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La población de buitre negro alcanza su máximo histórico en 2023
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La población de buitre negro alcanza su máximo histórico en 2023

Actualizado 10/08/2024 13:08
EP

Un total de 145 parejas están censadas en la provincia de Salamanca

La población de buitre negro ha alcanzado su máximo histórico en Castilla y León con un total de 694 parejas censadas en 2023, lo que supone un aumento del cinco por ciento respecto a los datos de la anterior serie histórica registrada en 2020 que fijaba la población de este tipo de aves en 585 parejas.

La monitorización se ha llevado a cabo en las sierras de Gredos y Ávila, Guadarrama, Gata y Francia, y La Demanda en las provincias de Ávila, Segovia, Salamanca y Burgos, respectivamente.

El informe publicado muestra de forma detallada los resultados del censo de 2023 y la evolución en cada uno de los núcleos de población. La población censada fue de 694 parejas repartidas en siete núcleos de población, entre los que destacan el macizo oriental de Gredos, con 231 parejas, y la sierra de Guadarrama, con 205. Por provincias, Ávila sigue albergando la mayor población de buitre negro en la Comunidad con 323 parejas, seguida de Segovia, con 204, Salamanca, con 145, y Burgos, con 22 parejas.

Los resultados del censo de la población de buitre negro en Castilla y León en 2023 confirman la tendencia positiva registrada en las últimas dos décadas. El seguimiento ha sido realizado por los agentes medioambientales y celadores de medio ambiente. Además, en Segovia ha participado personal del Centro Montes y Aserraderos de Valsaín, del Organismo Autónomo Parques Nacionales.

La planificación y organización regional del censo ha sido asumida por el Servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal con el apoyo de personal técnico de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León.

Durante el periodo reproductor de 2023 se revisaron 963 nidos históricos de buitre negro. El periodo de cría de estas aves se extiende más de seis meses. Los valores de productividad alcanzaron el máximo histórico esta temporada con un valor de 0,69 pollos por pareja, lo que supone que la cifra de pollos criados con éxito fue de 466 jóvenes, que se traduce en un fuerte incremento con respecto a 2022, cuando volaron 400 pollos.

SERIE HISTÓRICA

La serie histórica muestra este incremento exponencial de la especie al pasar de 231 parejas en el año 2000, 287 parejas en 2006, 495 en 2018, 585 en 2020 y 694 en 2023, lo que supone que la población se ha triplicado en ese periodo. Este aumento también ha tenido un reflejo en la distribución, al aumentar desde las 18 cuadrículas UTM 10x10 kilómetros en el año 2000 hasta las 38 en 2023.

El aumento en la distribución siempre es de menor magnitud que el de la población, dada la alta fidelidad a las áreas de cría, lo que significa que las nuevas parejas se asienten cerca de las zonas de nacimiento.

REINTRODUCCIÓN

Una excepción a esto último ha sido la colonización de Arribes del Duero, una zona muy alejada de los núcleos de población existentes, donde desde hace una década se han instalado varias parejas en la orilla portuguesa del Duero.

Por otra parte, la población burgalesa es el resultado de un proyecto de reintroducción llevado a cabo en la sierra de la Demanda por la organización GREFA, en el municipio burgalés de Huerta de Arriba. En esta zona burgalesa se han realizado sueltas de ejemplares desde 2017 con el objetivo de recuperar una población que parece que desapareció a principios del siglo XX, lo que ha permitido el asentamiento de ejemplares reproductores.

En 2023 se han detectado 22 parejas y también se ha constatado la expansión de la especie con el asentamiento de nuevas parejas aisladas con respecto a la colonia principal.

Las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) siguen siendo claves para esta especie donde el 89 por ciento de las parejas detectadas se encuentran dentro de alguno de estos espacios protegidos.

La selección de los árboles para construir sus nidos suele estar relacionada con la presencia de ejemplares de gran porte. En ese sentido, las distintas especies de pino, principalmente el pino resinero y el pino silvestre, son las más utilizadas, con un 81,3 por ciento de las plataformas, pero también se utilizan encinas y otras especies, como enebros, sabinas o alcornoques.

ESPECIE 'VULNERABLE'

En España la especie está incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas con la categoría de 'vulnerable' y en la normativa europea se encuentra incluida en el Anexo I de la Directiva Aves, donde se establece la necesidad de adoptar medidas específicas para la protección de la especie y sus hábitats.

El seguimiento de las poblaciones permite valorar la evolución de la especie, en la actualidad con una tendencia positiva. Sin embargo, la persistencia de ciertas presiones puede revertirla; es por ello que la conservación del buitre negro depende además del desarrollo de medidas de conservación activa. Las principales presiones son aquellas que provocan mortalidad no natural consecuencia de electrocuciones en tendidos eléctricos o intoxicaciones.

Para ello, algunas de las principales medidas de gestión desarrolladas por la Junta de Castilla y León son la corrección de tendidos peligrosos para disminuir la mortalidad no natural provocada por infraestructuras eléctricas o la aplicación del Plan de acción para la erradicación del uso ilegal de cebos envenenados en el medio natural que evite las intoxicaciones.

Así mismo, para mejorar la alimentación de todas las aves de hábitos necrófagos, desde la Junta se impulsa el desarrollo de Zonas de Protección para la Alimentación de Especies Necrófagas de Interés Comunitario (ZPAEN), que permiten el abandono de cadáveres de animales en el campo bajo ciertas condiciones y el uso de muladares.

Por otra parte, desde hace más de dos décadas, los montes de la Comunidad en los que está presente el buitre negro se gestionan teniendo en cuenta criterios de conservación de esta y otras especies forestales como el águila imperial. La evolución positiva de estas especies se debe, entre otros factores, a la aplicación de prácticas de gestión forestal sostenible y a la existencia de instrumentos de planificación y ordenación forestal en los montes públicos y privados, cuyo fin es la conservación y mejora de las masas forestales, así como la protección de la biodiversidad existente en ellos.

Desde la Junta de Castilla y León se ha fomentado la aplicación de criterios de gestión compatibles con las especies forestales, elaborando un manual que define los criterios de gestión de las masas forestales de la Comunidad y cuyo objetivo es compatibilizar la gestión y el aprovechamiento forestal con la conservación de las especies. También se ha fomentado la aprobación de instrumentos de ordenación forestal y su certificación forestal, bajo los sellos PEFC y FSC.