginalidad porque decidir abandonar la patria se consideraba traición. Pasé a ser, como tantos otros, "persona non grata".
Recuerdo el campo de trabajos forzados, los largos recintos donde se hacinaban quienes, como yo, decidieron pagar el alto precio de la ruptura y no el de la complicidad; las rudas literas desprovistas de una simple colchoneta, la ración de hambre, la continua amenaza de prohibirnos viajar si no cumplíamos las metas de producción agrícola, el peso de aquellas azadas cuya hoja de hierro ?por sarcasmo del destino? llevaba grabado el origen de fabricación: España, y su peso de 2.5 kilos, encajada en una gruesa, larga y pesada vara de madera criolla. Trabajábamos hasta la extenuación. Y en medio de aquellas condiciones del campo de concentración yo guardaba en mi mochila, para leer por las noches a la luz de una linterna, aquel libro, 29 poemas, publicado el año anterior por ti y por tu amigo el poeta canario Ángel Sánchez, que me habíais hecho llegar como gesto de simpatía al leer unos poemas míos publicados en la revista UNIÓN, publicación de la gubernamental Unión de Escritores y Artistas de Cuba que, quién sabe cómo, llegó a vuestras manos. Junto a aquellos 29 poemas me habíais mandado dos revistillas literarias donde pude leer por primera vez a Pere Gimferrer, quien desde entonces pasó a formar parte de mis poetas preferidos. Así, pues, en aquel ambiente sórdido y brutal, me acompañasteis con tantos versos.
Por fin el 21 de abril de 1970 un avión de Iberia me dejó en el aeropuerto de Madrid-Barajas. Entre mis escasas pertenencias llevaba la imprescindible libreta de direcciones que todo emigrante hacia lo desconocido lleva consigo como una Rosa de los Vientos. En ella anoté tu dirección y la de tu colega Ángel Sánchez, tomadas del remitente de aquel preciado envío. Pude ponerme en contacto con el poeta canario pero en mi ignorancia forastera no sabía si tu Salamanca de la dirección era la provincia de ese nombre o un barrio madrileño del que me hablaron entonces.
Ángel fue todo cordialidad y trató de ponernos en contacto. Pero por entonces, en 1970, tú todavía seguías creyendo en esa lejana y esperanzadora utopía que yo, desengañada, dejé atrás porque se me habían acabado las municiones.