Viernes, 08 de noviembre de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Pensando en las musarañas II
X

Pensando en las musarañas II

Actualizado 23/11/2015
Javier González Alonso

El refranero hispano es rico en referencias geográficas, como estamos viendo. Y queda claro que nuestras expresiones hechas no surgen de la nada, sino que tienen un marcado componente geográfico. Vamos, que nadie piense que "Todo el monte es orégano", y que surgen espontáneamente de la nada. En todas las situaciones hay dificultades, aunque otros no las sepan ver, pues ese es el significado de nuestra vegetal frase. El aromático orégano, Origanum vulgare, además de por su inconfundible sabor gastronómico, siempre fue muy apreciado por sus múltiples propiedades curativas, pues es un digestivo natural; ayuda a expulsar los gases; es un poderoso antiséptico de las vías respiratorias; posee más de 30 sustancias antioxidantes; además de favorecer la circulación sanguínea, y el control del dolor, gracias a sus propiedades analgésicas. De hecho, la etimología griega nos la muestra como una "planta que alegra el monte" (de "oros"=montaña; y "ganos"=belleza, deleite), siendo utilizada como remedio para cualquier mal.

Quita, que todavía hay gente que piensa que "Esto es Jauja", donde corren arroyos de leche y miel y, tiradas por sus calles, empedradas con piñones, se encuentran las frases hechas por doquier. Eso es lo que afirmaban las crónicas de la época, y creo que no se referían a la búsqueda de refranes geográficos, sino al lugar donde todo es idílico y maravilloso. En palabras de Lope de Rueda, en el quinto de sus primeros "Pasos", concretamente en "La tierra de Jauja", "es un lugar donde a la gente se le paga por dormir, se castiga a los hombres que se empeñan, pese a ello, en trabajar, hay un río de miel y otro de leche (y, entre medias, una fuente de manteca y requesones), los árboles dan buñuelos, las calles están pavimentadas con yemas de huevos y pasteles con lonchas de tocino, los asadores al aire libre tienen trescientos pasos de largo y, en fin, las gallinas, los pavos y las perdices, así como los mazapanes, los merengues y las confituras se dan con tal prodigalidad que ellos mismos tienen que pedir que alguien los coma". La discusión sigue abierta, pues mientras algunos autores situaban tal paraíso en Perú, otros, como Julio Llamazares, afirma "que la gente no tiene duda que se refiere a la localidad cordobesa de dicho nombre". Cómo le dijo Francisco de Quevedo a la reina renca "vuestra majestad escoja".

Una elección que, sinceramente, no me quitará mi placentero sueño diario, es decir, no voy a "Pasar una noche toledana", por saber si la leyenda se encontraba en Perú o en la califal Córdoba. Y he de volver a tener que plantear un dilema, pues algunos razonan que proviene de cómo las mozas toledanas, en la mágica noche del solsticio de verano, también conocida como la noche de San Juan, estaban atentas a las primeras palabras que oyeran a partir de las doce de la noche, pues se creía que aquel que las nombrase sería el hombre con el que se habrían de casar. Otros, argumentan que se debe a la presencia del río Tajo, lugar que albergaba gran cantidad de mosquitos, como cualquier humedal, y, por tan picajosos vecinos, tal y como decía Sebastián Covarrubias: "es, la que se pasa de claro en claro, sin dormir, porque los mosquitos persiguen a los forasteros, que no están prevenidos de remedios como los demás".

Otra columna en la que "se me va el santo al cielo", pero "Que salga el sol por Antequera y póngase por donde quiera", pues no es algo que me preocupe en exceso, ya que "más se perdió en Cuba". Antequera es famosa por su torcal, un impresionante paisaje kárstico: la caliza que lo compone es erosionada, de diferentes maneras, por el agua, el hielo o el viento, confiriéndoles las formas que actualmente encontramos. Su origen viene, como las anteriores, con dudas, siempre teniendo claro que Antequera se sitúa al oeste de Granada, de ahí la imposibilidad de ver amanecer por aquella dirección. La primera referencia tiene como protagonista al infante Fernando, sobrino de Juan II, allá por 1410, cuando avanzaba recuperando tierras para el bando cristiano, y el hombre parece que empezaba a tener sus dudas, según se acercaba a Granada. En un momento dado, tuvo una visión en la que se le apareció Santa Eufemia para infundirle ánimos: "no temáis y que salga el sol por Antequera, que será lo que Dios quiera". Otra referencia, con una fuerte carga irónica, nos dice que se pronuncia en el campamento de los reyes católicos, durante el sitio de la ciudad de la Alhambra. La tercera, y última referencia, hay que buscarla, precisamente, en la propia corte granadina, cuando el penúltimo califa, llamado El Zagal por los castellanos (valiente), sabiendo que la guerra estaba perdida, arengó a sus soldados de esa manera pidiéndoles coraje, pues ya tenían poco que perder? salvo ese reino.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...