, 06 de abril de 2025
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Las ganaderías de bravo en Peñaranda y comarca
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EUTIMIO CUESTA

Las ganaderías de bravo en Peñaranda y comarca

Actualizado 15/02/2025 12:36

El escritor y colaborador realiza un mapa de reses bravas y lugares de la tierra peñarandina

Cuando salgo a darme el paseo mañanero diario, suelo ir siempre, que hay sol, acompañado de mi sombra; en cambio, cuando se asoma la niebla o las nubes sombrean al sol, lo acostumbro a hacer llevando a mi vera las reflexiones. Estas compañías hacen que las tres vueltas que dio al recinto largo, me sean más llevaderas.

Pero esta mañana me he hecho acompañar de don Fernando Peón Maíllo, jubilado ya como yo, que ejerció de secretario interventor en los Ayuntamientos de Santiago de la Puebla, Salmoral, Malpartida, Villar de Gallimazo y El Campo de Peñaranda; y también actuó como periodista en El Adelanto (1987-1992) y en El Norte de Castilla (1992-1998). Y una vez jubilado (2018) ha creado una Web para seguir escribiendo historias en www.comounlibro.com, de carácter cultural. Su fin es estimular la curiosidad del lector y el fomento de la lectura mediante interrogantes.

Su conversación me ha sido muy amena, relevante y documentada: ¡Vamos!, gratificante en extremo e instructiva.

La charla se centró en las ganadería de toros bravos en la provincia y me afirma que las primeras ganaderías de toros bravos se asentaron, originariamente, en la comarca de Peñaranda; y, posteriormente, se fueron expandiendo por otros parajes como el Campo de Salamanca y Ciudad Rodrigo. Y no lo dice por decir, me confirma que hay constancia de la contratación de reses para Pamplona en varias ocasiones.

En 1674, de la ganadería de Manuel González Revero del Mercado; en 1685, de la de Antonio Anaya y, en 1686, de la de Francisco Hipólito Miranda. Para Madrid, salieron de la de Rodrigo Cárdenas en 1617 y Francisco Hipólito Miranda en 1776. Otra afamada fue la de Andrés Montalvo, de Santiago de la Puebla; el 11 de mayo de 1801, los hermanos, José Gabriel y Luis Rodríguez de San Juan, presentaron, en la plaza de Madrid, una corrida de 16 morlacos, lidiándose 8 por la mañana y otros 8 por la tarde; el cartel de la tarde lo conformaban los diestros José Romero, Pepe-Hillo y Antonio de los Santos; el séptimo de turno, de nombre, “Barbudo” corneó gravemente a Pelle-Hillo, causándole la muerte.

Durante el siglo XIX, la comarca estuvo salpicada de reses bravas: Villar de Gallimazo, Macotera o Mancera de Abajo fueron ejemplos de ello. La localidad de Salmoral fue famosa por sus pieleros, que se dedicaban al cultivo de pieles de becerro para la confección de votos camperos y, de vaca, para alfombras, cuyo oficio provenía de la existencia de ganado bravo en la zona.

Hoy las ganaderías han desaparecido, con la excepción de la de Domingo Hernández, que pasta en las fincas de Garcigrande, Juarros y Chagarcía Medianero, y que hoy gestiona su hijo Justo.

Ha contribuido a ello el total arranque de las encinas y la roturación de unas tierras de buena calidad para la agricultura. Tan sólo se encuentran algunos ejemplares de moruchos en el monte Araúzo, que mantiene el nostálgico recuerdo de la bella estampa del toro pastando en el campo.

Sin que decir tiene que, esa mañana, no desaproveché el tiempo, pues colmé mi curiosidad descubriendo y espigando aconteceres de nuestra gente emprendedora.