El invierno suave y la primavera lluviosa benefician a este patógeno que puede causar reducciones de producción superiores al 50%
Numerosas parcelas de trigo presentan un color pardo en su superficie que afea estos cultivos herbáceos. Desde lejos se pueden observar los efectos de la roya amarilla. Se trata de una enfermedad fúngica que "puede afectar a trigo, cebada y triticale", según fuentes del Observatorio de plagas y enfermedades agrícolas de Castilla y León.
Este hongo puede producir reducciones de producción "superiores al 50% de la cosecha". "Detiene su desarrollo por debajo de los 2 ºC y por encima de los 22. El riesgo aumenta con "invierno suave y primavera fresca y lluviosa".
El programa de vigilancia de plagas y enfermedades en cereales de invierno que lleva a cabo la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural de la Junta de Castilla y León ofrece información de este agente patógeno. Informan que en 2010 en Castilla y León, el uso de variedades resistentes a las razas presentes motivó que los problemas fuesen mínimos, no obstante, a partir de 2013, apareció una nueva raza (Warrior) en el Reino Unido, que se dispersó hacia otras zonas europeas. El problema es que "algunas de las variedades más cultivadas de trigo no presentaban genes de resistencia útiles frente a esta raza",
Este ente del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, ITACYL, ya emitió una alerta sanitaria el pasado 15 de abril, recomendando la "vigilancia de cereales de invierno en cuanto a las siguientes afecciones: roya amarilla y septoria en trigos; helmintosporiosis en cebadas y avenas; y Rincosporiosis en cebadas".
En dicho comunicado recomendaban "efectuar los tratamientos únicamente cuando se alcance el umbral de tratamiento definido para cada caso. Utilizar sólo productos autorizados en el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación".