Con 81 años, tras una brillante trayectoria profesional y humana, sigue vinculado a su pueblo, Alaraz, y en activo porque "estar ocupado es importante para mí"
Godofredo García, conocido empresario y filántropo salmantino, es el presidente del Grupo Limcasa y del Banco de Alimentos de Salamanca, por lo que ha recibido todo tipo de reconocimientos, a los que ahora se unirá uno de especial prestigio, la Medalla de Oro de Salamanca que va a recibir el 12 de diciembre en el Teatro Liceo.
Su carrera ha estado marcada por un firme compromiso con la calidad y el servicio, así como por una profunda vocación solidaria. Desde sus inicios en el sector bancario hasta la creación de su propia empresa de limpieza, que ya es una referencia nacional y cuenta con más de 1.600 trabajadores, de los cuales más de un centenar tienen discapacidad.
Además, desde 1998, ha estado al frente del Banco de Alimentos de Salamanca, demostrando su dedicación a la comunidad, que también se reconoce con la citada medalla. Con una sincera sonrisa me recibía en su despacho para hablar de todo un poco. Esta es la conversación:
¿Qué importancia le da a la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad?
Cuando me llamó el alcalde para informarme sobre la propuesta, me llenó de ilusión. Es un honor que no se otorga a cualquiera, y tener la medalla de oro de tu ciudad es algo muy especial. Aunque tengo varias condecoraciones, esta en particular me hace sentir muy satisfecho.
¿Qué cree que se reconoce su trayectoria profesional o su labor solidaria?
Creo que se han considerado ambos aspectos. Cuando te otorgan una medalla de este tipo, examinan tu trayectoria y tu trabajo. Es un reconocimiento que, sin duda, se merece cada uno de los galardonados, quienes han tenido un impacto significativo en Salamanca.
Cuéntenos un poco más sobre su vida. La gente le asocia con Limcasa y el Banco de Alimentos, pero ¿cómo comenzó todo?
Soy de Alaraz y me trasladé a Salamanca para trabajar en el sector bancario. Después de varias experiencias en diferentes bancos, pasé al Clínico como jefe de suministros y de personal, pero decidí emprender y fundar mi propia empresa de limpieza en 1984. Comenzamos con dos pequeños centros y, con el tiempo, hemos crecido hasta contar con más de 1.600 empleados en varias provincias.
¿Cuál ha sido el secreto de su éxito?
Nuestro lema siempre ha sido ofrecer un buen servicio. Nos esforzamos por hacer las cosas bien y tratar a las personas con respeto. Cuando los empleados están contentos, rinden mejor, y eso ha sido clave para nuestro éxito.
¿Se ha tenido que adaptar a los cambios tecnológicos en el sector?
Absolutamente. Ha habido una gran evolución y hemos mecanizado muchos procesos. Aunque el trabajo sigue siendo manual, ahora utilizamos maquinaria que facilita las tareas.
¿Y ahora llega la inteligencia artificial?
No estoy seguro de cómo se aplicará la inteligencia artificial en nuestro campo, pero no rehuiremos de las innovaciones que puedan mejorar nuestro servicio.
Llevamos un rato hablando y no le he preguntado cuántos años tiene
Tengo 18 pero al revés, es decir, 81 años.
Podría estar ya jubilado pero sigue activo
La verdad es que mis hijos ya están al mando, pero me gusta seguir involucrado. Estar ocupado es importante para mí.
Pero también tendrá tiempo libre, ¿qué hace en él?
Disfruto pasando los fines de semana en mi pueblo, Alaraz, con mi familia.
¿Sigue en contacto allí con sus amigos de la infancia?
Sí, claro. Alaraz es mi hogar y me hace feliz mantener esos lazos. Además, el año pasado fui el pregonero de las Fiestas y me hizo mucha ilusión.
Volviendo a sus tareas diarias, como presidente del Banco de Alimentos, nos consta que está muy pendiente de esta entidad. ¿Cuándo surgió su interés por ayudar a la sociedad a través de esta organización?
Llevo 25 años como presidente del Banco de Alimentos. Cuando me dijeron que no había uno en Salamanca, decidí que debíamos crearlo para ayudar a quienes lo necesitan.
¿Cómo ha evolucionado el Banco de Alimentos desde entonces?
En nuestro primer año repartimos alrededor de 60.000 kilos de alimentos. En el pico de la crisis, llegamos a casi 3 millones. Actualmente, estamos entregando más de un millón de kilos al año.
¿A quiénes entregan los alimentos?
No entregamos directamente a particulares, sino a entidades que luego distribuyen a los beneficiarios. Trabajamos con organizaciones que tienen desde 200 hasta 8.500 beneficiarios.
¿Cómo ve la situación actual de las carencias en la sociedad?
Aunque estamos viendo una disminución en el número de beneficiarios, no creo que sea porque haya menos necesidad, sino porque muchos migrantes se están trasladando a otros lugares en busca de trabajo.
¿Y las donaciones provienen principalmente de empresas?
Sí, pero también organizamos una gran recogida anual. Este año será el 22 y 23 de noviembre en varios supermercados. Es muy importante que se divulgue y que la gente colabore.