En él falleció una de las hermanas y ella se libró al haberse desplazado a otra ciudad para realizar compras
El 6 de septiembre se paralizó la vida y la misión en Chipene, en Mozambique, cuando un grupo de islamistas arrasaron con las casas y los sueños que durante años han ayudado a construir allí las misioneras combonianas. Lo peor fue la pérdida de una vida humana, la de la hermana italiana, Maria de Coppi, que dejó asoladas a sus compañeras de la congregación, entre ellas, la salmantina, Paula Ciudad.
Desde aquella fatídica fecha, tuvieron que abandonar sus tareas con jóvenes y familias, a la espera de que el conflicto deje de ser una amenaza para todos. Hace unos días, esta misionera de 78 años, natural de Tordillos, participó en un encuentro organizado por el Servicio diocesano de Misiones, con motivo de la festividad de su patrón, San Francisco Javier. Allí relató su vida en misión poniendo hincapié en lo sucedido el pasado 6 de septiembre en su destino de Mozambique.
“Yo había salido el día 5 a Nampula, a la casa provincial, porque vamos a veces a comprar algunas cosas, y a por piezas para el coche”, aclaró. Por ese motivo, Paula Ciudad no vio como mataban a su compañera de la congregación, la italiana, Maria de Coppi, a manos de los islamistas, que también quemaron las casas y todo lo que había construido la misión en Chipene, al norte de Mozambique.
“Nos empezaron a llegar mensajes en los que nos decían que los terroristas estaban quemando todo, y recibimos la noticia de que a una hermana la mataron”, recuerda. Ahora en España, mantiene contacto con la gente de Chipene, “cuyo pueblo está sufriendo mucho, todos salieron de allí y ahora están volviendo, pero por la noche no duerme”. Como apunta esta misionera salmantina, “allí ya no hay misioneros ni nadie, lo quemaron todo, terminaron con la misión y su centro de pastoral, donde no reuníamos, todo aquello es ceniza”.
Fuente y foto Diócesis de Salamanca