Felipe II se casó en Salamanca y tras la fiesta comprobó cómo en la ciudad había un ambiente de jóvenes estudiantes con un desenfreno total y por ello tomó la decisión de exiliar a las prostitutas fuera de la ciudad, para evitar los pecados carnales.
A partir del miércoles de ceniza abandonaban su residencia habitual y eran trasladadas al otro lado del río, regresando de
su exilio el lunes siguiente al de Pascua (Lunes de Aguas) donde miles de salmantinos se acercaban a la ribera del río, con sus barcas, para recibir a las mujeres; todo esto durante una fiesta en la que había alcohol, comida y sexo.
Aunque se ha perdido esta tradición tan salvaje, se conserva la idea de juntarse con amigos o familiares para pasar un día en el campo o junto al río, y degustar un buen hornazo.
?Festejando el lunes de Aguas.
?Lunes de Aguas en la Chopera.