Se trata de un opúsculo sobre las deliberaciones más candentes que la pandemia y la reclusión hipertrofiaron en la conversación pública
José Miguel Valle sigue brindándonos sus libros como mejor homenaje a la cultura de nuestro tiempo. "Acerca de nosotros mismos. Ensayos desde el confinamiento", es un nuevo tratado de este licenciado en Filosofía por la USAL tan ligado a Salamanca que trata de ayudarnos a entender mejor el aspecto didáctico de la pandemia.
Tras la publicación de 'El triunfo de la inteligencia sobre la fuerza' hace dos años, Valle nos muestra su obra, escrita durante una coyuntura inesperada.
¿Qué pretende enseñarnos con este libro?
Creo que la posible aportación del libro es evitar la desmemoria, levantar acta notarial del repertorio de reflexiones que acapararon el tiempo excedentario del confinamiento. Los artefactos textuales que lo conforman fueron escritos en tiempo real durante la cuarentena, inicialmente sin saber que acabarían depositados en un libro, y luego respetando la liturgia creativa de escribirlos martes y viernes antes de publicarlos en el Espacio Suma NO Cero, un lugar en el que publico semanalmente desde hace seis años.
¿Somos lo suficientemente sabios para haber aprendido y ganado en madurez tras un confinamiento no siempre bien aceptado?
Su pregunta es muy interesante porque obliga a reflexionar sobre el aprendizaje. El aprendizaje siempre se da en presente continuo y no se clausura jamás. La perfectibilidad humana contradice la posibilidad de ser alguna vez suficientemente sabios. El confinamiento ha sido una experiencia inédita que ha provocado la suspensión momentánea del tiempo de producción, y por tanto se ha erguido en un espacio de tiempo idóneo para repensarnos y resemantizarnos con pausa y perspectiva. Todo lo que nos ha enseñado la reclusión está siendo ya metabolizado como aprendizaje. Trasladarlo a la acción llevará tiempo, que es lo que les ocurre a los cambios verdaderamente relevantes.
"Todo lo que nos ha enseñado la reclusión está siendo ya metabolizado como aprendizaje" |
Futuros sombríos
¿Por qué cuesta tanto asumir una cuarentena durante dos meses con todas las comodidades, con tiempo incluso para el asueto? ¿Es preocupante la evolución de un ser humano en cierta medida incapaz de enfrentarse a restricciones de esta naturaleza?
Ha habido muchos tipos de confinamiento en el confinamiento. Hay realidades mediadas por los ERE, ausencia de empleo, horizontes de paro, escasez económica, precariedad, futuros sombríos, relaciones deterioradas, hogares diminutos con hacinamientos muy propicios para la emergencia de conflictos de alta intensidad, etc. No puedo homogeneizar ni romantizar el confinamiento. En mi caso ha sido amable y nutricial, a pesar de que mi agenda laboral e ingresos se evaporaron, y sufrí el contagio.
¿El género humano sabía que era tan vulnerable? Usted habla en este ensayo también de "la finitud de la agenda humana". A pesar de esta lección, ¿cree que hay una vuelta atrás y a recuperar otros conceptos que nos llenaban sin tanto alarde?
La vulnerabilidad es consustancial al ser humano. Lo contrario de la vulnerabilidad no es la fuerza, es su aceptación para urdir estratagemas colectivas implicadas en el cuidado. Es una de las grandes lecciones de la pandemia. Como bien dice, en el ensayo también hablo de la finitud, concretamente de la mortalidad, la conciencia presente de ese evento futuro en el que se cancelará la vida. La mortalidad hace que de repente todo cobre brillo. No se posterga nada innecesariamente puesto que la conciencia de nuestra condición caduca percute en una reestructuración más sensata de las prioridades.
¿Estamos preparados los ciudadanos para asimilar las negligencias de quienes gobiernan, con un resultado tan nocivo para la sociedad?
Los ciudadanos debemos recuperar nuestra condición de ciudadanos, es decir, conquistar la soberanía de aquellas decisiones que nos atañen y que nos impactan en el espacio común. En el ensayo Contra la indiferencia, Josep Ramoneda sostiene que hemos perdido la "c" de ciudadanos y ese doloroso vacío ha sido suplido con la "c" de consumidores, contribuyentes y comparsas. Urge recuperar la "c" de ciudadanos y participar activa y deliberativamente en los procesos democráticos.
Usted habla en su libro de la polarización del lenguaje político y mediático. ¿Nos podemos sentir utilizados por intereses concretos?
La polarización es un asunto central en las democracias. En la literatura del conflicto se insiste en que polarizar un conflicto es enquistar el conflicto. Suelen hacerlo actores con poca destreza discursiva y sentimental, o con ningún deseo de compatibilizar la desavenencia. Cuando se polariza no se delibera, y cuando no se delibera no se dialoga. Polarizar el discurso es eliminar el discurso. Durante el confinamiento he escrito para un libro colectivo un capítulo titulado "Cada vez se debate más, pero cada vez se dialoga menos". La polarización en la política folk es fantástica para el debate, pero guillotina el diálogo. Con los debates se consiguen fans. Con el diálogo se consiguen ciudadanos críticos.
¿Como filósofo y escritor, José Miguel Valle ha valorado la actitud de quienes se rebelan ante la negligencia vivida en España y la de quienes no quieren ir más allá de su propia aquiescencia?
Me adhiero a los que afirman que el mayor acto de disidencia es imaginar otros futuros posibles. Su pregunta es compleja porque entre la rebelión y la sumisión hay intersticios que son los que creo que tendríamos que explorar en la realidad coronavírica para abrir diálogos de mucha riqueza política y ciudadana. La polarización a la que me refería antes tiende a eliminarlos.
Un espacio idóneo
¿La pandemia influirá en las ideas de quienes anteponen la fantasía de los ídolos por encima de los artífices, que tanto velan por nosotros?
La pandemia ofrece un espacio idóneo para repensarnos como sujetos interdependientes. Ya está influyendo. Explicar la interdependencia desde la abstracción es una tarea muy onerosa, pero la pandemia nos la ha mostrado de un modo claro y sencillo. Su pedagogía es colosal. Esa pedagogía ha abierto muchos diálogos interesantísimos en las conversaciones contrahegemónicas, que son las que aportan novedades y creatividad argumentativa.
¿Cuál es la mejor manera de afrontar una nueva coyuntura tras esta realidad desconocida?
No lo sé, y desconfiará mucho de alguien que dijera saberlo. Lo que sí sé es qué condiciones sentimentales y discursivas son las más propicias para que entre todas y todos intentemos levantar realidades más plenificantes y dignas. En el libro escruto alguna de ellas.