Martes, 22 de abril de 2025
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Con nombre de mujer
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Con nombre de mujer

Actualizado 06/03/2025 08:39

"Que nada nos limite; que nada nos defina; que nada nos sujete; que la libertad sea nuestra propia sustancia" (Simone de Beauvoir)

"Es imposible imaginar a una mujer de los tiempos modernos que, como principio básico de individualidad, no aspire a la libertad" (Clara Campoamor)

El mejor homenaje a cualquier persona ejemplar que deja una huella en su tránsito por la vida, es mantener vivo su recuerdo. Ahora que tanto se discute, de igualdad, de feminismo, de derechos y democracia. Es una obligación moral que, llegado este día con toda justicia dedicado a la mujer, evocar la memoria de las grandes figuras, que fueron referentes, luchadoras y abanderadas de esto que tanto se reclama y se exige.

A veces, o quizá siempre, para conmemorar que cierto día señalado, tenga la finalidad perseguida para la causa a reseñar, solemos concentrar la atención, en alguno de los personajes influyentes, de contrastados hechos ejemplares y sobresalientes. Y me parece muy bien, dicho reconocimiento, pero a veces también, hemos de resaltar lo sencillo y humilde, como muestra de respeto y agradecimiento.

Hoy día, la mujer trabajadora o más ampliamente la mujer en todas sus facetas y variantes, quisiera acordarme de una de ellas, y rendirle homenaje, pues fue a raíz de su muerte, que ella misma anuncio públicamente, a manos del que era su marido, y que fue a raíz de su muerte el momento en que empezó a cambiarse en España la legislación que amparaba el maltrato, y el asesinato en este caso de Ana Orantes, mujer anónima, ama de casa, que relato en vivo y en directo como era su bestial maltrato y tortura de cada día, y cuál iba a ser su final después de salir en TV.-Todos sabemos la tragedia anunciada-.

Años después, han vuelto en varias ocasiones, a pasar por la pantalla aquellas imágenes, que removieron las conciencias de toda opinión pública, la protesta llego al parlamento y las reformas de las leyes, aún tardaría años en verse íntegramente las medidas de protección de la violencia de genero. Aunque lamentablemente, no parecen ser suficientes, tales medidas, y esta lacra donde la brutalidad, la ira, el rencor cobra unas agresiones y violencias donde la muerte comienza a convertirse, en un hecho cotidiano, que se rompe cuando el relato de los hechos sobrecoge ante la tragedia, que se suma día tras día.

No pretendo plantear una especie de discriminación positiva en la valoración antropológica de la mujer, ni contestar al largo periodo de discriminación negativa padecida por el 50% de la especie humana, hasta la injustificable postergación profesional y salarial de la mujer de hoy. Ahí están las cifras horripilantes de la violencia de género, punta del iceberg de la tradicional consideración de la mujer como ser inferior, a partir de la indudable superioridad física de la fuerza bruta del macho.

Insisto en que -con independencia de quién es superior- el progreso democrático debe conducir a la equiparación jurídica plena de mujeres y hombres, creo que no se debe seguir dando como buena "una desigualdad estructural", en buena medida fundamentada, “en las creencias más arraigadas acerca de la inferioridad de las mujeres”. Tales creencias fueron incentivadas por las principales cabezas del siglo XIX -Hegel, Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche etc. Donde cada uno de ellos contemplaba lo femenino, con mayor o menor brillantez. Y donde el entramado familiar constituía un primer grado en la asignación femenina. Es ya en pleno siglo XX, tras la obtención del voto femenino, cuando, de la mano de la revolución sexual y de lemas como "abolición del patriarcado" y "lo personal es político", las mujeres van saliendo del agujero en el que permanecieron durante siglos. Emerge a la opinión pública la lucha por la igualdad y la atrayente sociedad paritaria, todavía como utopía lejana.

Pero mientras la mayoría de las mujeres continuaban desterradas en la vida familiar, sin acceso a la vida pública (recuérdese: mujer pública = prostituta), era imposible evaluar la cualificación de las mujeres para esos otros ámbitos de la vida humana reservados a los hombres. Es con ocasión del progresivo y masivo acceso de las mujeres al mundo profesional y académico cuando la comparación con el hombre -en un terreno común- se va haciendo posible. Pero es evidente que, aún nos queda mucho por hacer, educar y entender. -

Fermín González, salamancartvaldia.es, blog taurinerías

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