La conferencia inaugural la ofreció Tomás Aller Floreancig, coordinador general de la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil (FAPMI)
La conferencia inaugural, que tuvo por título 'Violencia contra la infancia: desde los usos y costumbres hacia la realidad aumentada' corrió a cargo de Tomás Aller Floreancig, coordinador general de la Federación de Asociaciones para
Antes de su intervención atendió a los medios y explicó las causas, motivos y posibles soluciones a lo que es en la actualidad un problema social.
¿Cuáles son los puntos clave de su conferencia?
Irá centrada sobre lo que es la violencia contra la infancia. La conceptualizamos de forma tradicional, la forma de cómo nos cuidaron y ahora cómo debemos cuidar nosotros o cómo nos castigaron y cómo debemos castigar. Las nuevas tecnologías generan un nuevo abanico de violencia. Es un momento relevante en la protección de la infancia y si somos capaces de generar un contexto de buen trato hacia los niños y adolescentes.
¿Se está incrementando esta violencia hoy en día?
Existe el problema de que no existen datos. Sorprende, pero es así. Existe un registro unificado sobre maltrato infantil es que cuando se detecta un posible caso y se comunica a una autoridad y luego hay charlas como en la que estamos hoy donde todos, como ciudadanos, tenemos que prevenir esa violencia y ponerla en comunicación para evitar males mayores.
¿Cómo se entiende violencia infantil?
Hoy es un día importante porque hay un juicio en Canadá donde hay una persona que encargó una muñeca hinchable, pero con un perfil de una niña de 13 años. Esto son las nuevas formas que están surgiendo de violencia infantil. La pedofilia ha existido siempre, pero el contexto de las nuevas tecnologías es lo que capacita y permite que aquellas fantasías se hagan realidad.
¿Una torta se puede considerar violencia infantil?
El cachete a quién tranquiliza, tranquiliza al niño que ha hecho algo, o tranquiliza a los padres. Ejercer la violencia física como herramienta educativa tiene que ver de cómo maneja la ansiedad el adulto y como se quiere liberar de un estrés. Importa y educa dependiendo de cómo lo asimila el niño, que también ve que la violencia es un camino en otras personas, como un hermano pequeño. El recurso al cachete no es viable porque no enseña nada.
¿Cómo está evolucionando la violencia en la infancia contra la infancia?
Los medios ayudan a transmitir una imagen contra la violencia contra la infancia. Normalmente se transmite como el niño como una víctima o el niño como agresor. La violencia en la infancia se está tratando en muchas vías y se está sensibilizando a la sociedad. Hay un fenómeno que preocupa que es la socialización en la violencia, donde se ve la violencia como alternativa en las relaciones y la clave es aplicar las estrategias para que no suceda esta violencia interpersonal.
¿Qué estrategias?
Tiene que ver con varios patrones y líneas de actuación. El problema quizá esté en que los programas que se realizan no sabemos si funcionan. Sabemos lo que pasa, pero en España falta algo, que puede ser cultural. Conocer hasta qué punto lo que estamos haciendo funciona. Habría que diseñar buenas estrategias de prevención y evaluarlas. Lo segundo sería introducir esto en la formación académica de los niños y de los profesionales y aquí podemos hablar de maestros, pedagogos, jueces, fiscales, legisladores, cargos públicos. En definitiva sensibilizar a toda la sociedad.
¿Qué es la parentalidad positiva?
Cuando hablamos de la violencia contra la infancia pensamos en violación o maltrato físico, pero la más significativa de todas es la negligencia, entendida como aquello que los agentes de cuidado de los niños no hacen bien. Parentalidad positiva es corregir a un niño, pero también hasta donde podemos exigirle. Negligencia es también que un niño esté ante un juez. La institución jurídica no está diseñada para los niños, pero les exigimos participar como víctimas o como testigos, como ejemplo, un proceso de separación, donde los abogados trabajan para los padres, pero no para los niños. Es un problema poliédrico.
Fotos: Alberto Martín