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Un alma por un buñuelo
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VISITA AL CEMENTERIO EN EL DÍA DE 'TODOS LOS SANTOS'

Un alma por un buñuelo

Actualizado 01/11/2016
Ana Vicente

BÉJAR | Creencias, tradiciones y fiestas de guardar

Cientos de personas han pasado estos días por el Cementerio de San Miguel, y el puente se ha hecho sentir en Béjar por el buen tiempo y por la vuelta de los ausentes, que llenan las calles y establecimientos hosteleros de la ciudad, unos por aprovechar para hacer un poco de turismo o visitar a sus familiares vivos y otros para acordarse de los que ya se han ido.

En la festividad de Todos los Santos se les rinde homenaje y se visitan los cementerios, pero la costumbre debería ser que el día siguiente, Día de los Difuntos, fuera el dedicado a cumplir con esta tradición. Sin embargo, parece que la explicación está en que los hechos se impusieron al calendario gregoriano y el día de "feria nacional" venció frente al laborable.

Las leyendas creencias, mitos, costumbres y supersticiones en torno a los cementerios darían para escribir muchos libros, pero vamos a contar unas cuantas procedentes del saber popular, teniendo en cuenta que la transmisión oral de todas ellas, en algún punto de su propia historia, las hace igualmente demostrables y valiosas.

El origen de la costumbre de llevar flores se desconoce, sin embargo el simbolismo de la flor de vida, en un lugar de muerte es muy fuerte en la tradición judeocristiana. El hecho de ofrecer coronas significa el cierre del círculo, el principio y el fin, recuerda a las primeras representaciones de Cristo a través del Crismón.

Pero la tradición va mucho más allá y se comen buñuelos de viento para salvar un alma del Purgatorio por cada uno que se coma, lo cual resulta bastante más gratificante que una misa, huesos de santo hechos de mazapán y yema, con el nombre asimilado por el parecido físico a una caña de hueso y su color, lo que nos lleva a que la yema sería el tuétano? Negro para el luto, procedente de los hombres primitivos que pintaban su cuerpo de ese color para camuflarse y evitar así que el alma del fallecido los encontrase, o con cenizas blancas en algunas poblaciones de África para lo mismo, y ricemos el rizo, el muerto siempre con los pies por delante para que su fantasma no se equivoque de camino y vague por la tierra eternamente y cuidado si pasa por un cementerio, contenga la respiración porque puede ser que sople sobre algún espíritu novato que no controle muy bien su nuevo estado.

Lo cierto es que los cementerios son fuente de inspiración más allá de la costumbre de visitar a los difuntos que, pese al pragmatismo imperante, aún se mantiene en estas fechas y los camposantos se ven repletos de gente que acude para recordar a aquellos que ya no están aquí, o quien sabe con qué otras particulares intenciones?

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