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Los alumnos del CIFP Rodríguez Fabrés disfrutan de una jornada dedicada al teatro
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IV Jornadas de la imagen

Los alumnos del CIFP Rodríguez Fabrés disfrutan de una jornada dedicada al teatro

Actualizado 31/01/2019
Redacción

El iluminador teatral Miguel Ángel Camacho y Mariano de Paco, gerente de la Academia de las Artes Escénicas, han visitado este jueves el centro

Miguel Ángel Camacho, iluminador teatral, ha sido el primero de los ponentes en participar esta mañana en las IV Jornadas de la Imagen 'Imagínatelo', del CIFP Rodríguez Fabrés. Camacho ha comenzado su intervención, titulada 'La luz en el texto teatral', rememorado sus inicios como iluminador, en una época en la que la falta de formación específica sobre esta materia en España era una traba: "Éramos simplemente técnicos que aprendimos trabajando".

Desde la prehistoria, a la Grecia clásica, que utilizaba el sol como elemento dramático, pasando por los corrales de comedias españoles, al teatro isabelino de Shakespeare? en cada época, ha dicho, "se han creado unos códigos de los que nos aprovechamos en el teatro actual". Revolucionaria para él fue, por ejemplo, la aparición del arco voltaico en el XIX, "una luz brillante y exquisita, que revoluciona el mundo de la escenografía y la iluminación", una revolución comparable a la aparición en nuestros días del foco móvil, del que él ya no puede prescindir. En cambio, reconoce no trabajar con software a la hora de diseñar la iluminación, "mi software es mi cabeza y mi ojo, mi capacidad de observación".

Para Camacho, "el iluminador tiene que buscar imágenes, tiene que tener una biblioteca de todas las épocas y buscar referencias, y más aún en España, donde tenemos la historia más completa de la pintura". El mismo destaca influencias del francés George La Tour, de Turner, Caravaggio, o de cualquier buena imagen, porque para inspirarse "sirve hasta la fotografía de una modelo en revista 'Hola'".

Ha insistido, además, en la importancia de justificar la luz que el iluminador utiliza, "saber qué es lo que quiero contar y adecuar a la historia y al personaje a la iluminación" y ha valorado la importancia de la colaboración de todo el equipo artístico alrededor de la propuesta escénica, "que necesita de la colaboración del escenógrafo, del maquillador, de los profesionales de vestuario? Todos son importantes".

Por último, el iluminador ha analizado técnicamente algunas de sus iluminaciones, entre ellas, 'El mercader de Venecia', 'La estrella de Sevilla', 'El Cristo de los Gascones' o 'El Viaje de Parnaso', por el que obtuvo un premio Max de teatro, un galardón, por cierto, que no garantiza trabajo eternamente: "Te dan un premio Max, te dan otro y trabajas una, dos, tres veces, y a lo mejor no vuelves a trabajar".

Mariano de Paco

El segundo de los conferenciantes de la mañana ha sido el director de escena y gerente de la Academia de las Artes Escénicas, Mariano de Paco, un profesional con formación muy heterogénea -es licenciado en derecho y doctor en literatura- que ha abordado los entresijos de una profesión, "en la que se trabaja muchísimo, porque a la excelencia se llega a través del trabajo y una actitud así permite cambiar el concepto de lo que es cualquier producción artística, una obra de teatro, un monólogo o un cortometraje", porque en definitiva, " Si la gente contempla la bondad y la calidad de lo que hacemos, sobran las reivindicaciones de pancarta."

De Paco se ha quejado de que los directores de escena no tengan reconocidos los derechos de autor -de los que si goza, por ejemplo, el coreógrafo - ya que su aportación es un producto único y personal. Además ha hecho una mención especial al fallecido Adolfo Marsillach, creador de toda la estructura política que sostiene los teatros nacionales y del que menciona tres consejos para afrontar esta profesión: "Huir de la improvisación sin preparación, aprender de los errores propios y de los ajenos, y dar continuamente sensación de seguridad". Estas y otras reflexiones del director, las ha reflejado de Paco en su libro "Adolfo Marsillach: Escenificar a los clásicos (1986-1994)".

Como estudioso del teatro, a este director de escena le interesa la relación triangular, entre autor, director y público y, por eso, ha destacado la importancia de saber adaptar las obras, porque lo importante es transmitir al público: "No hagamos nada que se quede en casa, porque el público es un interlocutor necesario".

De hecho, ha añadido, "no estamos en crisis, la gente va al teatro, no en la misma medida que va a un espectáculo musical o al fútbol, pero a mí me parece que no es necesario llegar a mucha más gente, sino insistir en la educación e imbuir en los más pequeños la idea de que tienen que apreciar la obra de teatro como una maravillosa obra de arte".

Mariano de Paco reivindica lo que él llama "guion argumental", que ha definido como "la imagen mental que se hace el director, después de leer la obra por primera vez y antes de llegar al escenario. Se trataría de un bruto o master que se va impregnando de todos los elementos creativos, que lo convierten en la puesta en escena final". Y para ello, ha añadido: "Es importante el talento y la técnica de todo el equipo creativo que esponja esa masa, ya diferente del texto, y la convierte en el resultado creativo final".

Por último, ha reivindicada la función del director de escena, ya que "un buen director tiene que tener la psicología necesaria para ver, qué es lo que puede dar cada uno, y sacar a la vez lo máximo de cada persona, porque no todo el mundo llega a las mismas cotas".

Los dos ponentes, cuyas intervenciones han sido dos auténticas master class, abrieron, al final de las charlas, un turno de preguntas para los alumnos.

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