Viernes, 10 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
José Antonio y Sergio Martín, Caireles; un legado que no puede perderse
X
REPORTAJE | BORDANDO LA TRADICIÓN

José Antonio y Sergio Martín, Caireles; un legado que no puede perderse

Actualizado 05/12/2023 10:57
Charo Alonso

Guardianes del patrimonio cultural inmaterial, custodios de tradiciones, técnicas y costumbres aprendidas de generación en generación en su taller de Caireles.

Trenzan y bordan José Antonio y Sergio las hebras de la tradición, perdura entre sus manos el legado. No solo salen de su tarea laboriosa las piezas de la belleza que adorna la fiesta, ellos son, a través de sus cursos y talleres auspiciados en parte por la Diputación, custodios del legado aprendido de madres a hijos, en el calor de la familia que transmite la labor que se realiza en la soledad de la casa, en el círculo amoroso de la sillita al sol, labor compartida, tarea de la modernidad para aprender a vivir de otra manera.

Carmen Borrego: ¿Cuál es vuestra historia? ¿Seguís una tradición familiar?

Sergio Martín: Somos dos hermanos, José Antonio y Sergio, y no, no seguimos una tradición familiar, aunque sí lo es desde el amor con que mi madre ha bordado, desde hace muchos años, a mano y a máquina. Con la tradición empezó José Antonio de niño, bailando con un grupo de baile charro…

José Antonio Martín: Más tarde entramos los dos en el grupo y a partir de ahí mi madre nos hizo los trajes. Ayudándola comencé yo, con una camisa que elaboramos entre los dos. Me uní a las clases donde iba ella, con Feli Cañada, los dos con la camisa, después un traje de niño y a partir de ahí yo seguí el camino solo, de forma autodidacta.

C.B.: Mi madre comenzó a bordar y a elaborar las capas charras y yo algo aprendí. ¿En qué momento decidís que se convierta en vuestra profesión?

S.M.: Estábamos en paro y era una idea que nos rondaba la cabeza. Nos decidimos, nos animamos, costó mucho (sigue costando mucho) pero había que intentarlo. Mi hermano me enseñó… Y la gente empezó a ver cómo hacía él los bordados, yo aprendiendo también, nos animaron mucho y aquí seguimos, después de tantos años. ¡Y esperamos seguir!

J.A.M.: Y seguimos. Esto del bordado tradicional, de la confección de los trajes, tiene el ánimo cíclico: baja y sube… Ahora hay un mayor interés en el bordado más que en los trajes y como nosotros lo hacemos también, no solo el tradicional, ponemos el foco en el más actual, eso sí, siempre hecho a mano. Y eso es lo bueno, hacer ver a la gente que se puede hacer bordado aplicado a piezas de ahora.

C.B.: ¿Se hacen menos trajes ahora?

S.M.: Nosotros hacemos trajes tradicionales por encargo. Y también enseñamos a hacerlos. Y fuera del mundo tradicional, hay personas que vienen al taller a bordar. A aprender diferentes técnicas de bordado popular salmantino La gente viene a aprender diferentes técnicas de bordado a mano, entre ellas, el bordado popular salmantino (hilo contado, aplicación de telas, aplicación de abalorios, deshilados, etc…), y muchas otras técnicas, más que hacer trajes.

J.A.M.: Sí, Bordado Popular Salmantino en la Sierra de Francia. Es el nombre que los estudiosos del tema le han dado. Está de moda este tipo de bordado pero también otros.

S.M.: Hemos confeccionado trajes de todas las zonas de Salamanca, según nos iban pidiendo e íbamos estudiando y haciendo. Etnógrafos y algunos estudiosos del traje tradicional salmantino nos transmiten sus conocimientos, pero documentación escrita, exacta, no hay mucha… Nos preguntan por qué no lo hacemos nosotros y algo tenemos hecho junto a unos amigos que tienen una colección muy amplia de trajes, Marta Moreno y Berna Pérez. Pero ya tenemos mucho trabajo en el taller con hacer piezas y con enseñar a otras personas lo que sabemos. A nosotros nos gusta nuestro trabajo de taller, aguja en mano.

Charo Alonso: ¿Qué trabajos os piden?

J.A.M.: A veces trabajos casi imposibles… Tuvimos una propuesta de encargo para hacer un traje de vistas. Tuvimos que documentarnos, ver materiales… Tan importante es saber confeccionarlo como tener las telas adecuadas, los hilos. Es imposible abarcar todos los trajes, de Salamanca, de la provincia… Hay tanta variedad, tantos estilos… Las técnicas sí, podemos documentarlas, como el libro que hicimos y que editó la Diputación. Cuaderno de taller de bordado popular salmantino nos costó bastante tiempo y es un cuadernito, es técnico, y cuando la gente busca y pregunta por los significados tenemos que decirles que no, que es un cuaderno de taller, del cómo se hace. Es la parte que me interesa y desde la que lucho, que la gente sepa coger el hilo, la aguja y la tela. Y sí, hay interés en hacerlo. En aprenderlo y en que se mantenga, no lo sé.

S.M.: Las alumnas que tenemos hacen, y hacen mucho. Pero hacen viniendo a clase, nosotros queremos que aprendan todo para después ser ellas quienes sigan adelante…

C.B.: Mi madre hizo el traje de charro de mi padre orientada en las clases y cuando nació mi hijo mayor, le hizo uno igual que el del abuelo.

S.M.: Normalmente las alumnas no se atreven a hacer piezas ellas solas, quieren hacer un trabajo, vienen porque tienen la necesidad de que estemos pendientes de que todo salga bien, no de aprender para luego transmitirlo.

Ch.A.: ¿Y los jóvenes? ¿Cómo conseguir que los niños aprendan y se sienten a este ejercicio de paciencia?

S.M.: Iniciativas hay. Hemos realizado algún taller con niños de forma puntual. Iniciar algo más debería ir hacia el aprendizaje de las técnicas de bordado, no del bordado tradicional. A la gente joven no se le puede plantear así.

J.A.M.: De hecho, con Diputación hacemos en verano un taller, este verano pasado tuvimos mucha gente joven, niños, pero claro, no para hacer bordado tradicional, lo que hacen es decorar una tote bag, una bolsa con un diseño de los que llevamos, tradicionales o actuales… Y se les ocurren muchas cosas, como un niño que hizo un dibujo de un videojuego… Lo tradicional es más difícil para hacerlo atractivo a los jóvenes. Igual que el baile. Lo tienen que ver como algo divertido.

S.M.: Sí hay actividades extraescolares de baile en los colegios, pero de bordado no… sería bueno que las administraciones lo valoraran… La Diputación nos dijo sí al programa que propusimos que se llamó “Al fresco”, que surgió un poco para recordar los corrillos de costura en la calle, en los pueblos, en verano o en invierno. Hemos conseguido que haya sido así, en la calle, a gusto.

Ch.A: ¿Creéis verdaderamente que hay apoyo institucional?

S.M.: No lo suficiente. Solo la Diputación, solo “Al fresco”. José Antonio tiene plaza de maestro por oposición, a través del IDES, que llevará unos diez años en funcionamiento.

J.A.M: Afortunadamente, nosotros tenemos los talleres llenos, incluso con lista de espera y en los pueblos nos llaman los ayuntamientos, llevamos talleres que surgen a partir de la actividad de verano.

José Antonio y Sergio Martín, Caireles; un legado que no puede perderse   | Imagen 1

Ch.A.: ¿Cómo os organizáis el trabajo?

S.M.: Mi hermano está permanentemente en el taller pero yo algunos días ni entro. Estoy en la tienda, fuera, voy a cursos, a reuniones… Hago cursos, muchos cursos, incluso hace poco uno de Inteligencia Artificial. Hago casi todos los años algo nuevo, recojo información y la aplico a mi trabajo. Tenemos dibujos que hacemos de forma tradicional que ya están digitalizados, aprendemos nuevas formas de llegar a la gente a través de las redes sociales, etc. Manejamos tabletas, ordenadores, escaner… pero para tener una base de datos de nuestros dibujos. No hay una inteligencia artificial que me haga una adaptación de un dibujo a un manteo, por ejemplo.

J. A.: Ahora si no estás en redes sociales, no existes. La difusión boca a boca está, pero llegamos a más gente a través de las redes.

Ch.A.: Hablando de actualidad, ¿creéis que se puede generalizar el uso de piezas tradicionales en eventos actuales? Elena Poniatowska recogió el Cervantes ataviada con un traje tradicional mexicano, y la reina Letizia lució en una ocasión una falda bordada de Caprile.

S.M.: Sí. Quizá no tanto el vestir el traje tradicional como tal pero sí los bordados adaptados a piezas que te puedes poner en cualquier momento. Nosotros recibimos encargos de trabajos para faldas, camisas, bolsos, todo lo que lleve tela puede llevar bordado.

J.A.M.: Puede pasar, pero no se suele combinar una prenda antigua con algo actual. Sí el adaptar los dibujos, los diseños a piezas de ahora. Hay vestidos de novia que incluyen dibujos tradicionales, y nosotros estamos abiertos a todo tipo de propuestas de diseñadores.

S.M.: Hace poco hicimos unos bordados con lentejuelas para una performance. Fue de una diseñadora madrileña, Raquel Buj, que contactó con nosotros. Siempre que se sepa lo que se hace y cómo se hace, estamos abiertos a todas las iniciativas. Adaptar bordados tradicionales a prendas actuales sí se hace. Ah, incluso hemos coincidido con Caprile…

J.A.M.: Una vez recibimos el encargo de hacer una camisa galana en tonos azules. Eso no es tradicional pero quien nos la encargó la quería para ponérsela de forma habitual. Con todos sus bordados. Tradicional es en negro o azul muy muy oscuro en la zona del Rebollar. Y su dueña se pone la camisa con un vaquero.

Ch.A.: ¡Eso es lujo! Un lujo que pone en primer plano lo artesanal.

S.M.: Sí, y hay que valorar que están hechos a mano, que tienen muchas horas, que tienen máxima calidad en las telas, hilos. Todo lo hacemos nosotros, no le enviamos trabajo “a la bordadora”, como hemos escuchado alguna vez. Nos reímos mucho cuando vamos a ferias y hacemos demostraciones de nuestro trabajo y pasa la pareja y nos ve, y la mujer le da un codazo al marido diciéndole: ¡Aprende!

J.A.M.: Hay tres frases recurrentes cuando vamos a las ferias, esa es una de ellas, otra es: “Pero ¿vosotros sois de La Alberca?”, no, tampoco… Y “Ah, y eso ¿es de Lagartera?” Ay… jajaja.

Ch.A.: ¿Hay evolución en los bordados tradicionales? ¿Se versionan?

J.A.M.: El bordado es una artesanía viva, evoluciona más que por la técnica por los materiales que se utilizan, los que podemos encontrar ahora. A veces estos te obligan a cambiar un poquito la técnica, la forma de trabajar. El bordado popular salmantino antiguamente se hacía sobre lino basto, con lana, posteriormente con seda, luego llegó el algodón, aunque también se hace algo en seda o rayón. Vamos evolucionando a medida que va cambiando el material, no versionando. Todo se va adaptando y ves un bordado antiguo y uno actual y dices que sí, tiene similitud, pero está la diferencia del material y la forma de trabajar ese material. Los puntos se cuentan igual, se hace todo igual, pero no es igual. Hay técnicas que se olvidan, se actualizan porque resultan más fáciles y las antiguas se quedan atrás, como nos ha pasado con los deshilados. Por ejemplo, casi nadie hace “los soles de Salamanca” para la decoración de paños, ropa de hogar. Una labor que consistía en deshilar dentro de una tela un cuadrado, un rectángulo donde se lanzaban unos radios hacia los extremos, desde el centro hacia afuera y después con hilo y aguja se iba haciendo una labor sobre esos radios.

S.M.: Nosotros vemos el bordado como técnicas, no como obligación de tener un traje tradicional. Pero nos gusta vestirnos con nuestros trajes charros y salir, tenemos un grupillo que nos vestimos, nos vamos a la Plaza Mayor a tomar algo y echar unos bailes. A veces, cuando hemos dado un presupuesto para hacer un traje, escuchamos algo como “bueno, si es para un día”, y nosotros siempre respondemos: “No, no es para un día, es para toda la vida y además, lo puedes dejar en herencia”. Del taller queremos que salgan trabajos de los de para toda la vida.

J.A.M.: A veces nos dicen que somos puristas… A ver, sí, en el sentido de que nos gusta hacer las cosas bien. No cambiamos la tradición. No hacemos, por ejemplo, calzonas del traje de charro con bragueta, salvo que sea una calzona de Robleda. No me da igual, no lo hago. De todas formas, la mayoría de los encargos vienen de gente que se deja orientar.

S.M.: Nos gusta mucho cuando ven el resultado y nos dicen que supera sus expectativas, ¡eso sube el ánimo que no veas! Queremos que se lleven lo que esperaban y si podemos, más de lo que esperaban.

Ch.A.: Decís que hacéis todo con alegría. ¡Qué suerte!

S.M.: ¡Eh, que a veces estamos cabreados! Pero poco, lo menos posible, jajaja… Algunos días, trabajando bajo presión, con fecha de entrega, estamos cansados, preocupados, pero cabreados no… ¡Viernes y sábado no se cortan piezas! Hacemos otras cosas, y cortar, para el lunes, que estamos más frescos. Todo lo artesano influye en el estado mental, es terapéutico.

J.A.M.: Yo a veces tengo que dejar para otro rato lo que estoy haciendo porque si no, lo estropeo. Ahí sí me enfado. Hay momentos… Pero no, en general, siempre con una sonrisa. Trabajamos con colores y los colores son alegría y luz.

Texto: Charo Alonso y Carmen Borrego

Fotos: Carmen Borrego