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¿Por qué sobran los motivos para reconocer a Rafa Nadal?
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¿Por qué sobran los motivos para reconocer a Rafa Nadal?

Actualizado 07/10/2025 12:37

La Universidad de Salamanca acaba de investir a Rafael Nadal como doctor honoris causa, convirtiéndose en el primer deportista en recibir este título en los más de ocho siglos de historia que tiene la institución.

El acto tuvo lugar en el majestuoso Paraninfo del Estudio salmantino y fue mucho más que una ceremonia académica, ya que conmocionó a Salamanca. En definitiva, es un reconocimiento al espíritu de superación, la disciplina y la humildad que han hecho de Rafa un ejemplo dentro y fuera de las pistas.

Durante su discurso, Nadal recordó una anécdota de su adolescencia, cuando sus padres le impidieron viajar a París para disputar Roland Garros Junior por coincidir con los exámenes. Confesó que no pudo entenderlo, con sólo 15 años, pero entendió la lección. "Ningún objetivo deportivo puede estar por encima de la educación”, reflexionó al recordar ese momento.

Con esas palabras, el ganador de 22 Grand Slams dejó claro que su historia no solo pertenece al deporte, sino también a los valores que lo sustentan.

Determinado desde el primer día

Desde que era un jovencito musculoso con el pelo largo y una mirada decidida, Rafa forjó su carácter a base de repetir entrenamientos, constancia y determinación.

A los 18 años fue su debut en Roland Garros y por entonces nadie tenía en los cálculos que aquel chico zurdo, de golpes demoledores y carácter férreo, se iba a convertir en el rey absoluto de la tierra batida.

Su ascenso fue meteórico. En 2005, en su primera participación en el torneo parisino, derrotó al argentino Mariano Puerta y levantó el primer trofeo de una larga lista.

Lo que vino luego fue una carrera construida sobre el esfuerzo y la fe en sí mismo. Nadal cosechó más títulos de los que nadie hubiera imaginado, ni siquiera los especialistas en apuestas deportivas y predicciones de fútbol para hoy, acostumbrados a calcular probabilidades imposibles.

A lo largo de los años, se mantuvo fiel a un estilo de juego combativo, casi artesanal, donde cada punto era una batalla y cada derrota, una lección.

Un tenista con 14 títulos de Roland Garros

Rafael Nadal es, sin discusión, el jugador más dominante en un solo torneo de la historia del tenis. En Roland Garros conquistó 14 títulos, una cifra que ningún otro atleta (ni hombre ni mujer) ha alcanzado en un mismo Grand Slam.

Entre 2005 y 2022, ganó 112 partidos y solo perdió cuatro, con una efectividad total en las finales. Ganó las 14 que disputó y en cuatro de ellas (2008, 2010, 2017 y 2020) no perdió ni un solo set.

Durante casi dos décadas reinó en París como un monarca de los que ya no hay por esas tierras, con una racha de 2.194 días sin conocer el sabor de la derrota. Ni Federer ni Djokovic pudieron contra él en esas canchas que se convirtieron prácticamente en su segunda casa.

La historia de Nadal con el Abierto de Francia es, en realidad, una historia de amor con la tierra, la resistencia y el trabajo silencioso. Como él mismo expresó en más de una ocasión, “el éxito no se improvisa. Se entrena, se sufre y se aprende de los días malos”.

Humildad y resiliencia, los pilares de la mentalidad de Rafa

Nadal es una leyenda pero no solamente por su actitud en la cancha, sino también la que tiene cuando se aleja de las luces.

Siempre ha evitado el triunfalismo, incluso cuando la prensa lo elevaba al Olimpo del deporte. “El deporte me enseñó que nadie gana siempre”, dijo en su discurso en Salamanca, ante el silencio de la multitud que escuchaba atenta.

Cada lesión, cada recuperación, fue una nueva oportunidad para demostrar que su fortaleza no está únicamente en los bíceps, sino también en algo mucho más etéreo, la mentalida. La derrota nunca fue un final, sino una fase más de aprendizaje. Ese equilibrio entre la competitividad feroz y la serenidad interior lo convirtió en un símbolo de perseverancia.

Su humildad se refleja también en su vida fuera de las canchas. En lugar de distanciarse de sus raíces, Nadal mantiene su residencia en Mallorca, apoya proyectos educativos a través de la Fundación Rafa Nadal y transmite a las nuevas generaciones la importancia de combinar formación, esfuerzo y respeto.

Primer deportista honoris causa de la Universidad de Salamanca

Con su investidura como doctor honoris causa, la Universidad de Salamanca reconoció los logros deportivos de Nadal y, a la vez, los valores que encarna su figura. Una cultura del esfuerzo, superación constante, excelencia y respeto por el trabajo bien hecho.

El rector Juan Manuel Corchado definió el momento como “un Wimbledon de la academia”, y no le faltó razón. Porque Nadal, que siempre ha considerado el deporte como su propia universidad, recibió este título no como un punto de llegada, sino como un nuevo comienzo, el de su legado como símbolo educativo y humano.