En términos generales, la subida se traducirá en aumento de precios para los usuarios
El anuncio de Trump de imporner aranceles a los productos importados por los americanos significa que se aplican más impuestos a los productos extranjeros, algo que afecta directamente a los consumidores españoles, tal y como ha advertido la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
En el Día de la Liberación, Trump anunció la imposición de nuevos aranceles, que para los productos europeos serán del 20%. Hablando de manera sencilla, esos aranceles son impuestos, unos impuestos que pagarán los consumidores. Obviamente, los compradores americanos, que tendrán que pagar más por los productos importados (o dejar de consumirlos), pero también los consumidores en los países de origen. En un mundo globalizado, unas medidas como las anunciadas por la administración americana repercuten en todos: el cierre de un mercado o unos costes adicionales en productos o procesos, se dejan sentir en todos.
En términos generales, la subida de los aranceles se traducirán en aumento de precios para los consumidores y además de incertidumbre en las empresas.
La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos ha llevado a la Unión Europea a plantearse hacer lo propio. Desde el pasado 1 de abril de 2025 en la UE se aplica un arancel del 25 % a importaciones de Estados Unidos de determinaos productos (Bourbon, pantalones vaqueros y motocicletas). Si se amplía la lista de productos norteamericanos sujetos a aranceles, podría resultar en un encarecimiento de productos importados, como vehículos, maquinaria agrícola, medicamentos productos electrónicos o determinados productos de alimentación, lo que afecta directamente al bolsillo: es previsible que ese sobrecoste termine trasladándose al consumidor español.
Si piensas que la solución es simplemente no comprar productos que vengan de EE.UU., sentimos desengañarte: es muy probable que también los productos fabricados en Europa pueden verse afectados por el incremento de precios, pues puede que dependan de componentes o materias primas importadas que pasan a estar sujetas a aranceles. Si suben los costes de producción en sectores como el agrícola o el industrial, ese aumento acaba trasladándose a la cesta de la compra.
Algunas marcas o fabricantes podrían optar por retirar sus productos del mercado europeo si, debido a los aranceles, su comercialización no les resulta rentable, lo que podría traducirse en que haya menos variedad para que los consumidores puedan elegir productos en determinados sectores. Una menor competencia siempre es perjudicial.
Esto puede reducir las opciones disponibles para los consumidores en sectores como la tecnología, la moda o la alimentación.
Tras la pandemia y la interrupción de la producción asistimos a rupturas de stock y se dilataron las esperas para determinados productos. Ahora puede pasar algo similar, porque los aranceles pueden afectar a los productos finales que llegan a las tiendas, pero también a los componentes que se utilizan en el proceso productivo (microchips, baterías...). ¿El resultado? Esperas más largas para recibir un móvil, un coche, un electrodoméstico... o tener que pagar precios más altos por menor disponibilidad.
Es un hecho que las políticas comerciales internacionales afectan a nuestra economía diaria. Para minimizar en lo posible el impacto de estas medidas es fundamental mantenerse informado y tomar decisiones de consumo inteligente. Desde OCU, además de advertir del impacto de los aranceles en los consumidores, dan unos consejos básicos: