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Que quita el pecado del mundo: ¿de muchos o de todos? La polémica sigue
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Que quita el pecado del mundo: ¿de muchos o de todos? La polémica sigue

Actualizado 17/01/2017
Redacción

Que quita el pecado del mundo: ¿de muchos o de todos? La polémica sigue | Imagen 1Ésta polémica se viene arrastrando desde hace diez años, cuando el Papa Benedicto XVI (en la imagen, en el Vaticano, como Obispo de la Fe, con un letrero de su etapa de teólogo) propuso y mandó quitar el "por todos" de la "consagración" de la misa poner "por muchos".

Han pasado los años, algunas conferencias episcopales no han quitado "por todos", otras lo están haciendo ahora, a medida que se imponen los nuevos misales. No es quizá una polémica importante, pero es muy significativa, pues nos sitúa ante la gran problemática de la Reforma de Lutero (¡Cristo Cordero "quita" los pecados!), ante la misión universal de la Iglesia... y ante el tema del evangelio de este domingo donde se afirma que Jesús no sólo quita los pecados de muchos o todos, sino del mundo entero (es decir, del cosmos).

Hace dos días (Dom 15.1.17), en mi comentario al evangelio del domingo, he precisado el sentido de esas palabras con las que Juan Bautista (¡que no era cristiano, pero que abría la puerta del cristianimo!) definía a Jesús, con una imagen del Antiguo Testamento, diciendo:

Que quita el pecado del mundo: ¿de muchos o de todos? La polémica sigue | Imagen 2

Éste es el Cordero de Dios

que quita el pecado del Mundo (Jn 1, 29).

Son palabras de una tradición antiquísima, de tipo sacrificial, que ponen de relieve el "misterio del cordero" como signo y portador de una "salvación" que consiste en "quitar" (borrar, superar) el pecado del conjunto de la humanidad (entendida como kosmos).

Desde ese fondo (retomando un motivo que me ha ocupado en postales anteriores) quiero retomar el sentido de "quitar el pecado" y la distinción (y vinculación) entre muchos, todos y el mundo entero, ofreciendo en un anejo, con Gustavo Irrabábal, una extensa documentación sobre el tema.

Ésta es una postal larga, abierta a la polémica. Los lectores usuales de mi blog se contentarán con la primera parte, pero quizá habrá algunos que sigan profundizando en el tema. Ellos agradecerán mi reflexión sobre el texto base de Mateo 26 (de donde se toman las palabras de la misa) y la reflexión de G. Irrazábal, que tomo de la revista Criterio (como verá quien siga leyendo).

Buena semana a todos.

Testimonio de Juan Bautista: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo

Tal como aparece en el evangelio de Juan Evangelista (Jn 1, 29), al ver a Jesús, en nombre del antiguo Israel y de su profecía, Juan Bautista dijo esas palabras, en las que se pueden destacar cuatro rasgos:

1. Jesús no es cordero en sentido sacrificial antiguo, de manera que su sangre no es un tipo de "pago" que la humanidad ha de dar a Dios para calmar su ira y aplacar su venganza, sino todo lo contrario: ¡Dios mismo ha regalado a los hombres su amor más gratuito (su Hijo, su "cordero") para que así ellos puedan vivir. No pagan pues los hombres a Dios algún tipo de deuda, es Dios quien "paga" (regala) al hombre su amor.

2. Jesús-Cordero de Dios quita (borra) el pecado? Conforme a la visión de gran parte del Antiguo Testamento, el hombre ha pecado contrayendo una inmensa "deuda" con Dios. Pues bien, esa deuda, si así puede llamarse, la paga el mismo Dios (si es que podemos seguir hablando de paga). Dios se compromete por Jesús en la historia de los hombres, en perdón, en gratuidad, compartiendo con ellos un camino que lleva a la Vida.

3. Jesús-Cordero quita el pecado del mundo (en singular: tên hamartian to kosmou). No sólo los pecados individuales, de algunos, sino el pecado de la humanidad, de judíos y no judíos, de cristianos y no cristianos?, superando desde su amor (el amor de Dios encarnado) el pecado de la humanidad (sin necesidad de un sacrificio para aplacar a Dios, sino todo lo contrario).

4. Esta palabras (Cordero de Dios que quita el pecado del mundo?) han sido entendidas por la liturgia como expresión esencial de la eucaristía, y por eso se repiten tras la "consagración" en el triple Agnus Dei (¡Cordero de Dios?!) y en las palabras de la comunión (¡Este es el Cordero de Dios?!). De todas formas, ellas suelen entenderse a veces en un sentido sacrificial que no es el del evangelio de Juan, ni el de Mateo (de donde ellas se toman)

Pues bien, pienso que desde esta perspectiva ha de entenderse la mal-hadada polémica encendida por el nuevo misal de Benedicto XVI (=Misal de Pablo VI, 3ª ed.), que quiso (que sigue queriendo) que en las palabras de la consagración se diga "esta es la sangre? que será derramada por vosotros y por muchos (¡no por todos!) para perdón de los pecados". Alguna vez he presentado este tema en mi blog, lo hago ahora de nuevo, pues son muchos los que (con el cambio paulatino del misal?) me están preguntado: ¿murió Jesús por muchos? o murió por todos? Buena sema a todos.

De Juan Bautista a la "consagración" eucarística. Palabras venerables

Quizá las palabras más venerables de la Iglesia son aquellas donde la tradición cristiana ha recogido y expresado el sentido de la Última Cena de Jesús, fuente y origen de la Eucaristía. Hay en ellas (por lo que toca al vino/sangre) dos versiones preciosas y complementarias:

1. La de Pablo en 1 Cor 11, 23 (tomada por Lc 22, 20), donde el celebrante dice, en nombre de Jesús (en contexto litúrgico) que la sangre de Cristo ha sido derramada "por vosotros" (hyper hymôn) es decir, por la comunidad reunida), dejando abierto el sentido más amplio (universal) de la salvación cristiana, que es un tema esencial en la misión de Pablo y en la teología del Lucas (que apenas ha destacado el sentido "sacrificial" del misterio de Cristo.

2. La tradición de Mc 14 24 (y de Mt 26, 28), en contexto narrativo fundante, retomando y adaptando unas palabras del 2º Isaias, dice que Jesús ha dado su vida (ha derramado su sangre) "por muchos" (hyper pollôn), que en sentido bíblico y arameo (desde el fondo de la tradición paulina) significa "por todos" (=para perdón de los pecados, aquí en plural, no en singular como en Jn 1, 29).

Una pequeña historia

La Iglesia latina, desde la reforma carolingia (siglo IX) ha unido ambas versiones, en latín, diciendo "por vosotros y por muchos" (pro vobis et pro multis), vinculando así aspecto cultual de la comunidad que celebra (por vosotros) y el aspecto universal del mensaje y vida de Jesús (por muchos), sabiendo que el "multis" (muchos) significa en realidad "todos".

Pues bien, a lo largo de los siglos, el sentido de "pro multis" (muchos) ha perdido el sentido de totalidad, y hubo que traducir el término, poniendo "todos". Eso es lo que hizo el Concilio Vaticano II, para recuperar el sentido original de "muchos" (rabbim, polloi, multi) en las lenguas modernos, poniendo "por vosotros y por todos".

Ésa es la verdadera traducción, ése el sentido de la eucaristía, tal como fue celebrada en las iglesias paulinas y en la de Marcos y Mateo, uniendo la entrega de Jesús con la tradición del Siervo de Yahvé (2º Isaías). En ese contexto "muchos" significa "todos" (la humanidad, Adám pleno al que alude Pablo).

La "reforma" de Benedicto XVI

Ése es, a mi juicio, el sentido que debían conservar las palabras de la liturgia actual, para que se entendieran en castellano y en otras lenguas modernas. Pero algunos teólogos tradicionalistas, y ahora el Papa Benedicto XVI han iniciado una "cruzada" por volver a la traducción "literalista" (que no es exacta) del término griego polloi (latín pro multis), volviendo a introducir en la liturgia las palabras "por vosotros y por muchos", que son buenas en sentido arqueológico, pero que no son exactas en sentido filológico, pues no "traducen" (no transmiten) lo que dice el texto antiguo, sino que lo "petrifican" (ya que "muchos" ya no significa "todos")

En sentido literalista la traducción puede valer, pero "traduttore traditore": El que traduce al pie de la letra es un traidor? Lo que importa no es la letra material, sino el sentido. Y eso es lo que los nuevos liturgos no están haciendo al volver al poner otra vez "por muchos".

De esa forma, Benedicto XVI (y quizá los que quieren pactar con los lefebrianos en esto), han querido ofrecernos una "liturgia de museo", ignorando que el museo debe ser actualizado, entendido, para convertirse en vida. De esa forma "cierran" la Iglesia en sí misma (al menos su liturgia) dejándola fuera del mundo, es decir, de la misión "por todos", de la gran encarnación de Jesús.

Ciertamente, la liturgia tiene una dimensión comunitaria eclesial (expresada por el "por vosotros" paulino) quedebe muy bien conservarse y resaltarse. Pero ella tiene también una dimensión misionera (de entrega de Jesús por todos), y es eso lo que quería indicar el Vaticano II? y lo que Benedicto XVI vuelve a dejar en penumbra.

Benedicto XVI. Un argumento que no vale (comentario de Mateo)

El argumento que ha propuesto Benedicto XVI con sus consejeros es que la palabra de la liturgia tiene que ser la original? y que después los catequistas tienen que "explicarla"? Pero una liturgia que no se entiende en sí, sino que hay que explicarla en larga catequesis, no es liturgia cristiana (acción sagrada del pueblo), sino que es celebración esotérica de iniciados?

En la línea del argumento de Benedicto XVI y de sus consejeros, para volver al original, habría que emplear en la liturgia las palabras transmitidas en griego por las tradiciones de Pablo/Lucas y de Marcos/Mateo, celebrando un día con las palabras de Pablo y otro día con las de Marcos? A no ser que quisiéramos ser puristas y celebrar en el posible arameo de Jesús, reconstruido penosamente (con gran trabajo) por los especialistas. Pero entonces ya no tendríamos la liturgia cristiana de la iglesia, sino otra cosa.

Ciertamente, acepto (si se extiende) la propuesta pre-Vaticano II (y anti-Vaticano II) de Benedicto XVI. No voy a dejar la liturgia católica por eso. Pero esta polémica me deja inmensamente triste, y así quiero indicarlo hoy.

He presentado una larga "historia" del origen y sentido de la Eucaristía, con el análisis de las palabras de la Cena, en mis comentario de Marcos y Mateo (Verbo Divino, Estella 2012 y 2017). Estas son mis observaciones en Comentario a Mateo (precisamente a Mateo, pues de él ha tomado la liturgia el texto de la "consagración" en el misal Romano

‒ Porque esto es la sangre de mi alianza, derramada por muchos, para perdón de los pecados (Mt 26, 28).

Jesús acaba de decir a sus compañeros de cena que beban de ella todos, que compartan la copa, comprometiéndose así con él, y unos con los otros, oponiéndose de un modo frontal al gesto de Judas, que mete con él la mano en el plano y le entrega (26, 23). Desde ese fondo se entienden las palabras de la tradición cristiana:

1. Porque esto es la sangre? Jesús no dice este vino es mi sangre, en sentido físico (material), de forma que la disputa posterior sobre la "transubstanciación" no puede fundarse aquí (no responde al mensaje original del evangelio), sino esto (touro/to), refiriéndose no sólo al vino de la copa, ni a la copa, sino a toda la celebración, y de un modo especial al gesto de beber juntos, la noche de la entrega. Jesús comparte su sangre (haima, dam), su realidad entera (sangre es vida: Lev 17, 11; Dt 12, 23), y así lo expresa y simboliza (es decir, se hace presente a sí mismo) en la copa, de la que beben todos, comprometiéndose a vivir en fidelidad al Reino.

2. De mi alianza. La copa compartida que ofrece a sus discípulos "es" la sangre de su alianza. Evidentemente, la palabra "es" (estin ha de entenderse en un sentido abarcador (como en el pan: 26, 26). No es que el vino en sí (realidad material) sea la sangre de Jesús, sino que esto (la copa compartida, la entrega de Jesús expresa por la copa) es la sangre (identidad, realidad) de su alianza (haima tês diathês), el pacto (berit) de Jesús. La alianza antigua quedó ratificada con la sangre de holocaustos y sacrificios pacíficos de novillos (cf. Ex 24, 7-8).

La nueva alianza ha sido en cambio simbolizada, ratificada y realizada con la entrega de Jesús, que así aparece como vida/sangre a favor de los demás. El contenido de la alianza no es la sangre material de las heridas de Jesús muriendo desangrado (cf. Jn 19, 34), sino su entrega personal, a favor del Reino (en una línea desarrollada la Carta a los Hebreos).

3. Derramada por muchos (peri pollôv). La tradición de la sangre derramada es muy antigua, pues aparece no sólo en la experiencia eucarística de Mc 14, 24 con Lc 22, 20, sino en la gran diatriba de Jesús en contra de los escribas y fariseos a quienes acusa de haber culminado los pecados antiguos, de manera que "caerá sobre ellos toda la sangre justa derramada desde Abel hasta Zacarías?" (23, 35). Mateo mismo ha recogido o recreado ese motivo cuando afirma que los habitantes de Jerusalén gritaron pidiendo que la sangre de Jesús cayera sobre ellos y sobre sus hijos (27, 25).

En esa línea afirma aquí Jesús que la copa que ha dado a los suyos para que la compartan es su sangre "derramada por (a favor) de muchos", es decir, por todos, en una línea universal, pues muchos son todos, como ratificará 28, 16-20. No se trata, pues, de la sangre material, sino de la "vida" que Jesús da (regala), para redención de muchos, que son todos (20, 28) .

Lo que 26, 28 llama "sangre" es en 20, 28 vida (psyche) y lo aquí se dice "derramar" se dice allí dar, regalar, en un lenguaje de oblación gratuita, no de violencia que aplaca la ira de Dios o ratifica su presencia a través de víctimas humanas o animales ofrecidas en su honor.

En esa línea la Cena del Señor no es sacrificio para aplacar a Dios, sino un anti-sacrificio. El Dios de Jesús no necesita sangre animal o humana para aplacarse, sino que él mismo perdona y ama, ofreciendo su vida e invirtiendo la lógica sacrificial de las religiones.

4. Para perdón de los pecados. En la expresión anterior estaba implícito el perdón que se consigue a través de un tipo de sacrificios, tema que está al fondo de Mc 10, 45, pero que sólo Mateo ha desarrollado expresamente, indicando que la misma cena de Jesús es el sacramento del perdón (=es el perdón).

De esa forma retoma un motivo inicial de su evangelio, vinculado al nombre de Jesús (=Dios salva: salvará a su pueblo de sus pecados, 1, 21). El perdón ha sido un elemento distintivo de Mateo, tanto en el Sermón de la Montaña (antítesis y Padrenuestro: 5, 38-46; 6, 9-15), como en el milagro del paralítico (9, 2-8) y el sermón eclesial (18, 21-35).

Pues bien, Mateo ratifica ahora ese motivo, indicando la manera que Jesús tiene de salvar, perdonando los pecados de los hombres: dándoles su propia vida (no por imposición de Dios, para aplacarle, sino por amor creador...), muriendo por ellos, un gesto que se actualiza cada vez que ellos se regalan vida unos a otros y se perdonan mutuamente (26, 28).

Anejo. G. Irrazábal,

CRITERIO Nº 2385 » Septiembre 2012

http://www.revistacriterio.com.ar/bloginst_new/2012/09/06/discusion-teologica-la-salvacion-para-muchos-para-todos/

El Concilio Vaticano II, como una forma pastoral de acercar la eucaristía a la comprensión de los fieles, autorizó que las misas se celebraran en las lenguas de cada país, en vez de la utilizada durante siglos, el latín. Pero surgió una dificultad, un "problema" a juicio de Benedicto XVI: hubo criterios diferentes sobre la traducción de la expresión latina pro multis (por muchos), utilizada en la oración o fórmula que el sacerdote pronuncia cuando consagra el vino.

Esto suscita un interrogante teológico muy importante: cómo conciliar la afirmación de que la sangre de Cristo fue derramada para la salvación de muchos (pro multis), con la doctrina tradicional, reafirmada al mismo tiempo por el Papa, de que Cristo murió por todos los hombres.

En los últimos meses el tema dio lugar a la intervención del propio Papa, en una carta a los obispos alemanes (abril 2012), para cerrar la discusión.

L´Espresso (diario vaticano) hizo luego un comentario (mayo 2012) que detalla los problemas vividos. Otras intervenciones que reproducimos ayudan a comprender la cuestión, en especial el informe del reconocido biblista argentino Luis H.Rivas, a quien varios de nuestros obispos pidieron su opinión.

Benedicto XVI

Carta al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, cardenal Robert

Zollistsch (14 abril 2012)

¡Reverendo, querido arzobispo! En ocasión de su visita, el 15 de marzo de 2012, me informó que entre los obispos de lengua alemana no hay consenso en lo que se refiere a la traducción de las palabras pro multis, en la oración (de consagración del cáliz) del canon de la misa.

Parece ser que existe el peligro de que en la nueva edición del Gotteslob (himnos y oraciones en lengua alemana), cuya publicación se espera en breve, algunos del área lingüística desean mantener la traducción por todos, si bien la Conferencia Episcopal Alemana está de acuerdo en escribir por muchos, tal como desea la Santa Sede (?).

Permítanme unas breves palabras sobre cómo surgió el problema.

En los años 60, cuando el misal romano bajo responsabilidad de los obispos tenía que ser traducido al alemán, existía un consenso exegético de que el término los muchos, o muchos, de Isaías 53,11s, era una expresión hebrea para indicar el conjunto, todos. La palabra muchos en los relatos de Mateo y Marcos era, por tanto, considerada un semitismo y tenía que ser traducida todos. Ello se extendió a la traducción del texto latino, donde pro multis en los Evangelios se refería a Isaías 53 y, por tanto, debía ser traducida por todos.

Este consenso exegético se ha desmoronado, ya no existe. En el relato de la última cena, en la traducción unificada alemana de la Sagrada Escritura, se lee: "Esta es mi sangre, la sangre de la alianza, que será derramada por muchos" (Mc 14,24; Mt 26,28). Esto evidencia algo muy importante: la traducción de pro multis como por todos, no es una traducción pura sino una interpretación (?), una explicación (?). Esta fusión entre traducción e interpretación forma parte de los principios que después del Concilio guiaron la traducción de los textos litúrgicos a las lenguas modernas (?). En el curso de los años, yo mismo he comprendido cada vez con mayor claridad que, como orientación para la traducción, el principio de correspondencia no literal, sino estructural, tiene sus límites.

La Instrucción Liturgiam authenticam para los traductores, promulgada el 28 de marzo de 2001 por la Congregación para el Culto Divino, ha puesto en primer plano el principio de la correspondencia literal (?). El fundamento de la Instrucción es la distinción, citada al inicio, entre traducción e interpretación (?). Por un lado, la Palabra sagrada debe emerger lo más posible por sí misma, con su lejanía y con las preguntas que conlleva. Por otro, a la Iglesia se le confía la tarea de interpretación para que ?con los límites de nuestra respectiva comprensión? nos llegue el mensaje que el Señor nos ha destinado (?).

En dicho contexto la Santa Sede ha decidido que en la nueva traducción del misal, la expresión pro multis debe ser traducida como tal, sin ser interpretada.

La traducción interpretativa por todos debe ser sustituida por la simple traducción por muchos. Desearía recordar que tanto en Mateo como en Marcos no hay artículo: no dice por los muchos, sino por muchos (?).

Cuando ante la diferencia entre traducción e interpretación se eligió la traducción muchos, se estableció también que en las diversas áreas lingüísticas la traducción debía estar precedida de una catequesis esmerada (?). En ella hay que aclarar por qué en la traducción del misal, después del Concilio, la palabra muchos ha sido traducida por todos: para expresar de manera inequívoca el sentido deseado por Jesús, la universalidad de la salvación (?).

Y surge la pregunta: si Jesús ha muerto por todos ¿por qué en las palabras de la última cena Él ha dicho por muchos? ¿Por qué insistimos sobre estas palabras de Jesús? Sobre ello hay que precisar que, según Mateo y Marcos, Jesús ha dicho por muchos, mientras que para Lucas y Pablo ha dicho por vosotros.

Ello parece estrechar aún más el círculo. Justamente a partir de aquí nos podemos acercar a la solución. Los discípulos saben que la misión de Jesús los trasciende a ellos y al grupo; que Él ha venido a reunir a los hijos de Dios de todo el mundo que estaban dispersos (Jn 11,52). Las palabras por vosotros hacen que la misión de Jesús sea muy concreta para los presentes (?). Éstos no son un elemento anónimo cualquiera de un conjunto inmenso: cada uno de ellos sabe que el Señor ha muerto por él, por nosotros.

Por vosotros se extiende al pasado y al futuro, se dirige a mí personalmente (?). El canon romano ha unido en las palabras de la consagración dos expresiones bíblicas: por vosotros y por muchos. Esta fórmula, con la reforma litúrgica, ha sido adoptada después para todas las oraciones eucarísticas.

Pero de nuevo: ¿por qué por muchos? ¿Acaso el Señor no ha muerto por todos? El hecho de que Jesucristo, como Hijo de Dios hecho hombre, sea el hombre para todos los hombres, nuevo Adán, es una de las certezas fundamentales de nuestra fe.

(?). Si esto es tan obvio ¿por qué la oración eucarística dice por muchos? La Iglesia ha tomado esta formulación de los relatos del Nuevo Testamento. La usa por respeto a la palabra de Dios (?).

Como hemos visto, el por vosotros de la tradición paulino-lucana, no restringe sino que concretiza, por lo que ahora podemos reconocer que la dialéctica entre muchos y tantos tiene su importancia.

Todos se mueve en el plano ontológico: el ser y el actuar de Jesús comprende a la humanidad entera, del pasado, del presente y del futuro. Pero de hecho, históricamente, en la comunidad concreta de los que celebran la eucaristía Él llega sólo a muchos (?). La comunidad de los muchos debe ser luz en el candelero, ciudad sobre el monte, levadura para todos (?). En la sociedad actual tenemos la sensación de no ser en absoluto muchos, sino muy pocos, una pequeña masa que sigue disminuyendo. Sin embargo somos muchos: "Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas" (Ap 7,9). Somos muchos y representamos a todos. Por tanto, las palabras muchos y todos van juntas y hacen referencia la una a la otra (?).

De la Instrucción Liturgiam authenticam

Los textos litúrgicos latinos del Rito Romano, mientras recogen la secular experiencia eclesial de trasmisión de la fe de la Iglesia recibida de los Padres, son también fruto de la renovación litúrgica que se ha realizado recientemente. Para conservar un patrimonio tan grande y rico, y para trasmitirlo a los siglos venideros, es necesario que la traducción de los textos litúrgicos de la Liturgia Romana sea, no tanto una labor de creación nueva, sino de traducción fiel y cuidada de los textos originales a las lenguas vernáculas.

Aunque se conceda la facultad de componer las palabras y establecer la sintaxis y el estilo, para redactar un texto ágil en lengua vernácula y conforme al ritmo propio de la oración popular, es preciso que el texto original, en cuanto sea posible, sea traducido con total integridad y con la mayor exactitud: sin omisiones ni añadiduras, sin paráfrasis o glosas, en lo que respecta al contenido; las acomodaciones a la idiosincrasia de las diversas lenguas vernáculas es preciso que se realicen de manera sobria y prudente. (Parágrafo 20, 28/3/01).

L´Espresso

Comentario sobre la carta del Papa Benedicto XVI a los obispos alemanes (3 mayo 2012)

CIUDAD DEL VATICANO.

¿"Por muchos" o "por todos"?

La respuesta justa es la primera. Lo escribe Benedicto XVI a los obispos alemanes y quiere que en toda la Iglesia se respeten las palabras de Jesús en la última cena, sin inventar otras como en los misales postconciliares.

Las Iglesias de varias naciones restablecen en la misa las palabras de la consagración del cáliz tomadas de los Evangelios, en uso durante siglos pero sustituidas en los últimos decenios, en casi todas partes, por una traducción distinta. Mientras el texto tradicional en latín dice: "Hic est enim calix sanguinis mei (?) qui pro vobis et pro multis effundetur", las nuevas versiones postconciliares han leído en el pro multis un imaginario pro omnibus. Y en lugar de por muchos han traducido por todos.

En la última fase del pontificado de Juan Pablo II algunos pocos, entre ellos Joseph Ratzinger, habían intentado revivir en las traducciones la fidelidad a por muchos. Pero sin ningún éxito. Benedicto XVI ha tomado personalmente la cuestión. Prueba de ello es la carta del pasado 14 de abril a los obispos de Alemania (?).

Para entender el contexto, es útil recordar algunos hechos. En su carta, Benedicto XVI quiere dirigirse, por medio de los obispos alemanes, también a los obispos de las otras regiones de lengua alemana: Austria, los cantones alemanes de Suiza, Tirol del Sur en Italia. Si en Alemania la Conferencia Episcopal ha optado por traducir recientemente, aunque con fuerte resistencia, el pro multis no como für alle (por todos), sino como für viele (por muchos), en Austria no es así. En Italia tampoco. En noviembre de 2010, en una votación de 187 obispos, sólo 11 se inclinaron por el por muchos. A favor del por todos votó una mayoría aplastante (?). En otras partes se está volviendo al uso de por muchos: América Latina, España, Hungría, Estados Unidos. A menudo con contestaciones y desobediencias. Benedicto XVI quiere ir al fondo sin imposiciones, exhortando a los obispos a preparar al clero y los fieles, con una catequesis apropiada (?).

Una segunda anotación son los continuos obstáculos que ha encontrado el restablecimiento de una correcta traducción del pro multis. Hasta 2001 los autores de traducciones más "libres" apelaban a un documento redactado en 1969 por "Consilium ad exsequendam Constitutionem de Sacra Liturgia" (?). Es un documento (?) redactado en francés, usualmente citado con sus primeras palabras: "Comme le prévoit".

En 2001 la Congregación para el Culto Divino publicó la Instrucción Liturgiam authenticam, para la recta aplicación de la reforma litúrgica conciliar.

Firmada por el cardenal prefecto, Jorge Arturo Medina Estévez (?), aprobada por Juan Pablo II (?), ni siguiera cita el "Comme le prévoit", omisión deseada para quitar definitivamente a ese texto autoridad y oficialidad (?). La Instrucción encontró fuerte resistencia también en el interior de la Curia Romana, tanto que fue ignorada y contradicha por dos sucesivos documentos pontificios.

El primero, la encíclica de Juan Pablo II Ecclesia de Eucharistia (2003), recuerda las palabras de Jesús para la consagración del vino: "Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados (Mc 14,24; Lc 22,20; 1 Co 11,25)" (?).

El segundo documento es la última de las cartas que Juan Pablo II dirigía a los sacerdotes cada jueves santo. Fechada en el Policlínico Gemelli, el 13 de marzo de 2005, en el cuarto parágrafo dice: "«Hoc est enim corpus meum quod pro vobis tradetur». El cuerpo y la sangre de Cristo se han entregado para la salvación del hombre, de todo el hombre y de todos los hombres. Es una salvación integral y al mismo tiempo universal porque nadie, a menos que lo rechace libremente, es excluido del poder salvador de la sangre de Cristo (?).

Un dato de interés es la modalidad con la cual Benedicto XVI toma sus decisiones: no exclusivamente con órdenes perentorias sino mediante el convencimiento.

Tres meses después de su elección hizo que la Congregación para el Culto Divino, que presidía el cardenal Francis Arinze, realizara un sondeo entre las Conferencias episcopales para conocer sus opiniones sobre la traducción del pro multis como por muchos. Tras las respuestas, por indicación del Papa, el cardenal Arinze envió una carta a las conferencias episcopales (octubre 2006) donde enumera las razones a favor del por muchos, exhortándolas donde la fórmula por todos estuviese en uso, a "iniciar la necesaria catequesis a los fieles" en vista del cambio (chiesa.espresso.republica.it).

Cardenal Francis Arinze

Prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Carta a los presidentes de todas las Conferencias episcopales del mundo (17 octubre 2006)

La traducción "por todos" debe ser cambiada por la de "por muchos".

Excelencia. En julio de 2005 esta Congregación para el Culto Divino, de acuerdo con la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió a los presidentes de las Conferencias episcopales para solicitarles su parecer respecto de la traducción en los diversos idiomas nacionales de la expresión pro multis, en la fórmula de la consagración de la preciosa Sangre durante la celebración de la Santa Misa.

Las respuestas recibidas fueron estudiadas por las dos Congregaciones y luego se envió un informe al Santo Padre. De acuerdo con sus directivas, esta Congregación le escribe a su Excelencia:

1. Un texto correspondiente a las palabras pro multis, trasmitido por la Iglesia, constituye una fórmula practicada en el rito romano en latín desde los primeros siglos. Aproximadamente en los últimos 30 años algunos textos aprobados en lengua moderna, refirieron la traducción interpretativa for all, por todos, o equivalente.

2. No hay duda respecto de la validez de las misas celebradas con el uso de una fórmula debidamente aprobada equivalente a por todos, tal como lo declaró la Congregación para la Doctrina de la Fe. Efectivamente, la fórmula por todos correspondería sin duda a una interpretación correcta de la intención del Señor expresada en el texto. Es un dogma de fe que Cristo murió en la Cruz por todos los hombres y mujeres.

3. Sin embargo, hay muchos argumentos a favor de una traducción más precisa de la fórmula tradicional pro multis (?). Las Conferencias episcopales donde la fórmula por todos o su equivalente se encuentra en uso, están invitadas a impartir una catequesis en uno o dos años, para preparar en la traducción precisa en el idioma nacional, de la fórmula pro multis (por ejemplo, for many, por muchos, etc.), en la próxima traducción del Misal Romano que los obispos de la Santa Sede aprobarán para el uso en esos países.

Paul Philibert, O.P.

Artículo en América, revista de los jesuitas de EE.UU. (3 enero 2011)

NEW YORK.- ¿Por ti y por quién más? En los últimos 37 años los católicos anglo-parlantes se habían acostumbrado a oír una particular traducción del texto latino de la oración eucarística: "Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados."

Desde 1985 se omitió hombres, pero jamás todos. Como muchos obispos hacen talleres de liturgia para preparar al clero en el uso de la nueva edición del misal romano, antes conocido como el Sacramentario, a los sacerdotes se les indica reemplazar la palabra todos. Entre los muchos infortunios del nuevo texto en inglés ?vigente desde el Adviento 2011? está el de reemplazar la traducción del latín pro vobis et pro multis (por vosotros y por todos), que conocemos desde 1973, con la nueva propuesta de por vosotros y por muchos. ¿Por qué? Recién volví de una reunión internacional en Roma (el capítulo general de la Orden de los Predicadores), donde se celebró la eucaristía en los idiomas de los participantes. Puse especial atención en cómo se traducía pro multis. Descubrí que en alemán la oración eucarística dice por vosotros y por todos (für euch und für alle); en español, por vosotros y por todos los hombres; en italiano, por vosotros y por todos (per voi e per tutti), y en francés por vosotros y por la multitud (pour vous et pour la multitude) (?).

En ninguna de las traducciones del latín de pro multis existe aunque sea la insinuación ?es inequívoca en la traducción inglesa de por muchos? de una voluntad divina que no sea de salvación universal, a través del misterio de la muerte y resurrección de Cristo. Estas traducciones fueron hechas, por supuesto, antes de la Instrucción Liturgiam Authenticam (2001).

No obstante, hace poco tiempo, en septiembre de 2010, la Conferencia Episcopal Alemana rechazó la petición de Roma de una nueva traducción. Explicó que el actual Sacramentario era ampliamente aceptado por sacerdotes y fieles (hecho digno de destacar), y que este hecho no debe ponerse en peligro, reemplazando "buenos textos alemanes" con "interpretaciones nuevas desconocidas".

Dado que el latín no tiene artículos, la expresión pro multis puede traducirse por todos o por muchos.

En inglés, sin artículo, many (muchos) es restrictivo en vez de universal, sugiriendo algunos, quizás un puñado, tal vez miles, pero ciertamente no la mayoría o la totalidad de los seres humanos. (?)

Las palabras no tienen sentido. Son contrarias a la tradición permanente de la Iglesia respecto de la naturaleza salvífica universal de Cristo. Esto ha sido claramente expresado en el Catecismo de la Iglesia Católica (Nº 605), que dice: [Jesús] afirma que vino a "dar su vida en rescate por muchos"; este último término no es restrictivo (?). La Iglesia, siguiendo a los apóstoles, enseña que Cristo murió por todos los hombres [sic] sin excepción: "no hay, ni hubo ni habrá hombre alguno por quien no haya padecido Cristo".

No hay ambigüedad en esta explicación (se pueden citar varios textos similares del Catecismo). Al contrario, la necesidad de tal explicación hace sonar las alarmas de que la traducción en el nuevo misal de pro multis como por muchos es muy restrictivo teológicamente y requeriría una explicación (?).En el número de mayo de 1970 de Notitiae, periódico oficial de la Congregación para el Culto Divino, el eminente erudito bíblico, el jesuita Max Zerwick, dio una explicación exegética para la traducción de un texto hebreo donde subyacen las palabras de Jesús como por todos. Al parecer Jesús usó la expresión pro multis.

Esto es así porque al traer a la memoria al Siervo Sufriente que se auto-inmola en Isaías, se sugiere que Jesús mismo cumpliría lo que había sido preanunciado. El texto de Isaías 53,11b- 12 dice: "A través de su sufrimiento, mi siervo justificará a muchos y cargará con las iniquidades de ellos?" Por tanto, la fórmula pro multis (por muchos) en vez de pro omnibus (por todos) en nuestros textos (Mc 10,45; Mt 20,28; Mc 14,24; Mt 26,28) pareciera deberse a la alusión ex profeso al Siervo Sufriente, cuya labor realizó Jesús con su muerte?

La mente semítica de la Biblia podía ver la connotación universal de la frase por muchos. De hecho, esa connotación estaba allí por el contexto teológico. No obstante lo elocuente que fue para los pueblos antiguos, hoy día esa alusión al Siervo Sufriente de Isaías sólo resulta clara a los expertos.

La nueva traducción al inglés de los textos litúrgicos, que algunos declaran más exacta y fiel, está escrita en un inglés que resulta forzado, ampuloso y teológicamente inadecuado (?). Pareciera que el mensaje excluyera más que incluyera a la humanidad entera de la voluntad salvífica de Dios (?).

Mons. Luis H. Rivas.

Biblista. Informe a obispos argentinos

En castellano la expresión muchos puede excluir la idea de totalidad (por ejemplo: -¿Están todos? -No, pero ya llegaron muchos). Se puede entender que muchos es menos que todos. Aplicado al caso de las palabras de la Eucaristía, se podría llegar a la conclusión de que Jesucristo no derramó su sangre por todos, sino sólo por algunos. Y esto estaría en contra de lo que se dice en otros textos del Nuevo Testamento, donde se expresa la misma idea con la palabra todos (pantes) y no muchos (polloi).

Si en Mt 20,28 y Mc 10,45 se dice que Cristo se entregó "como rescate por muchos" (anti pollôn), en 1Tim 2,6 se repite la misma idea diciendo que se entregó "como rescate por todos" (hyper pántôn).

San Pablo dice que por el pecado de Adán "muchos" (polloi) mueren, y el don de la gracia de Jesucristo se desborda sobre "muchos" (polloi) (Rom 5,15), pero al explicar lo que acaba de decir vuelve a repetir la misma idea poniendo en su lugar la palabra todos: el pecado de Adán fue causa de condenación para todos (eis pántas), y la obra de justicia de Jesús fue causa de justificación para todos (eis pántas) (Rom 5,18). "Como en Adán todos (pántes) mueren, así en Cristo todos (pántes) son vivificados" (1Cor 15,22). Cristo murió por todos (hyper pántôn) (2Cor 5,14-15). Otra tradición expresa la misma idea: "Gustó la muerte por todo [hombre] (hyper pantós) (Heb 2,9).

Como se ve, en la Escritura se usa por muchos como equivalente de por todos. La razón de este intercambio entre muchos y todos se debe a que el trasfondo semítico de la palabra polloi (muchos) es el término hebreo rabbim y el arameo saggi'in, que significan muchos, pero no excluyen la totalidad, como en castellano, sino que equivalen a la totalidad. Se prefiere usar rabbim y saggi' in cuando se quiere destacar que la totalidad es una multitud.

Los "muchos pueblos" que confluirán en Jerusalén en los últimos días (Is 2,3), son "todas las naciones" (ibid. v.2). Los "muchos" que se levantarán del polvo en el último día, unos para gloria y otros para castigo, se entiende que son "todos" (Dan 12,2), etc. En los manuscritos de Qumrán, se habla del que preside y de los "muchos", para referirse a la comunidad de los esenios, y se entiende que esos "muchos" son "todos" (por ejemplo 1QS VI, 14. 16. 17. 20. etc.).

Es suficientemente claro que con las palabras hyper derramaba su sangre por todos y no sólo por algunos.

Cuando se adoptó la traducción por todos los hombres, los grupos lefebvristas protestaron, negaron la validez de la misa cuando se usaba esta fórmula y hasta provocaron escándalos en algunas iglesias durante la celebración. Todos ellos alegaban que la traducción correcta al castellano de la fórmula latina pro multis era por muchos, porque esto se escuchaba de manera muy parecida en castellano.

Olvidaban que para entender correctamente el texto latino se debe recurrir al original griego y preguntar qué término semítico se oculta detrás de él. Siendo así que el término castellano muchos puede ser restrictivo (no-todos), nuestros fieles podrán ser inducidos a un grave error: Nuestro Señor Jesucristo no murió por todos. Esto ya sucedió alguna vez en la historia de la Iglesia: un presbítero llamado Lúcido, utilizando este mismo texto de las palabras de la Eucaristía (Mt 26,28), sostenía que Cristo no había muerto por todos sino sólo por muchos: "?recuerdo haber dicho antes, que Cristo vino sólo para aquellos de los cuales tenía presciencia que habrían creído".

Los Obispos de las Galias le exigieron que se retracte, y lo hizo ante los Sínodos de Arlés y de Lyón (año 473): "?condeno juntamente con vosotros aquella sentencia? que dice que Cristo Señor y Salvador no sufrió la muerte por la salvación de todos" (DH 330-342). Los fieles católicos se sentirán confundidos cuando ahora escuchen que Jesucristo no derramó su sangre por todos, al mismo tiempo que los seguidores de Mons. Lefebvre festejarán porque se les ha dado la razón.

De un libro de amplia difusión

La expresión por todos es la mejor traducción del griego hyper pollôn, que literalmente significa por muchos y parecería tener un sentido exclusivo. Ahora bien, las lenguas semíticas ?entre ellas el arameo, lengua materna de Jesús y los Doce? utilizan el término muchos para referirse a una totalidad y, por eso, tanto aquí como en Mc 10,45 (// Mt 20,28) es preferible traducir el griego según el substrato semítico.

La posición contraria no encuentra soporte alguno en el modo de vivir y actuar de Jesús. En definitiva, la palabra sobre el pan y la palabra sobre la copa de vino van dirigidas a toda la humanidad: la salvación que nace de ellos no conoce fronteras. Todos tienen derecho a participar en esta salvación (Armand Puig, Jesús. Una Biografía, Barcelona, Edhasa, 2006; 481-482).

Reflexión final

¿Traducción o interpretación?

El cambio introducid en la fórmula de la consagración del vino, por muchos en lugar de por todos, ha sido justificada por el Papa alegando la necesidad de distinguir la traducción de la interpretación.

Pero cabe preguntarse: ¿hasta dónde es posible separar lo uno de lo otro? Tengamos en cuenta, por ejemplo, que las sucesivas traducciones de la Biblia primero al griego (la Biblia de los Setenta, 250-150 a.C.) y luego al latín (la Vulgata, 382 d.C.), han sido a la vez interpretaciones creativas del texto sagrado.

Del mismo modo, si traducir por todos era una interpretación, la nueva traducción por muchos también lo es. El mismo hecho de que el Papa se sienta obligado a apoyar su opción en complejas razones teológicas, muestra la insuficiencia de las consideraciones puramente filológicas.

Más allá de las razones de fondo, en segundo lugar, esta reforma pone de manifiesto un problema de gobierno. En un contexto eclesial enrarecido, el Papa seguramente ha debido hacer frente a presiones de diferente signo. Pero su decisión final, contra el pensamiento de amplios sectores de los episcopados nacionales, no parece que vaya a reforzar la colegialidad episcopal, y el clima eclesial de comunión y participación.

Pero detrás de esta resistencia de tantos obispos encontramos lo que a mi juicio constituye el criterio decisivo para juzgar la oportunidad de esta reforma, que es una consideración de carácter pastoral. La liturgia católica, pese al impulso renovador del Concilio y los esfuerzos posteriores, sigue estando lejos del corazón y la sensibilidad de los fieles, dominada por la abstracción, la verborragia, la falta de belleza y de alegría. No puede sorprender que la asistencia al culto dominical disminuya sin cesar. En este contexto tan delicado, las consideraciones teológicas deberían armonizarse con la prudencia pastoral, acordando prioridad a aquellas reformas que más bien acerquen la liturgia a los creyentes y despierten en ellos nuevos deseos de celebrar al Señor.

Gustavo Irrazábal. Teólogo moral.

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