Los docentes están muy valorados socialmente, la educación es accesible a todos gracias a su gratuidad, existe un programa educativo general que cada colegio y profesor puede adaptar a las características del aula permitiendo una educación personalizada
La calidad de los servicios sociales nórdicos y, en concreto, de la educación lleva años siendo elogiada. La creatividad, la experimentación y el fomento de la participación en las aulas se han convertido en algunos de sus puntos fuertes, dirigidos no solo al desenvolvimiento personal de los propios alumnos, sino también al futuro y rendimiento del país, en el ámbito por ejemplo laboral. La oratoria se ha convertido así en una asignatura indispensable que da sus frutos en todo tipo de empleos: tanto en aquellos que se centran propiamente en la comunicación, como puede ser el periodismo o la publicidad, así como en cualquier tipo de empresa (de productos alimenticios, de coches, de joyas para hombre, etc.).
Según los datos recogidos en 2015 para el informe Pisa, Finlandia es el país nórdico que mejores resultados ha obtenido, seguido en el ranking de Dinamarca, Noruega, Suecia e Islandia. En ellos, el sistema educativo está financiado por el Estado, las provincias y los municipios y presenta toda una serie de características que lo convierten en un sistema "modélico".
Los docentes están muy valorados socialmente, la educación es accesible a todos gracias a su gratuidad, existe un programa educativo general que cada colegio y profesor puede adaptar a las características del aula permitiendo una educación personalizada, existe también una implicación directa por parte de los padres y se premia la participación activa de los alumnos. A diferencia del sistema español, el modelo nórdico contempla, de este modo, el aprendizaje de una de las técnicas más antiguas: la oratoria, practicada ya en la época de los romanos. Sin embargo, a pesar de que se trata de una técnica muy antigua, la aplicación en el mundo laboral de hoy en día es de lo más actual.
Uno de los casos que mejor ejemplifican esta afirmación es el de la española Sara López, una joven que decidió realizar sus estudios universitarios en Dinamarca y que en la actualidad dirige el departamento de marketing español de una empresa de accesorios y relojes de hombre. Sara cuenta que en su primer semestre de Ingeniería Informática tuvo una asignatura que se llamaba "Communication skills", es decir, habilidades de comunicación. El objetivo de la misma era aprender a hablar en público y hacer presentaciones. "Teníamos clase una vez a la semana durante 4 horas, y tenía la misma importancia que cualquier otra asignatura. Cada semana teníamos que exponer un tema diferente que hubiéramos elegido previamente; estos temas podían o no estar relacionados con nuestra área de estudio", afirma Sara.
A pesar de que hablar en público era una de las cosas que más la atemorizaba desde su infancia, Sara venció este miedo gracias a la educación danesa. Además, sus estudios en Dinamarca reforzaron la capacidad de trabajar en equipo, ya que en general las presentaciones de trabajos se realizan en grupo y cada estudiante debe escuchar la intervención del resto de compañeros para evaluar, a continuación, los errores y los puntos fuertes de su trabajo. La importancia de asignaturas como esta fue clave en la carrera, ya que le ha permitido interesarse por ámbitos como el marketing, donde ahora trabaja. "He de decir que esta fue una de las asignaturas más útiles de toda mi vida", afirma la española.