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Aquel amigo oculto en el tiempo
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Aquel amigo oculto en el tiempo

Actualizado 03/01/2017
Fernando Robustillo

Salamanca, en estos días de comienzos de año, no está sólo para pasearla, sino para sacarla a pasear. Así lo entienden quienes disparan miles de fotografías sobre ella para enseñarlas allende los lugares desde donde nos visitan; con una mención especial p

Aquel amigo oculto en el tiempo | Imagen 1 ¡Qué no tiene Madrid, que tiene Salamanca, para que a los del oso y el madroño les tire tanto nuestra tierra! Hace unos días, me paró en la plaza de Santa Eulalia un individuo de pelo plateado y barba blanca que dijo ser amigo mío de la infancia. ¡Qué bochorno! Todo encajaba: lugares de diversión comunes, partidos de fútbol sobre el solar del antiguo Cuartel de la Montaña en Madrid, hoy templo de Debod, todo cierto, pero imposible realizar una retrospectiva de cuarenta y cinco años por el rostro de mi presunto amigo y acertar de quién se trataba. ¡Cómo hemos cambiado!, diría Mecano. Seguimos conversando y no fue difícil, pues en un gesto de buena educación, yo asentía que lo recordaba pero que no lo reconocía.

Un gesto que no es de buena educación, según Almodóvar, aquello se había acabado y en estos tiempos debería haber dicho que ni lo recordaba ni lo reconocía. Quizá mi falta a la verdad deberían ser pavesas de la "mala educación" ?es lo que había, que no se preocupe Pedro, que después he tenido que decir tantas veces "no" como "sí"? que recibimos en algunos internados, en los que nos obligaban a ser siempre políticamente correctos. En este caso repasaba mentalmente el equipo y aunque en aquellas pachangas jugábamos catorce contra catorce, o más, él no debería estar ni entre los titulares, pues de otra manera no lo hubiera echado en el olvido.

Al igual que un par de años después, cuando la piqueta entró en el Cuartel de la Montaña y muchos nos trasladamos a jugar a la Casa de Campo, hoy más casa de citas que de campo, formando nuevos grupos, a ésos, entre los que estaba un hermano y un cuñado, tampoco los he olvidado, y no sólo por las dos o tres horas maravillosas que pasábamos cada fin de semana con el sueño puesto en la emulación de don Alfredo D'Stéfano, sino por la amistad, el cariño y las frías cervecitas del final del encuentro. (Ver foto con mi hermano pequeño, que no era Cruyff pero "en el pelo" se le parecía).

Sin embargo, qué suerte para mí, según mi reencontrado amigo yo tengo aún la misma cara que el chaval de entonces. Enseguida, para qué esperar más halagos, reacciono y le digo al camarero: "pónganos otra ronda, que pago las dos y dígame qué le debo". "No sé cómo no nos hemos visto antes ?señala mi amigo?, si no visito Salamanca cinco o seis veces al año, no la visito ninguna" (expresión de aquí y de allá que un extranjero seguro que no la entendería). "¡Qué suerte vivir aquí!", prosigue, y al fin se sincera: "La verdad que tiempo atrás me hice con un libro tuyo y ahora te sigo en Salamancartvaldia". "Ah, malandrín, has jugado con ventaja", sonrío. Satisfecho de recuperar a un amigo, nos damos los números de móviles y, como despedida, él me realiza la pregunta más recurrida: "¿Por qué no te presentas a 'Pasapalabra'?".

Sonreímos. "Vale, amigo, nos vemos" (expresión que también utilizo y utilizan aquí y allá en lugar de "nos veremos", un hecho reprobable en la ciudad donde se enseña el mejor español del mundo...).

Me quedo a solas y les cuento: ¡Qué manía! ¡Que yo no soy Jero! (un vecino de Salamanca, concursante de "Pasapalabra", conocido por todos como modélico por su vasta cultura, y no sólo, como pudiera parecer, por la acumulación de términos lingüísticos). En esto existe una confusión, pues pensar que quien se dedica al arte de la escritura está "sobrado" para concursar en "Pasapalabra" cae en un error y no entiende nada del enriquecimiento de la lengua, al que se llega a través de términos dinámicos, metáforas, hipérboles, ironías... y figuras literarias en general que no tienen tanto que ver con ejercicios memorísticos, aunque éstos no están de más.

Ah, que no se me olvide, pues quiero terminar como empecé: Salamanca está bella, como siempre, aunque en estos días tenga más realce por utilizar el maquillaje y los adornos propios de estas fiestas.

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