Sábado, 11 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
“Basilio Martín Patino, al fusionar música y cine, se adelanta a la modernidad”
X
JAVIER BATANERO, DÍAS DE CINE Y MÚSICA

“Basilio Martín Patino, al fusionar música y cine, se adelanta a la modernidad”

Actualizado 12/06/2020
Valentín Martín

"No guardo nostalgia de ese paraíso artificial que se llamó "La movida". Se fueron al infierno los mejores", explica el actor y cantautor

La noche que conocí a Javier Batanero había una chica que no quería dormir sola. Quizás eran las hormonas tan mágicas, quizás se había pasado con la dosis de ceregumil. Quizás, quizás, quizás. No le ayudó mucho que se bebiese los gin tonic de todas las mesas, incluido el de mi Ana Montojo a quien si le quitas su gin tonic es peor que si le quitas un novio. La chica besó todos los cogotes varones que había en la sala. Interrumpió constantemente al gran Javier Bergia que arriba cantaba. Bergia paró un instante y preguntó: Pero tú quien eres. Soy la vecina. Qué vecina. La que te dio un comino que me pediste un día en Ibiza. Y cuándo fue eso. Hace treinta años. Vale, pues ya te devolveré el comino.

Naturalmente, todo sucedió en un concierto.

-Valentín Martín: Supongo que si yo te pregunto entre actor o músico es como la impertinencia de a papá o a mamá. Porque en el fondo el acto creador y artístico no es excluyente. Como en el amor. No entiendo que si alguien se enamora deje de amar a todo lo que le rodea, sino todo lo contrario. Estoy dando rodeos para decir algo muy simple: el instante concentrado en que nace una canción dentro de ti, está quizás atizando tu capacidad para la interpretación. Y viceversa.

Javier Batanero. Yo nunca había pisado una escuela de música pero comprobé, desde mis 15 0 16 a través de los cantautores de entonces (Pastor, Hilario, Paco Ibáñez, Lluis Llach, Labordeta, etc), que podían fabricarse artefactos sencillos con los que expresar cosas no tan sencillas (incluso subversivas) que la gente asimilaba con gusto. Antes, yo escuchaba o "música de la radio" o "rock sinfónico", músicas atufadas de instrumentos que estaban muy lejos de mi alcance. Sin embargo, con una guitarra de 20.000 pelas, podías elaborar canciones con apariencia poética, que se mostraban inocentes pero con mensajes poderosos. Eran como jilguerillos con el veneno de una víbora?

Nos suele pasar a los cantautores que, tras componer repertorio, también nos gusta interpretarlo; pero es un papel muy repetitivo, porque el protagonista y único personaje suele ser el propio cantautor.

Sin embargo, Interpretar personajes ajenos (en cine, teatro o tv) es un placer más físico y, si quieres, hasta terapéutico. En mi caso, mientras estoy incorporando un personaje para el cine siento el enorme alivio de abandonar el mío; ese pedigüeño y cansino que no me quito de encima (qué pesadez).

V. M. La verdad es que si repasas la historia de la música y el cine, nos encontramos ejemplos como el de Frank Sinatra, que cantó hasta casi morirse y participó en media docena de películas, como "De aquí a la eternidad". Aunque no sé si a Sinatra se puede considerar músico o sólo cantante.

J.B. Cuentan que tenía un oído "absoluto", capaz de amargar la vida a todo músico que se le escapara una nota, siendo que llevó a las mejores big band del mundo. Ese control sobre lo musical era lo que le permitía concentrarse en la expresión. Nadie interpretaba con la naturalidad que lo hacía él.

En sus musicales para el cine, apenas había transición entre su texto hablado y cantado. Eso que hacía tan fácil, es dificilísimo.

V. M. La vida se mueve en círculos extraños. Estamos hablando en un periódico salmantino, yo soy a veces salmantino, y tu carrera musical y cinematográfica tiene que ver algo con Salamanca. Me explico: en la música, pasada tu colaboración con Sabina, viviste años de "Académica Palanca", un verso salmantino de Miguel de Unamuno. En el cine, tu última película (creo) fue "Octavia" de Basilio Martín Patino. A lo peor es una simpleza o la mejor es cierto eso del destino.

J. B. A riesgo de decepcionarte, admirado Valentín. La profesora de literatura que me dio a conocer parte de la figura y obra de Unamuno, era de Toledo. Aprendí esa cuarteta: "Salamanca, Salamanca/ renaciente maravilla/ Académica palanca/ de mi visión de Castilla". Lo hice sin saber dónde diablos estaba Salamanca y de memoria para un examen. Son esas cosas de la escuela que se te quedan grabadas en la amígdala para el resto de tu vida. Es más, ni siquiera D. Miguel era un personaje que me cayera bien. Mis juicios políticos sobre la guerra civil durante aquellos años eran despiadados: culpaba por igual a los bárbaros fascistas que arrasaron con la república como a los pusilánimes intelectuales que estuvieron templando gaitas mientras sucedía.

Sin embargo, el verso, en su semántica, jugaba al despiste con respecto a la cantidad de barbaridades que soltábamos en cada espectáculo. Sumado a su sonoridad fonética y a que a nadie se le ocurrió un nombre mejor cuando lo puse en común, se adoptó como marca ACADÉMICA PALANCA.

Paralelamente, "Canciones para después de una guerra" fue la primera peli documental que me impactó. No sólo por sus conmovedoras secuencias documentales, sino porque reconocía cada una de las canciones que de niño escuché cantar a mi padre (Gregorio Batanero) que dominaba el arte de la "alza púa" con el laúd. Basilio Martín Patino, un hombre ilustrado, tímido y lúcido a la vez, era ya una referencia muy sólida para mí. Como puedes suponer, al recibir la propuesta de Octavia (que implicaría vivir en Salamanca casi durante un mes) efectivamente sentí que el destino me había aplicado esa justicia poética de la que hablan?

V. M. Circula una versión en el mundo del cine de que Gutiérrez Aragón se pasaba con las metáforas y que Borau le tiraba de las riendas. Tú hiciste "Leo" con Borau, le conoces bien, sabrás si es cierto. Yo no conocí a Borau pero sí a Lola Gaos a quien saludaba todas las mañanas cuando salía a pasear a su perrita y su enfermedad de Kronh. Borau y Lola Gaos hicieron " Furtivos", aún me pregunto cómo pasó la censura.

J.B No conozco la anécdota con Gutiérrez Aragón, pero sí puedo contar una durante un receso para comer en el rodaje de Leo, en que Borau invitó a su amigo Rafael Azcona. Ambos, compartían un criterio narrativo común, del que tomé nota, y que cambió mi manera, no solo de ver el cine, sino de escribir historias y letras de canciones.

Ambos odiaban ese frecuente recurso de guión que consiste en que uno de los personajes facilita la información que el guionista necesita para solucionar sus atascos en la trama. Por ejemplo, en determinado momento de la comida, Borau se levanta histriónico y a voz en grito suelta: "esos diálogos donde el marido dice a la mujer: María, en más de veinte años de matrimonio, ya con dos hijos bien criados, es la primera vez que te entrometes en mi trabajo de fiscal del distrito". Borau era lúcido y arrollador; lo que me pude reír con él durante el rodaje?

Y efectivamente, podría abundar en una lista de valiosas vivencias que se cuentan en estos casos; la relación con Bollaín, su profesionalidad, su humor. Las risas y la complicidad con Luis Tosar y Rosana Pastor? Y, claro, el final feliz de la nominación al Goya y ese premio Ondas. Sería un ingrato si no me considerara un privilegiado por todo aquello.

V. M. Hay quienes quieren ver en el rap ahora (por cierto, hay raperos millonarios) algo así como una conciencia social de la música. No sé. Yo a veces te he oído hablar de "Académica Palanca" como una postal. Y sin embargo no dejo de ver que aquellos años 90 el grupo con su sátira musical quizás a contracorriente fue de algún modo esa conciencia social, o al menos el Pepito Grillo que la música de entonces necesitaba.

J. B. A través de Académica Palanca, en sus primeros directos (antes de que J. L. Moreno la metiera en el congelador para hacer de ella "bombonhelados") mucha gente destapó su ira contenida contra convencionalismos y estereotipos que la música comercial había ido acumulando como el colesterol en las últimas décadas, y que se reiteraba sin piedad en los medios masivos de la radio y la tv. Las primeras ediciones de OT no hacían más que buscar recambios a perfiles comerciales ya gastados. La llamada "Movida" se había integrado en la horterez más casposa. Los cantautores, habían renunciado a la pólvora y se abrazaban entre sí como las folklóricas?

El caso es que aparecimos como elefante en cacharrería, despotricando y riéndonos de todos los iconos y géneros antiguos y modernos; con absoluta falta de respeto a la sensibilidad del público. Y cuál no sería nuestra sorpresa al ver que el público, en lugar de mandarnos al garete, hacía cola en las taquillas de los teatros para vernos. Con la perplejidad de muchos compañeros artistas que se quedaron pensando: "Estos hijos de puta ¿cómo pueden llenar teatros con esa mierda?"

V. M. Yo admiro a Basilio Martín Patino por muchísimas razones. Cuando murió, "El País" tituló: "Ha muerto un genio". (A buenas horas). Aquel libertario retrató en " Nueve cartas a Berta" a toda una generación que como yo empezaba a preguntarse muchas cosas. "Octavia", tan salmantina en la puesta en escena, cierra quizás ese círculo. Pero tú hiciste " Octavia", estuviste dentro de ella. Nadie como tú para contarla.

J. B. Con Octavia me volví a hacer la pregunta que me hago en todo el cine de Patino; ni en su cine documental me doy cuenta de cuándo acaba el documento y cuándo empieza la ficción, ni en sus pelis de ficción termino de enterarme cuándo es ficción y cuándo documental? Ese "tono" creo que es muy suyo y se lo llevó a la tumba.

¿El resto? Imaginadme, ya muy enganchado al cine, viendo cómo trabaja Antonia San Juan; cómo gestionaba su técnica de actor el peripatético Miguel Ángel Solá, siempre pendiente de Blanca Oteyza y la bella familia que componían junto a sus dos hijas en aquellos tiempos?

Me quedo especialmente con el "placer fetichista" que significó conocer a Margarita Lozano, la actriz que incorporó el papel de Ramona en la celebérrima Viridiana de Buñuel. Un personaje que, en general, pasa desapercibido para muchos, pero de un interés dramático como para justificar una posible versión o secuela de "Viridiana"

Fue un lujo charlar con la actriz, escuchar las anécdotas que recordaba? Coincidimos en que los secundarios de aquella peli eran tan buenos que se comían, muchas veces, a la mismísima Pinel y al Rabal.

V. M. Patino fue muy de fusionar música y cine. En " Canciones para después de una guerra" fue muy explícito. En " Octavia" el Stabat Mater forma casi forma parte del guión de la película.

J. B. El Stabat Mater cantado, nada menos, que por Teresa Berganza presente en el epílogo de la peli (todo era así de icónico)

Poco más que añadir a tu comentario. En eso, Patino se adelanta a la modernidad. Nadie es capaz de concebir a Tarantino sin la música mod town; a Steven Spielverg sin Jhon Wilians o a Woody allen sin el jazz de Nueva Orleans?

V. M. Creo que ni el cine ni la música sobrevivirán a este último ataque. Hace muchos años ya se cerró en Pontevedra la última sala de cine que quedaba. Quizás se cierren todas y el cine tenga que acudir a otras maneras de producción y distribución, como las plataformas o las televisiones. La música quizás tenga más posibilidades, aunque los cd sigan el camino del vinilo y llegue a la gente a través de internet o las salas musicales.

J.B. No sé cuáles serán los soportes que prevalezcan, sin embargo tengo la seguridad de que seguirán valiendo las historias donde la gente vea reflejada su propia existencia. También la de las personas que pudieron ser y no fueron. Historias en las que los niños aprendan cómo ser adultos y los adultos aprendan cómo ser viejos. Las que consuelen del abandono, del miedo a la muerte, del miedo a la vida? En fin, por avances tecnológicos que vengan, siempre seremos aquellos contadores y escuchadores de historias alrededor de una hoguera.

V. M. Tu último disco "Vivir sin miedo" no sé si es una propuesta necesaria a la vista de lo que ocurre o es una premonición. En cualquier caso tengo que decirte que me encantó, música y letras. Lo mismo que te digo que temblé ante una interpretación tuya del jazz.

J. B. Te agradezco mucho que lo hayas escuchado, Valentín. Que hayas dedicado unos minutos a un disco poco complaciente. No sé si "necesaria". Lo que si te puedo asegurar es que habla a un semejante adulto, algo decepcionado, que a veces se hace interrogantes sobre anhelos y demonios internos que suele ignorar por miedo? El miedo termina siendo nuestro único déspota si dejamos que se aloje en nuestra vida.

Por otro lado, tengo la osadía de incluirme en una generación de cantautores (Juan Antonio Muriel, Javier Bergia, Cristina Narea, etc) que entendió la canción de autor como compromiso por no reeditar lo ya inventado por otros. Ni en el tono, ni en el lenguaje...

V. M. Hablando de letras. Hay quien sostiene que el éxito de la música de los 80 nació por volver a las letras, algo que la música de los 60 u 70 se abandonó.

J. B. Te voy a ser sincero. Si por seguirte la corriente te hablara en términos de décadas musicales asociándolas a calidades y estilos en sus letras, podría estar soltándote paridas, rellenando folios y más folios, sin saber de lo que estoy hablando.

En lo que a mí respecta, hubo un periodo alrededor de 1966 en que mi padre ponía en casa al Dúo Dinámico que repetía a dos voces "esos ojitos negros que me miraban", y a una tal Martin Lorence, vedette del Molin Rouge, que cantaba maravillosas canciones que más tarde supe que pertenecían a Édith Piaf, cuya letra no entendía ni falta que hacía. A principios de los setenta (1971) hice sangre a un disco del chileno Victor Jara titulado "El derecho de vivir en paz" cuyas letras entendía perfectamente y pensé que no se podía tener más razón. A mediados de la misma década (1975) flipé con el primer disco en inglés; "Blood On The Tracks" de Dylan, que volvía a no entender, pero tenía una novia que me lo contaba todo. Un poco más tarde Paco Ibáñez en "El Olimpia", "Al final de este viaje" de Silvio Rodriguez", "El meu amic el mar" de Lluis Llach, etc, Ya no podía ni pensar que existiera una canción cuya letra no me arrancara algún tipo de emoción o reflexión? Resumiendo: no sé contestar a tu pregunta. Las letras han sido siempre inherentes a las canciones que he escuchado a lo largo de mi vida. No solo para adoptarlas y hacerlas mías; también para aborrecerlas,

V. M. Los años 80. Quizás sublimamos todos los pasados porque tuvieron algo que ver con nuestra felicidad. Del mismo Antonio Vega queda su imagen del rey del pop tan vulnerable y joven. Y murió a los 51 años en un hospital de algo que mueren muchos señores, aunque quizás consecuencia de su vida anterior. Quizás deberíamos adorar menos las imágenes y quedarnos con la herencia de sus obras.

J. B. Antonio Vega, Germán Coppini, Enrique Urquijo, Jaime Urrutia, Santiago Auserón? Son artistas que respeto y admiro. Pero la época en que se desarrollaron como tales, la detesto profundamente. No guardo la menor nostalgia por aquel estúpido paraíso artificial que se llamó "movida". Se fueron al infierno los mejores. Los que quedaron, se convirtieron en su propia caricatura. Su inercia mercantil arrastró un montón de morralla musical que todavía sigue dando el coñazo al amparo de aquella supuesta épica?

V.M. A mí no me parece que hubiera ninguna ternura en aquello que decían las folklóricas de antes; yo me debo a mi público. Mis amigos músicos, actores, escritores, todos suman siempre el compromiso.

J. B. Esos artistas de los que hablas, me recuerdan mucho a ese perfil de político demagogo que cada vez que se saca un moco, subraya el extenuante esfuerzo que hace en meterse el dedo en la nariz, al que se somete por compromiso a sus votantes. Decía Machado: "Se canta lo que se pierde". Si lo tienes todo y estás conforme con la vida, disfrútala pero no te pongas creativo. No nos aburras?

(El periodista es consciente del espacio del periódico. Por eso deja fuera su admiración por Iciar Bollaín que sobrevivió a la niña-Estrella de "El Sur" con Erice y hoy es una directora imprescindible. La necesaria y terrible dureza de "Te doy mis ojos". La aproximación a la felicidad cuando te premian tus compañeros. Y un largo etcétera en la vida de Javier Batanero).

Comentarios...