, 30 de marzo de 2025
Volver Salamanca RTV al Día
La planta que se hizo árbol
X

La planta que se hizo árbol

Actualizado 25/03/2025 08:09

Nadie podía pensar que aquella pequeña planta, casi insignificante, llegara a ser un día el árbol que hoy tiene pinta de llegar a ser. Cuando un día asomó su ridículo tallo en el jardín, pegado a la piedra del muro, todos pensamos que pronto se ahogaría entre las malas hierbas y su propia inadaptación. Pero no fue así y siguió creciendo. Nadie recordaba quién la había sembrado, ni cuándo, ni siquiera qué nombre tenía, pero lo cierto es que se fue estirando, como si quisiera crecer más rápido que lo que la madre naturaleza le tenía permitido. No parecía una planta bonita, ni que fuera a dar mucho fruto o muchas flores. Le empezaron a salir hojas, así que decidimos trasplantarla a una zona más adecuada, donde el sol le caía más directamente y donde podíamos regarla mejor. Es cierto que los cuidados que la dábamos ayudaba a su crecimiento, pero estoy convencido que había en ella una fuerza interior que hacía que siguiera creciendo. Si hubiese sido un ser humano, hubiera dicho que su propio deseo de crecer hacía que creciera. La planta se fue haciendo un pequeño árbol y en la última primavera, ya estaba engalanada de hojas y muchas ramas, donde algunos pájaros ya se atrevían a posarse. Le salían pequeños brotes verdes de muchos lugares y daba algo de sombra. Este invierno parecía estar dormida, esperando al estallido la nueva estación, aunque ya se le atisba más vida. Ahora le contemplo con sorpresa, admiración y casi devoción y cuando lo miro embobado, suscita en mí pensamientos y reflexiones sobre los seres humanos y la educación.

Creo que a las personas nos pasa algo parecido. Por un lado, hemos nacido y se nos ha regalado la existencia, sin haberla pedido ni solicitado. Vamos creciendo, incluso con muchas situaciones en contra, ambientales, sociales, familiares, sanitarias. Los niños y las niñas, como pequeñas plantas, necesitan cuidados y apoyos. No siempre les damos las que necesitan, porque a veces somos demasiado sobreprotectores y metemos a la plantita en plásticos para que no se enfríen o le ponemos muchos palitos de apoyo para sostenerla, o para que no sufra, olvidando que tiene que ir enfrentándose a dificultades y necesita adaptarse a ellas. Otras veces, queremos que crezca más rápido de lo que marca su propio ritmo y tiramos de ella, con el riesgo de romperla o arrancarla de su propia raíz, cuando queremos que los niños y niñas sean perfectos, vayan a muchas actividades, sean los mejores en lo que hagan y siempre se porten bien. Los niños y niñas necesitan personas cerca que les quieran y les apoyen, les acompañen en su crecimiento pero dejándoles crecer.

Y la savia que alimenta la planta y da vida, que también la cuidemos en los niños y niñas. Ellos van desarrollando sus dones y sus cualidades, que no siempre son las que los adultos quisiéramos que tuvieran, y necesitan que los valoremos y potenciemos. Es una tarea difícil, pero apasionante, porque ellos y ellas son el futuro de nuestra sociedad y de nuestra ciudadanía. Ellos también van desarrollando habilidades relacionales, y van experimentando frustraciones y sinsabores, como una planta en medio de una tormenta o una escarcha.

Cuidar de sus raíces es que se sepan queridos, con palabras y con gestos, no concediendo todos los caprichos y regalando en exceso, sino cuidando la importancia del abrazo, la confianza y la mirada que alienta. No por regar mucho a la planta esta crecerá, a veces podemos matarla. Los niños y niñas necesitan saberse parte de una familia, de un grupo de personas que les cuidan y las que él o ella tienen también que aprender a cuidar; y parte de un mundo, que necesita generosidad y trabajo. Y recordarles que el éxito o el fracaso son primos hermanos y que la alegría de disfrutar de las pequeñas cosas y de la compañía de personas no tiene comparación. Que el miedo es parte de la vida y que la fragilidad es tan humana, que sin ella somos robots o máquinas.

Y si un día contemplamos el cielo en una noche estrellada con el niño o la niña y se pregunta, ¿quién soy yo y para qué soy?, tengamos el coraje o la sabiduría de explicarle que no todo empieza y termina con uno mismo, y que la vida la recibimos como un regalo inmerecido. Entonces saldrá del corazón el agradecimiento hacia quien la hizo posible…

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.