Un tesoro de fe y arte, restaurado por el Padre Ricardo Plaza
El relicario que custodia el brazo de Santa Teresa de Jesús, una de las reliquias más veneradas del cristianismo español, ha recuperado su esplendor original tras someterse a una exhaustiva restauración. El trabajo, llevado a cabo por el Padre Ricardo Plaza, carmelita descalzo y experto en conservación artística, se realizó en el convento de los Padres Carmelitas Descalzos de Toledo. Esta pieza única, ubicada en el Monasterio de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen en Alba de Tormes, vuelve a destacar por su belleza y su valor histórico.
Con unas dimensiones de 63 x 33 x 15 cm, el relicario de plata y cristal de roca tallado es un testimonio excepcional del arte religioso y de las vicisitudes que rodearon los restos de Santa Teresa tras su muerte en 1582. Según relata la historia, el brazo izquierdo de la santa, que ella misma afirmó haber lastimado tras una caída provocada por el demonio en San José de Ávila, fue seccionado en 1585 por fray Gregorio Nacianceno durante el traslado del cuerpo a Ávila, quedando como reliquia mayor en Alba de Tormes. Este episodio, junto con las intervenciones posteriores del V Duque de Alba y el Nuncio Papal, marcó el destino de la reliquia, que regresó definitivamente a Alba en agosto de 1586 por orden papal, un mandato ratificado por Sixto V en 1589.
El relicario, situado junto al retablo mayor de la iglesia en el lado de la epístola, descansa sobre un basamento cruciforme de gran altura, adornado con cuatro palomas bicéfalas de alas abiertas. Su diseño, que alterna cuerpos rectos y curvos, cóncavos y convexos, destaca por su movimiento, la pureza de sus líneas y la sobriedad de sus superficies lisas. El cristal de roca, tallado con cabezas aladas de ángeles y un corazón transverberado, está fijado con bridas de plata, mientras que una cartela ovalada cruza los brazos de la cruz con la inscripción: “Brazo de Santa Teresa de Jesús”.
Una inscripción en uno de los frentes recuerda la prohibición del Papa Clemente IX (1667-1669) de extraer más reliquias del brazo, aunque el texto, de grafía decimonónica, podría haber sido añadido en 1878, cuando un platero de Salamanca restauró los relicarios del brazo y el corazón por 1500 reales —de los cuales 1000 fueron aportados por el obispo Narciso Martínez Izquierdo—. Otra posibilidad es que date de 1880, cuando el obispo Tomás Cámara y Castro extrajo un fragmento para la Infanta Isabel de Borbón por mandato de León XIII.
Aunque la pieza carece de marcas que identifiquen su autoría o procedencia exacta, los expertos sugieren que pudo ser elaborada en un taller de la Corte o cercano a ella, probablemente a mediados del siglo XVII, dado el parecido con el relicario del corazón de la santa.
Tras la restauración del relicario del brazo, el Padre Ricardo Plaza ya prepara la siguiente tarea: la limpieza y reajuste del relicario que guarda el corazón de Santa Teresa, otra joya del patrimonio carmelita que pronto podría recuperar su brillo. Ambas piezas, conservadas en el Museo CARMUS de Alba de Tormes, son un reflejo de la devoción y el legado artístico que rodean a la figura de la mística abulense.
Este trabajo de restauración no solo preserva una obra de arte, sino que reaviva la memoria de Santa Teresa, cuya vida y obra siguen inspirando a generaciones. En Alba de Tormes, donde descansan sus restos, el relicario del brazo se erige como un símbolo de fe y un puente entre el pasado y el presente.