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Emotivo homenaje a la memoria de Eduardo Martín González
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Ejerció de maestro en esta localidad entre 1967 y 1979

Emotivo homenaje a la memoria de Eduardo Martín González

Actualizado 10/08/2017
cerralbo.com

CERRALBO | Al acto asistieron sus hijos Ignacio y Marta, y su nuera, Ana Belén, recordándose su labor docente dentro y fuera de las aulas, además de su pasión por la arqueología

Como dice el refrán, "es de bien nacido ser agradecido". Por ello, este jueves, 9 de agosto, a las 10:30 horas, el pueblo de Cerralbo se reunía en las antiguas escuelas ?hoy convertidas en Centro de Mayores?, con el objeto de rendir un emotivo homenaje a la memoria del que fuera su maestro entre los años 1967 y 1979: Eduardo Martín González.

Acompañados por sus hijos Ignacio y Marta, así como de su nuera, Ana Belén, se recordó con cariño y admiración la figura del maestro, de quien se destacó su dedicación a la docencia dentro y fuera de las aulas; la formación de un grupo de Misión Rescate que recuperó e inventarió restos prehistóricos y romanos que pueden visitarse en el museo de Lumbrales. Se agradeció, igualmente, la transmisión de valores como la honestidad, el entusiasmo, el amor por la naturaleza, la sencillez y el buen hacer del homenajeado.

Como maestra de ceremonias dirigió el acto Silvia Herrero, profesora de educación infantil, quien elogió la docencia; la niña Inés Liqui Juan Martín leyó un poema de García Lorca; el adolescente Mario Alfageme Santolino escogió uno de Jorge Horacio Richino; Amparo Santolino, otro de Antonio Machado; y Cándida Sánchez, uno de Teresa de Calcuta.

Esmeralda Sánchez leyó un texto de agradecimiento al profesor y al amigo, con quien mantenía interesantes conversaciones de arqueología, historia y vida.

Silvia Herrero cerró el acto con un bello poema de Gabriel Celaya.

Seguidamente, en el cementerio de Lumbrales, Andrés Celestino García y Martín Benito, párrocos de la zona, rezaron un responso. Su viuda, Filo, y su nieto Hugo, se unieron al grupo.

Finalmente, parte de la comitiva recorrió el Castro de las Merchanas, que nadie como él sabía mostrar y que en varias ocasiones se prestó a ser un entusiasta guía.

Mañana intensa en emociones. "Era una deuda que teníamos con él", señalaba una de las participantes, a la vez que invitaba a los pueblos de El Abadengo, fundamentalmente a Lumbrales, a que "organice un acto donde se refleje la gratitud debida a este maestro que se desvivió tanto por la zona".

Sit tibi terra levis. Que su alma descanse en paz, arropada por el vuelo de las cigüeñas y el silencio de las estrellas, en la tierra que tanto amó.

Que así sea.

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