La Rondalla arropa a Nicolás de Elías en su añoranza de tiempos pasados

(> El pregón completo se puede leer aquí: http://salamancartvaldia.es/not/141645/pregon-integro-nicolas-elias-para-pena-puerta-desencierro/).

El que se puede considerar último pregón del Carnaval antes de entrar en la vorágine definitiva a partir de la tarde-noche del Jueves, el de la Peña Puerta del Desencierro, tuvo este año como protagonista a Nicolás de Elías Vegas, que ofreció en la noche del martes en el Teatro Nuevo Fernando Arrabal una nostálgica intervención en la que fue comparando aspectos del Carnaval actual con los de tiempos pasados. Todo ello, con la compañía sobre el escenario del Teatro de sus compañeros de la Rondalla III Columnas.

Como es tradición, la velada para la Peña Puerta del Desencierro comenzó fuera de murallas, en la hoy bautizada como Glorieta del Árbol Gordo, donde se realizaron una foto de familia junto a la 'Encina Flaca'. Al desaparecer el clásico alcorque que rodeaba a los árboles previos, este año se modificó incluso el sentido de la foto de familia inicial.

En esa imagen, junto a los miembros de la Peña y al pregonero, estuvieron unas cuantas integrantes de la Asociación El Botón Charro de Miróbriga, así como los Porteros Mayores de este año de la Peña, Antonio García y Manuel Sánchez Cepa, y sus madrinas de honor, Ángela de la Iglesia de Castro y Mari Carmen Alaejos Fernández del Campo.

Escoltados por José Ramón Cid Cebrián a la gaita y el tamboril, la comitiva puso rumbo al Teatro, yendo Nicolás de Elías del brazo de su sobrina, quién le dio una sorpresa estando presente en la cita pese a que en la mañana del miércoles tenía que estar en Guijuelo a las 5 de la mañana. En este trayecto hasta el Teatro Nuevo, la comitiva hizo la habitual parada a las puertas de la sede de la Peña, donde se repartieron vino y perronillas.

Exaltación al "ADN Farinato"

Una vez en el Teatro, el acto fue abierto por el presidente de la Peña, Julete Moriche, que tuvo el habitual recuerdo para los peñistas, pregoneros, porteros mayores y madrinas de honor de la Peña fallecidos el año pasado. Julete Moriche se encargó de presentar a su compañero de la Rondalla Nicolás de Elías, comenzando precisamente el pregón con la entrada en escena de la murga, que permaneció en todo momento sobre el escenario.

La Rondalla abrió la velada con la composición Canta una copla, interpretando posteriormente Miróbriga y mujer, y Por primera vez, para concluir la velada con las habituales canciones carnavaleras que tuvieron como culmen como siempre el Forastero.

Nicolás de Elías abrió su pregón con un recuerdo a anteriores pregoneros de la Peña, como sus tíos Santiago y Adolfo, o Pepita Zafra, además de recordar a su abuelo Santiago Vegas Arranz. Como primer punto de interés, el pregonero indicó que "un carnaval sin amigos, desde luego que resultaría, cuando menos, aburrido".

El primer tramo estuvo dedicado a desgranar la vida de los Porteros Mayores y las Madrinas de Honor de este año, personas que llevan "el ADN de farinatos a flor de piel". Como final de este tramo, tuvo palabras de alabanza para las charras, quienes "pueden y deben estar presentes en todos y cada uno de los momentos importantes de nuestra ciudad".

Una comparativa por áreas

El inicio de la comparación del Carnaval actual con los de tiempos pasados empezó hablando de la espectacularidad de los encierros, cuya preparación se ha convertido "en poco más que un mero trámite administrativo", mientras que antes "los ganaderos de la socampana cedían gratis et amore el ganado que hiciera falta", apuntando que "se echa en falta aquella generosidad y espíritu de colaboración que hacía que todo fuera tan sencillo como una visita de los concejales, en representación del Ayuntamiento, al bar Moderno, sede de los ganaderos" .

En los últimos años ha habido novedades como las capeas nocturnas o el Toro del Antruejo, "pero es innegable que siempre se añorarán muchos aspectos de aquellos vetustos festejos".

La otra vertiente de los encierros es la "emoción", opinando que "muchas veces creo que en los encierros actuales todos los protagonistas, tanto los toros como los corredores, parecen funcionarios", considerando que "se echa en falta algo más de frescura".

También dentro de los encierros, mencionó a los caballistas, "donde los modernos carnavales salen peor parados" respecto a los tiempos pasados, achacándolo a que "la mecanización de las labores del campo ha acabado con la perfecta simbiosis entre hombre y caballo" que demostraban los antiguos encerradores.

El Carnaval "Ortodoxo"

Cerrado el capítulo taurino, llego el momento de hablar de "el otro carnaval, el carnaval ortodoxo", aspecto "donde quizás se puedan notar más cambios entre unas épocas y otras", al existir ahora más variedad de bebidas o de bares a donde ir. Continuando en este ámbito llegó al baile, donde "el carnaval actual pierde por goleada frente a los de antaño", porque "el mismo concepto de baile parece haber desaparecido de la escena": "hoy no se va al Baile a bailar; se va a tomar una copa a un local con música".

En el ámbito musical, el pregonero considera que "donde se aprecian menos cambios es en la otra música, la de calle", por ejemplo en la Rondalla Tres Columnas, donde "cambian las caras, cambian los nombres, pero la murga siempre es la misma".

Para Nicolás de Elías, lo que más ha cambiado es "el estado de ánimo de los mirobrigenses", ya que "antaño el Carnaval era La Fiesta, con todas las mayúsculas que le quieran poner", y por lo tanto, era "un tiempo de subversión de valores, tiempo de quitarse las caretas espirituales y ponerse otro tipo de disfraces". Mientras, hoy en día, "la diversión se busca a cualquier hora y con cualquier pretexto", saliéndose de fiesta en Semana Santa o Navidades, algo impensable tiempo atrás.

Por ello, el pregonero cree "el significado que para nosotros pueda tener el carnaval ha quedado disminuido respecto del que tuvo para nuestros abuelos".

Mirada positiva para acabar

En todo caso, aunque los Carnavales hayan cambiado en algunos aspectos, "lo esencial es el espíritu y el ánimo con que afrontamos y vivimos esa multitud de momentos individuales que conforman, todos juntos, nuestras fiestas", destacando que el Carnaval es "la risa floja, propia del cansancio de sostener con ahínco la cerveza o el wiski; los días previos a la fiesta, o el descubrimiento del primer amor de unos adolescentes", definiéndolo como el "despertar ante un día que se presenta como un libro en blanco en el cual el llenar esas hojas es algo que no depende de ti".

Para Nicolás de Elías el Carnaval es "sobre todo, la gente que lo vive y lo siente como suyo: la sonrisa de los niños, la emoción de los corredores, la hospitalidad de las peñas, las risas de los amigos,?", viendo fundamental "para que no se pierda" el "considerarlo como nuestro", evitando "convertirlo en un fin de semana más o en un festivo cualquiera", resaltando que "es nuestra fiesta, y por lo tanto, es única e inimitable".