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Marcos para encuadrar la torería de Alejandro
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LA CRÓNICA DE PACO CAÑAMERO

Marcos para encuadrar la torería de Alejandro

Actualizado 09/02/2016
Paco Cañamero

Ginés Marín volvía a torear en la plaza que alzó su primero éxito y lo hizo como novillero de postín que mostró las armas de su privilegia posición (GALERÍA DE FOTOS)

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Llegó la novedad del Carnaval en forma de novillada picada y la verdad que, sobre el papel, fue un acierto. De ello daba fe el numeroso público que se sentaba en los 'tablaos' en medio de una tarde de perros y más apropiada para disfrutar de las tres 'b' ?brasero, baraja y botella-, porque hay que hacer un esfuerzo para aguantar allí para disfrutar con el hacer de los cuatros novilleros.

Sin embargo, nada más comenzar, hubo un hecho que no se puede pasar por alto. Y es que después de luchar tanto para llevar adelante la novillada picada no se pueden lidiar novillos con esas cornamentas tan insultantes como los que lucían los tres primeros que salieron del toril. Una novillada picada exige unos requisitos de integridad en las reses a lidiar y si no se cumplen entonces es mejor continuar con el festival. Porque los tres tenían impresentables caras que fueron un insulto a la verdad de la Tauromaquia. Jamás en una novillada, por lo que fue un grave error no corregirlo a tiempo. Porque el Carnaval de Ciudad Rodrigo es el Carnaval del Toro con toda la seriedad que conlleva y los tres primeros novillos de la picada fue un echar un borrón al prestigio de la Fiesta.

Volvía Ginés Marín a torear en la plaza que alzó su primero éxito y lo hizo como novillero de postín que mostró las armas de su privilegia posición. Aunque anduvo discreto en el saludo de capa se desquitó en un quite por tafalleras, antes de comenzar su labor rodilla en tierra y torear a continuación sobre la diestra, en un toreó mandón, sufriendo incluso una voltereta de la que se levantó para mostrar su solvencia como brillante muletero.

Alejandro Marcos por fin logró su aspiración de comparecer en Ciudad Rodrigo, localidad vecina a la suya. Y lo hizo a lo grande, con la esencia de su toreo y el aroma de su interpretación. Con la capacidad de improvisar y de sorprender. Fue una delicia de principio a final. Desde que salió a recibir a su novillo, que lo hizo por chicuelinas y tras brindar a José Luis Ramos clavar las rodillas en tierra para comenzar su faena de muleta. Desde entonces todo fue un cante a la torería, pero mucho más con la muleta en la mano izquierda en la que sus naturales surgieron con el don de su personalidad y la pureza de lo auténtico, al que puso rubrica con improvisados remates que provocaron largas ovaciones y en su recital de variedad también firmó un torerísimo redondo. Porque Alejandro Marcos es otra cosa y lo puso sobre las arenas mirobrigenses en una faena completísima y de tanto sabor.

De tierras jiennense de Vilches y acompañado de su maestro Tomás Campuzano llegó Daniel García Navarrete, quien también conoce el éxito en esta plaza al ser ganador de una pasada edición del Bolsín Taurino. Menos hecho que sus compañeros, pero con buenas mimbres mostró un lúcido saludo con el capote y elegantes maneras con la muleta, sobre todo en el concepto del temple.

Uno de los momentos esperados era ver el debut de Juan Antonio Pérez Pinto, de la vecina pedanía de Águeda, quien comparecía ante sus paisanos para dar el primer paso de novillero con caballos. Y el chico, que tuvo un enclasado novillo delante, no falló a nadie. Ni a él mismo, ni a quienes lo apoyaron. Porque dio una destacada dimensión de lo que puede dar, suelto y sin nervios, toreó con elegancia por momentos en un trasteo que gustó a sus seguidores y al que puso fin con una estocada sin puntilla para lograr las dos orejas. Un doble premio que paseó con la felicidad grabada en su rostro y la ilusión del futuro que le queda por delante entre gritos de ¡torero-torero! que pusieron fin al Carnaval.


FICHA DEL FESTEJO

Se lidiaron dos reses de Garcigrande, con presencia y kilos, aunque impresentables los pitones de los tres pitones. El primero, segundo y cuarto de mucha clase en el último tercio.

Ginés Marín: Estocada perdiendo la muleta. Dos orejas.

Alejandro Marcos: Estocada perdiendo la muleta. Dos orejas.

Daniel García Navarrete: Pinchazo y casi entera. Una oreja.

Juan Antonio Pérez Pinto: Estocada sin puntilla. Dos orejas.

Ambiente: La plaza registró tres cuartos cubiertos en tarde muy fría y amenaza de lluvia.

Fotografia: Adrián Martín

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