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Seguridad privada en el sector energético renovable: nuevos retos, nuevas soluciones
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Vigilancia de campos solares

Seguridad privada en el sector energético renovable: nuevos retos, nuevas soluciones

Actualizado 24/06/2025 11:10

Hay que formar a los vigilantes para que manejen las últimas tecnologías

El auge de las energías renovables ha cambiado el mapa energético mundial. De hecho, ha permitido llevar la generación eléctrica a zonas que están alejadas de los núcleos urbanos en los que no hay seguridad pública.

Por eso, la seguridad privada sector energético cumple un papel crucial a la hora de proteger instalaciones renovables, en especial los parques solares, al ser los más vulnerables.

Se presentan varios desafíos a la hora de proteger instalaciones renovables

Lo usual, y a diferencia de las centrales nucleares, es que las plantas de energías limpias estén muy expuestas. Esto lo da la ubicación, ya que se ponen en zonas rurales, que es en donde hay grandes extensiones libres.

Empezando por los parques solares, estos suelen tener acceso por muchos puntos. Además, el terreno es plano, de manera que los amigos de lo ajeno lo tienen muy fácil a la hora de acceder con vehículos. Aquí, roban los paneles, el cableado de cobre o hasta los inversores.

Siguiendo con las instalaciones eólicas, estas suelen estar en zonas montañosas muy alejadas y con un acceso complicado. Eso facilita mucho a los ladrones poder delinquir sin que nadie los moleste.

Terminamos con las minicentrales hidroeléctricas. El peligro no está en los robos, sino en su vulnerabilidad a la hora de ser saboteadas en épocas de conflictos sociales o tensiones locales.

No hay que olvidarse de otros riesgos como los incendios, los cuales requieren de una respuesta inmediata por parte de los profesionales de la seguridad privada.

La tecnología ayuda a que la vigilancia sea más efectiva

Aunque el factor humano no se puede sustituir, lo cierto es que la tecnología ayuda a los vigilantes privados. Gracias a ella su trabajo es más efectivo y eficaz, contribuyendo en muchos casos a su seguridad.

Ahora se usan los drones autónomos, que permiten hacer patrullas cada cierto tiempo en las zonas más remotas. Por ejemplo, son muy útiles para aquellos parques eólicos situados en sitios montañosos o en lugares de costa en los que el acceso no es fácil ni a pie ni en vehículo a motor.

También se usa mucho la videovigilancia. Esta no es nueva, pero la IA ya ayuda a detectar a los intrusos o a personas con comportamientos que no son muy normales. A la IA se suman las cámaras térmicas, que aportan visión incluso en condiciones climáticas complicadas.

En aquellos lugares perimetrados (los huertos solares siempre están vallados), se colocan sensores de presencia, radares e incluso sistemas de detección perimetral que avisan enseguida a los vigilantes cuando alguien intenta entrar por la fuerza.

Hay que formar a los vigilantes para que manejen las últimas tecnologías

Para que todo esto funcione, los profesionales deben tener una formación adecuada. A veces, puede haber resistencia al pensar que esa tecnología les va a quitar el trabajo, pero nada más lejos de la realidad.

De hecho, les ayuda a cometer menos errores y a estar más seguros, pues van a poder ver a los intrusos a mucha distancia sin interferir con ellos, avisando a las autoridades para que actúen y detengan a los delincuentes.