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El mexicano Juan Ángel Torres Rechy rescata la obra lírica del religioso burgalés Cristóbal...
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POESÍA EN EL NUEVO MUNDO

El mexicano Juan Ángel Torres Rechy rescata la obra lírica del religioso burgalés Cristóbal...

Actualizado 10/02/2016
Alfredo Pérez Alencart

Riguroso estudio presentando en la Universidad de Salamanca, tras una larga estancia en esta ciudad del filólogo y poeta, ya considerado como uno más de los poetas salmantinos actuales.

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Ante un numeroso público, algo inusual en la lectura de tesis doctorales, Torres Rechy defendió su trabajo, titulado "Edición crítica y estudio de la primera parte del 'Instrumento Espiritual' de Cristóbal Cabrera", dirigida por el catedrático Pedro M. Cátedra. La misma fue presentada en el Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana y forma parte de las investigaciones del Seminario de Estudios Medievales y Renacentistas de la Usal, pues se encuentra dentro del campo de la Filología hispánica, en el territorio de la literatura española religiosa del siglo XVI.

La defensa de tesis, celebrada en el Salón de Actos del Instituto de Estudios Brasileños de la Usal, tuvo un tribunal integrado por los profesores Juan Carlos Conde López (Universidad de Oxford), Bienvenido Morros Mestres (Universidad Autónoma de Barcelona) y Javier Burguillo López (Universidad de Salamanca). Respecto al contexto histórico de Cabrera, Rechy resume su dilatada trayectoria tanto en México como en España e Italia: "En términos históricos, la vida de Cristóbal Cabrera (Santa Olalla de Bureba, Burgos, 1513- Roma, 1598) comprende cuatro momentos. Dos corresponden a España, uno al Nuevo Mundo y otro a Italia. El tiempo de [Img #557593]Cabrera en el Nuevo Mundo fue el de la Conquista y la Evangelización de México. Resultan figuras de primer orden los obispos Fray Juan de Zumárraga y Vasco de Quiroga, así como Hernán Cortés. Bajo el amparo de los obispos, el joven Cabrera continuó y fortaleció una preparación académica que había iniciado en España, país en el que nació a principios del siglo XVI. Su tiempo en México coincide con el de la llegada de la imprenta a América. Su cercanía a los obispos lo puso en condiciones de preparar algunas partes del primer libro impreso en el Nuevo Mundo, el Manual de Adultos (1540). En cuanto al estatus al que perteneció nuestro autor, este puede inferirse además por su capellanía en casa de Juana de Zúñiga, segunda esposa de Cortés. Más adelante, en torno a su vuelta a España, su obra nos habla de los cambios operados en su persona después de la vivencia indiana. A esas alturas, ya se había producido una conversión, que lo llevó a volcarse por completo a la tarea apostólica de su estado de vida sacerdotal. Eran tiempos de las Reformas. Personajes como Lutero, Erasmo, Juan Luis Vives, Tomás Moro y otros tantos protagonistas de la historia de la Europa del siglo XVI articulan el entramado político y cultural del Viejo Mundo. Los últimos treinta años de su vida transcurrieron en una Roma que pasaba por graves situaciones sociales. Su ámbito en términos intelectuales tuvo un lugar señalado en la Biblioteca Apostólica Vaticana, donde conservó prácticamente toda su obra. Su vivienda en las inmediaciones de San Pedro se encuentra entre los signos visibles de su estatus social. De otro lado, la historiografía no ubica a Cabrera dentro de los grandes escritores espirituales. No figura en las historias literarias al lado de los reformadores del Carmelo, ni junto a Fray Luis de Granada, Juan de Ávila, Fray Luis de León, etc. En cambio, se localiza dentro de un grupo de segundo o de tercer orden. En la temprana modernidad se configura un nuevo perfil del humanismo y el cristianismo. El acercamiento a lo divino no constituye exclusivamente la pertenencia a una congregación que mediante actos como el litúrgico crea el vínculo del hombre con Dios. Erasmo de Rotterdam impulsa una renovación evangélica. Surge un tipo de poesía emparentada con la Escritura. Se favorece el nacimiento de la Devotio moderna. Para Cabrera, el hombre no ocupa el centro del universo. Tampoco aboga por una unión con Dios mediante la filosofía. Su postura no resulta similar a la de un Giordano Bruno y la inexistencia de un lugar y un tiempo escatológicos. En cambio, la perspectiva antropológica del sacerdote burgalés puede ilustrarse mediante la confrontación de la inestabilidad de la Fortuna y la estabilidad de la Sabiduría hecha por un Carolus Bovillus. El mayor bien al que puede aspirar no se encuentra dentro del aquí y el ahora: «Buscar la quietud en lo criado | es vana vanidad, no satisfaze, | pues es todo finito y limitado» (CLXXIV). El mundo es un lugar de peregrinaje: «¿Aquí ya qué buscamos? ¿Qué queremos? | Pues vola nuestra vida como viento, | en ti piense, mi Dios, mi pensamiento, | al Cielo caminando te busquemos» (CLXXXIII). El carácter introspectivo de nuestro autor lo acerca a una corriente de espiritualidad interiorista vinculada con el socratismo cristiano. Sus directrices lo encaminan hacia un fin trascendente, a partir del conocimiento de sí mismo y de la práctica de la virtud. En términos generales, cultivó una poética devota de tipo franciscano que floreció con más libertad que la inspirada de cerca en las Escrituras".

Con relación más propiamente a su obra lírica, Juan Ángel Torres Rechy concluye: "Cuatro columnas sustentan la poyesis del 'Instrumento espiritual'. El texto de Cabrera es tanto una obra de arte literaria, como un instrumento [Img #557591]musical, Jesucristo y Cristóbal Cabrera mismo. Lo sostiene una poética que podemos exponer mediante el comentario de San Agustín al versículo «exsurge gloria mea exsurge psalterium et cithara exsurgam diluculo», del salmo 56. El mundo de lo divino y el de lo humano tienen cabida en una misma entidad. El salterio representa lo divino. Tiene una correspondencia con la guarda de los Diez mandamientos y con la Resurrección. Por su parte, la cítara refiere lo humano; corresponde al mundo y al dolor de la muerte. Así como el salmista invita a tocar el salterio y la cítara, de forma similar lo hace el Instrumento espiritual: «O, músico de Christo, tu vihuela, | tu órgano, tu harpa aquí se emplee, | aquí medita tú, contempla y vela» (i). El mismo músico interpreta diferentes músicas. Los preceptos divinos, entonces, son para el sujeto lírico como canciones mientras vive en el destierro. En el 'pórtico' de la obra, el lector se encuentra con un soneto que lo interpela en estos términos: «Avísate el Apóstol que medites | canciones a tu Dios espirituales, | assí bien meditando te exercites. || En mí canta al Señor cánticos tales». El cancionero de Cabrera, por lo tanto, no es solo una obra literaria, sino también un instrumento musical. En tercer lugar, el volumen adquiere un nuevo sentido mediante el desplazamiento del referente que va del músico cristiano al Salvador: «O, Harpa celestial, dulce Vihuela, | Psalterio singular, sacro Pandero, | tus cuerdas, con tu piel, en el madero | dan música suave que consuela» (parte ii, soneto xlii); «El cuero de tus carnes estendido | resuena con tus cuerdas dulcemente, | que suenas en la cruz, Rey excelente, | al mundo todo mueve tu sonido» (ii, xliii). El 'Instrumento espiritual' es Jesucristo. Por último, se produce una identificación más, que va de Cristo al sujeto lírico. Así como, de una parte, la música del salterio representa la Gloria y la de la cítara la Pasión, y de otra, el Salvador crucificado da «música suave que consuela» (xlii), asimismo: «Mi alma con mi carne castigada || te den de corazón son agratiado, | con tus preceptos diez, bien encordado, | yo sea tu psalterio, Luz amada» (xli). El 'Instrumento espiritual' también es Cristóbal Cabrera Álvarez. Cuatro columnas lo sustentan".

Muchos salmantinos se alegran por esta meta cumplida por el filólogo y poeta mexicano-salmantino, ya nuevo doctor por Salamanca.

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REPORTAJE FOTOGRÁFICO DEL POETA SALMANTINO JOSÉ AMADOR

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