El destacado catedrático emérito de la Universidad de Valladolid ofreció una conferencia invitado por la Fundación Duques de Soria
Este 16 de mayo, se celebraron las XVIII Jornadas de Literatura y Periodismo, patrocinadas por la Fundación Duques de Soria, cuyo objetivo primordial "es el estudio y apoyo de la cultura y la lengua, así como poner un granito de arena en la formación de los futuros periodistas, de modo que éstos sean conscientes del papel que juegan, persiguiendo la ética y la verdad", según señaló el Presidente de esta entidad.
Presidieron el acto los Duques de Soria, el Presidente de la Fundación, Rafael Benjumea; la Rectora de la Universidad Europea Miguel de Cervantes, Imelda Rodríguez Escanciano; la Presidenta de las Cortes, Silvia Clemente; el Subdelegado de Gobierno en Valladolid, Luis Antonio Gómez Iglesias, y el delegado de La Razón en Castilla y León, Jesús Fonseca, también coordinador de las jornadas desde su primera edición. El acto tuvo lugar en la sede de la Universidad Europea Miguel de Cervantes UEMC), que lleva ya 15 años de andadura.
La lección de este año fue ofrecida por Celso Almuiña, catedrático emérito de Historia Contemporánea en la Universidad de Valladolid, quien también es escritor, periodista y, en la actualidad, presidente del Ateneo. Jesús Fonseca fue el encargado de presentarlo, señalando que "había sido un niño precoz", y que a los 17 años ya era el profesor de Educación General Básica más joven de España; que además fue el impulsor de la Licenciatura de Ciencias de la Información en la Universidad de Valladolid, así como del doctorado de la misma, además de un gran defensor del periodismo hablado, escrito y en imágenes. Fonseca resaltó también la implicación social y académica de Almuiña, su defensa de la libertad y su compromiso con las personas, sea desde la literatura o desde la Universidad.
En otras ediciones, han participado como conferenciantes, Antonio Colinas, Juan Manuel de Prada, José Giménez Lozano, José Antonio González Iglesias, Fermín Herrero, Alfredo Pérez Alencart, Elena Santiago, Luis María Anson, Isabel San Sebastián, Gustavo Martín Garzo, entre otros.
Contundente y muy claro fue Almuiña en sus comentarios sobre el tema impartido, intitulado: "La controvertida libertad de prensa. Mecanismos de control". Inició su disertación afirmando que la gran mayoría dice estar de acuerdo con la denominada "libertad de prensa". Sin embargo, a lo largo del devenir histórico, desde los mismos orígenes del periodismo, posiblemente no exista otra cuestión más controvertida y especialmente cómo poder embridarla por todo tipo de autoridades y/o grupos sociales recurriendo a los más diversos mecanismos de control.
Almuiña hizo un recorrido a través de las distintas etapas de control vividas por los medios de comunicación, desde aquel siglo XV en el que se inventó la imprenta hasta la Constitución de 1978. Resaltó que "El control de las comunicaciones nace a finales del siglo XV, incluso antes de la misma aparición de lo que entendemos por periódicos (soporte papel). Con la aparición de la imprenta (hacia 1450), y por tanto la posibilidad de multiplicar las copias tanto como demandase el mercado, o sea, la socialización de la información, se establece lo que va a ser la doble censura previa (eclesiástica y política) y que al menos hasta mediados del XIX tendrá plena vigencia en España; luego durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-30) y sobre todo bajo el Franquismo (1936-1966/1975)". También señaló el conferenciante que, en lo que se refiere a la censura política (monárquica) en nuestro país, la inauguran los Reyes Católicos mediante la Pragmática de Toledo (1502), la cual se justifica en que la censura previa "no corta la inteligencia, ni entorpece su vuelo, sino que al mirar por la existencia y seguridad del Estado mira también, por el bien de los escritores, expuestos, como falibles y parciales en causa propia, a sufrir lamentables desorientaciones y funestos extravíos".
En este año en el que se celebra el 500 Aniversario de la Reforma Protestante, interesante fue el recordatorio de Almuiña sobre el momento en que el poderoso Cardenal Cisneros se adelanta a la normativa legal y en 1500 ordena la primera quema de libros en Granada. Tendrá notables y persistentes seguidores. "Por lo que se refiere a Felipe II, no sólo aceptará todo lo establecido por Trento, sino que además promulga (1558) un restrictivo 'Reglamento para la impresión de libros' y la importación de libros extranjeros como medio para prohibir la introducción de las doctrinas protestantes incluido el erasmismo. El paso siguiente fue impedir que los estudiantes españoles pudieran salir al extranjero para no contaminarse con falsas doctrinas. Así quedamos aislados filosófica y científicamente de la Europa más dinámica", aseveró.
Entre sus muchas aportaciones, el conferenciante mencionó otros instrumentos de control de los medios como La Gaceta de Madrid (BOE), cuando la censura se hacía a través de leyes, decretos, etc., y existía lo que se llamaba 'el depósito previo', un desembolso elevado que se hacía en Hacienda por si se cometía algún delito; o la existencia de un editor responsable por encima del Director. También recordó el triunfo del revival apocalíptico, durante el Franquismo, "donde los medios se convierten así en instrumentos imprescindibles del régimen. Pese a permitirse algunos de propiedad privada (de empresa), semipúblicos (Iglesia, sindicato vertical) o con entidad pública (Movimiento, Estado) a todos sin excepción, mediante rigurosos instrumentos de control, se les impone la propalación del discurso único: Propaganda oficial. Y también que la Transición hacia la democracia trajo cambios importantes en relación con el papel (imprescindible) de los mass media; y que en esta etapa se da un cambio radical de paradigma informativo, la aprobación de nuestra 'revolucionaria' Constitución (1978), que establece constitucionalmente como derecho-obligación a todos: 'A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión".
Fue enriquecedor este análisis realizado en tiempo récord para situarnos en el pasado de los mass media y poder entender la afirmación que hizo Almuiñas, casi al final de su conferencia: "en estos comienzos del siglo XXI podemos afirmar que el modelo de comunicación español se puede equiparar al de cualquier otro país de nuestro entorno; sin embargo, como en el resto -con diferencias de grado- el modelo ha devenido en democrático-mercantilizado. Máxime en nuestra época en que la crisis económica golpea duramente -ingresos publicidad, venta ejemplares, etc.- y en un momento, por otra parte, tan delicado de revolución/competencia tecnológica. Momento ciertamente difícil para intentar capear intereses espurios de los lobbees al acecho: Grupos económicos, ideológicos, políticos, etc.". Y que "En España (Francia, Italia, Inglaterra y otros) los principales grupos multimedia están en manos de media docena de personas con nombres y apellidos, bien como accionista de referencia y/o como grandes anunciantes. Entre estos encontramos a empresas como Telefónica, Santander, BBVA, Iberdrola, Ibex 35, Planeta, etc. Ellos son los que controlan y sostienen directamente".
Interesante fue escucharle decir que la era del bit nos sitúa ante un nuevo paradigma: ¿Quién es el propietario del medio, tal vez mejor, quién es/puede ser su controlador? Es verdad que la propiedad del medio -en sentido clásico- parece desvanecerse en este nuevo contexto tecnológico; sin embargo, aunque el control, en principio, parezca difícil; precisamente por no ser imposible, de una forma u otra alguien estará tentado de recurrir a él; bajo las más diversas justificaciones ya se están controlando correos (e-mails), MSMs, etc. La claudicación de Google ante China puede ser otro mal ejemplo que ilustra este planteamiento, agregó.
Finalmente se centró en la coyuntura actual, sirviéndose de la situación de los Estados Unidos para abordar lo que él estima el panorama por el cual se está gestando un nuevo modelo: "la puesta en marcha de un nuevo paradigma propagandístico en la Norteamérica de Donald Trump: la teoría de los 'hechos diferenciales', o sea, las medias verdades o mentiras de siempre, pero convenientemente envueltas (revival) y como método la posverdad (realmente postverdad); es decir, el manipular las emociones (alimentar desequilibrios emocionales) con desprecio total de la razón. El nuevo paradigma, manipulador (propagandístico), que no informativo (periodismo), en suma, parte como base del 'relato' en el que 'las cosas no son lo que son, sino lo que parece que son'... El gran dilema con el que nos encontramos es cómo armonizar libertad con responsabilidad. El caso de Trump es paradigmático, pero no único. Estamos, pues, en estos comienzos del siglo XXI o Tercer Milenio ante un momento realmente crítico en la historia de la comunicación. Una etapa indudablemente complicada. Las causas pueden ser múltiples y pueden ir desde que los sujetos receptores (consumidores posmodernos) prefieren que les halaguen, les reafirmen en sus convicciones previas (dogmáticas) no importándoles ?cuando son conscientes- que les manipulen a través de las emociones (posverdad); en segundo lugar, la crisis económica (publicidad en descenso); la auto competencia de los mismas empresas por la apuesta por la vía digital (etapa de transición); la información de matute (el mal llamado periodismo horizontal) ofrecida gratuitamente y al instante, sin respiro para poder contrastar y asimilar, etc. Posibilidades que las nuevas tecnologías nos permiten, al tiempo que influyen de manera decisiva sobre el proceso comunicativo: Auténtica revolución, cualitativa, y no meramente cuantitativa como han sido las anteriores de la triada clásica: Convivencia más o menos problemática de la prensa escrita/radio/televisión...".
Y causó impacto en algunos oyentes al señalar que "como los receptores no valoramos en su justa medida la información que recibimos, no pagamos lo que cuesta obtenerla sin dependencia externas (espurias), hay que recurrir a hacerse auto trampas, cuyos perjudicados directos somos precisamente nosotros. No nos debemos extrañar pues que nos den gato (sensacionalismos y amarillismos) por liebre (información veraz). La propaganda corre con la cuenta, pero no sin antes cobrarse sobreabundantemente de una manera u otra, del mantenimiento artificial de la correspondiente empresa editora".
Al cerrar su intervención, Almuiña sentenció: "El verdadero periodista, aquél que pone toda su profesionalidad en buscar información relevante y trata de transmitirla con veracidad, ha sido, es y seguirá siendo pieza imprescindible. Y no sólo en el terreno político sino también para cualquier dimensión del homo socialis... Y "que todo medio de comunicación crítico siempre será molesto para alguien...".
Salimos agradecidos por la magnífica disertación, y también porque sabemos que, en la actualidad, algunos de los medios que conocemos, leemos y utilizamos, todavía mantienen ante todo la veracidad, la ética y el compromiso en esta valiosa tarea de informar.
Jacqueline Alencar