"Esperemos que a medio y largo plazo no surjan estos brotes, pero ahora durante un tiempo irán apareciendo algunos que se podrán controlar", añadiendo que "mientras el virus no circule libremente irán las cosas bien"
"Hay que ser muy solidarios, y cumplir las normas asignadas, para protegernos y proteger a los otros". Así lo subraya María del Carmen Sáez González, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública, quien además insiste en que para evitar una segunda oleada de la COVID-19 "es necesario la colaboración de todos, pues en las enfermedades transmisibles la salud de cada uno de nosotros depende de los demás". Aunque "paradójicamente esta pandemia nos ha sorprendido con el paso cambiado" porque "no podíamos creer que, en el siglo XXI, pasasen cosas que parecían de otras épocas", comparte que la ciencia está en el mejor momento de su historia para combatir este virus.
¿Hemos controlado el virus o el riesgo de una segunda oleada está muy presente?
No, no está controlado, la OMS señala que está creciendo en EEUU, Brasil, México, América del Sur y algunas zonas de Asia e incluso de África. En el mundo ya hay 10 millones de infectados. En Europa y España está bastante controlado, pero todavía con algunos brotes. Esperemos que una segunda oleada del calibre que hemos tenido no se repita, pero para ello es necesario la colaboración de todos, pues en las enfermedades transmisibles la salud de cada uno de nosotros depende de los demás; por ello hay que ser muy solidarios, y cumplir las normas asignadas, para protegernos y proteger a los otros. Mientras el virus circule libremente, como pasa ahora en muchas zonas del mundo, tenemos la amenaza para todos. La globalización, la libre circulación de personas en Europa, y los vuelos europeos, nacionales, e internacionales, hacen que el riesgo esté ahí, difícil de controlar y no nos podemos relajar.
¿Los brotes que están apareciendo son preocupantes o forman parte de la nueva normalidad?
Al principio de la desescalada puede ser normal que haya algún brote, porque todos sabemos que, debido a razones económicas, se ha acelerado un poco el desconfinamiento, siendo conscientes de que el virus seguía entre nosotros, pero con la confianza de que se podría intervenir sobre cada caso que apareciese y controlarlo. Esperemos que a medio y largo plazo no surjan estos brotes, pero ahora durante un tiempo irán apareciendo algunos que se podrán controlar. La diferencia con el principio de la epidemia es que ahora cada brote está vigilado: los pacientes están aislados mientras son contagiosos y los contactos vigilados con test, y si comienzan con síntomas aislarlos. Mientras el virus no circule libremente irán las cosas bien.
¿La ciencia está en el mejor momento de su historia para combatir el virus?
Rotundamente sí, en teoría estamos como nunca si pensamos en los avances tecnológicos, los logros de los avances científicos y en el desarrollo económico-social. En todos los aspectos de la vida, vivimos más y mejor que nunca, pero paradójicamente esta pandemia nos ha sorprendido con el paso cambiado, no podíamos creer que, en el siglo XXI, pasasen cosas que parecían de otras épocas. La última pandemia que hubo de estas dimensiones fue producida por el virus de la gripe en 1918, y la respuesta al inicio fue exactamente igual que ahora: confinamiento, distanciamiento social y mascarillas. Esa pandemia duró 2 años hasta 1920, y hubo una segunda oleada que resultó más mortífera que la primera.
Esperemos que se empiece a notar a partir de ahora que la ciencia ha avanzado, y ya de momento se están obteniendo logros para tratar mejor las complicaciones de los enfermos, se están investigando nuevos antivirales que ya están mostrando alguna eficacia, y ensayando nuevas vacunas para el coronavirus. Todo esto no lo tuvieron entonces. Espero que con ello evitemos una nueva oleada.
¿Cree posible disponer de una vacuna antes de 2021?
Los distintos grupos que están investigando las posibles vacunas están acortando plazos y ya hay tres candidatos en fase de experimentación clínica, y a la vez una de ellas al menos la están fabricando a gran escala para que en el caso de que funcione y proteja adecuadamente envasarla y distribuirla. De todas formas, creo que debemos ser muy cautos con las expectativas porque en circunstancias habituales se tarda año y medio o dos años. La razón es que las vacunas lo primero que tienen que ser es seguras y no producir efectos secundarios (en la historia de las vacunas no siempre ha sido así). Como las vacunas van dirigidas a grupos de población sana y muy numerosos, hay que tener la certeza de que no produzcan daño ni a corto ni a largo plazo, o que el daño se traduzca en una reacción mínima y esto a veces tarda un poco en detectarse, por eso antes de utilizarla hay que valorarlo en los ensayos clínicos previos. Lo segundo es que sea eficaz, es decir que produzca inmunidad que proteja del virus cuanto más tiempo mejor. Por eso digo que no hay que forzar a que las saquen muy rápido, es mejor esperar un poco para ganar en seguridad y eficacia.
¿El uso de mascarillas es el método más eficaz para evitar un rebrote?
No es el más eficaz, pero es complementario y cada vez hay más evidencias de que el virus se detiene más usando mascarillas que no utilizándolas. Todos sabemos que en la Covid-19, existen portadores del virus asintomático que van distribuyendo el virus y no lo saben, y son muy peligrosos para la comunidad, o los enfermos en los últimos días del periodo de incubación también contagian. Por eso, además de aislar a los enfermos, hacer test a los contactos y vigilarlos, hay que guardar las distancias sociales y tener cuidado en los sitios cerrados, concurridos, con poca ventilación y con contactos directos, que son lugares de riesgo. En estos casos la mascarilla es un buen complemento. En la medida que se pueda estar en sitios abiertos, con distancia social y ahora en verano con sol (radiaciones ultravioleta) se dificulta la transmisión del virus.
¿Qué es lo que más le está sorprendido de este virus?
Con este coronavirus estamos aprendiendo muchas coas. Primero, la virulencia, la capacidad de contagio, y también la patogenicidad que tiene. Otros coronavoris son mucho más benignos y no producen estos cuadros tan graves, tocando órganos vitales, estamos viendo la mortalidad tan alta que produce. Y luego lo que está también sorprendiendo es cómo se comporta en producir la inmunidad. Este virus, como la especie humana no había estado en contacto con él, está reaccionando de manera muy atípica respecto a lo que conocemos.