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Café Bar Osiris y Catering Gabriel recuperan la matanza típica el sábado 4 de febrero
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Café Bar Osiris y Catering Gabriel recuperan la matanza típica el sábado 4 de febrero

Actualizado 23/01/2017
Roberto Jiménez

ALBA DE TORMES | La fiesta de la matanza del cerdo vuelve a la villa con un variada propuesta gastronómica y de actividades

Café Bar Osiris y Catering Gabriel recuperarán la matanza tradicional del cerdo ibérico en Alba de Tormes el próximo 4 de febrero. Lo harán con un amplio apoyo empresarial que asciende a cincuenta negocios colaboradores y con una variada propuesta de actividades. El exterior del Bar Osiris es el escenario elegido para albergar la matanza típica, cuyo horario de comienzo está previsto para las nueve de la mañana.

Alex Rioja y Gabriel Martín son los impulsores de esta iniciativa que devuelve la matanza típica al casco urbano de Alba de Tormes tras muchos años de ausencia. Cada vez se realizan menos matanzas en los pueblos. Cada año, más personas dejan de matar cochinos ya sea por el envejecimiento de la población o porque los jóvenes no cogen el testigo. Contradictoriamente, todo el mundo coincide en que los chorizos, salchichones y lomos caseros no son comparables con los industriales.

La matanza comenzará a las nueve de la mañana

Inicialmente la matanza comenzará con el sacrificio y chamuscado del animal. A la vez que un speaker explica el proceso de despiece, los asistentes a la matanza podrán degustar perrunillas, aguardiente y también chocolate con churros.

Tras las nociones didácticas de la manera de realizar el despiece, sobre las once de la mañana tendrá lugar un almuerzo muy consistente con hígado encebollado y chichas adobadas, tanto de chorizo como de salchichón.

Sobre las dos del mediodía está prevista la degustación de patatas meneadas con torreznos y guindillas o bien patatas meneadas con sangre y una sabrosa parrillada con las partes más jugosas del cerdo anteriormente sacrificado. De postre arroz con leche.

Venta de tickets a 15 euros hasta el 2 de febrero

Cualquier interesado en asistir a la primera matanza típica organizada por Café Bar Osiris y Catering Gabriel podrá adquirir su ticket al precio de 15 euros en cualquiera de los siguientes establecimientos hasta el próximo 2 de febrero: Café Bar Osiris, Electricidad Lucas, Estudio Digital Francisco Cañizal, Kiosco Marta, Relojería Javier Merino, Panadería Pañero, Churrería Marce, Pastelería La Teresiana, Bar Pasaje, Gasoroli (659754566), Inmobiliaria Santa Teresa (923301237), Milar Anaya, Anagón Arte y Decoración.

Música, concentración de vehículos clásicos y sorteo de regalos

Durante la matanza, Dj Mariano amenizará y dinamizará musicalmente la mañana. Su música estará acompañada de la visita de un grupo de amantes de los vehículos clásicos. También está previsto el sorteo de regalos entre los que se encuentra una paleta ibérica.

La matanza, de rito a una tradición casi para el recuerdo

La matanza ha sido pues a lo largo de su historia, un momento de fiesta para los pueblos, reflejo de una sociedad de raíz campesina, carente de recursos, que vio en la cría del cerdo una salida en tiempos de escasez. Eran días para el regocijo familiar, todo un acontecimiento al que se brindaban agasajos en forma de convites y en el que aparecía la felicidad en forma de bromas y bailes, acompañados siempre por los sones de la gaita y el tamboril. El eco en las calles, de lo que hoy muchos considerarían un chillido desgarrador, era para nuestros antepasados la canción más melódica que podía escuchar una familia a la puerta de su casa.

A la llegada del alba, familiares y vecinos se daban cita bajo el portal de la casa que les aguardaba con pastas, aguardiente y vino caliente, calorías suficientes con que afrontar toda una mañana de duro trabajo hasta la hora del almuerzo; generalmente, patatas condimentadas con pimentón y algunos huesos bien escarnados, pues los tiempos no estaban para el derroche y ya serviría la probatura de chichinas, en la noche, de recompensa suficiente a la "altruista" presencia de todo un regimiento.

Mientras el matancero daba los últimos retoques al cuchillo, los hombres se hacían a pulso con el animal que parecía presentir de lejos la finalidad de aquel tronco con patas hecho a sus medidas. Sabía que se acercaba el fin a una corta vida de poco más de un año.

Pero en apenas dos décadas desde que no hubiera casa con chimenea y doble que colgase el mondongo, el paulatino envejecimiento de la población rural, con una alimentación más equilibrada en cuanto a grasas, así como la aplicación al mismo tiempo de unas medidas cada vez más coercitivas dirigidas a garantizar el consumo sano de productos cárnicos, está motivando que la matanza tienda a convertirse en una tradición abocada a la desaparición. Baste decir, que desde 1995 hasta la campaña 2015/2016, el número de sacrificios para matanzas domiciliarias en Salamanca se ha visto reducido en un 80%, aunque cabe precisar que muchas de las familias que tradicionalmente recurrieron a la matanza como parte de su alimentación, en la actualidad han pasado de la cría del cerdo a la adquisición directa de la carne para su posterior elaboración.

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