A pesar de la competencia con grandes superficies, el asesoramiento personalizado y la confianza continúan siendo el mayor atractivo de las librerías de barrio
Con la llegada de septiembre, las librerías se enfrentan el ajetreo habitual del regreso a clases. Para Javier Rodríguez, responsable de la Librería Danete, en la avenida de Comuneros, en Salamanca capital, sin embargo, la temporada comienza mucho antes. "Tengo la suerte de que la mayoría de los libros de texto me los solicitan clientes de confianza con bastante anticipación, lo que me permite empezar a prepararlos desde finales de junio", comenta Javier Rodríguez, aludiendo a la fidelidad de su clientela.
A pesar de su base de clientes fijos, la librería también ve llegar a nuevas caras cada año, generalmente atraídas por recomendaciones personales. "Hay gente nueva, normalmente son personas que algún amigo o conocido les ha hablado bien de mí y vienen ya con alguna referencia", añade Rodríguez, destacando la importancia del boca a boca en su negocio.
La competencia con las grandes superficies, sin embargo, sigue siendo un desafío considerable. " Son uno de nuestros principales competidores en la venta de libros de texto. No es solo que ofrezcan descuentos, es que sus precios son tan bajos que las pequeñas librerías no podemos competir", señala Rodríguez, mostrando la difícil realidad que enfrentan las tiendas de barrio frente a los gigantes del comercio.
Pero lo que hace especial a estos pequeños negocios es algo que las grandes cadenas no pueden ofrecer, la atención personalizada y la confianza. "En las pequeñas tiendas de barrio, la mayoría de los clientes son del propio barrio y valoran mucho el asesoramiento personalizado. Traen su listado de libros de texto con la confianza de que haremos bien nuestro trabajo. Si algún libro está agotado, saben que estaremos pendientes hasta que llegue. Para ellos, la confianza es fundamental", explica Rodríguez, destacando el valor del servicio personalizado que ofrece.