El Palacio de Anaya de la Universidad de Salamanca acogió la presentación de las nuevas obras del portugués Victor Oliveira Mateus
El poeta y profesor-lector de Filología Portuguesa de la Usal, Hugo Milhanas Machado, fue el encargado de presentar el poemario 'Negro Marfim', última obra del destacado poeta lusitano. En dicho acto, celebrado el 8 de octubre, también se presentó la antología "Cintilações da Sombra 3", coordinada por Mateus bajo el sello de Editorial Labirinto.
Aunque bastante introvertido, el poeta aceptó dejar aparcada su extrema timidez y leer en Salamanca y participar en el XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Al respecto, el lisboeta destaca: "El Encuentro salmantino fue asombroso. Todo muy bien organizado y con excelentes poetas que pude oír. No conocía Salamanca. Ciudad bellísima. Compré muchos libros de poesía española en la librería Cervantes. Ahora que he conocido otras voces poéticas, para las próximas antología 'Cintilações' 4 y 5, incluiré nombres que han pasado por el Encuentro Iberoamericano de Salamanca, a quienes yo mismo traduciré. Abundando sobre el Encuentro, debo felicitar por este gran trabajo, y de mucha calidad, en beneficio de nuestras poesías en español y portugués".
Oliveira Mateus se ha comprometido a volver a Salamanca, para un encuentro más cercano y directo con su obra poética. No obstante, refiriéndose al acto celebrado en la Facultad de Filología, destacó que Milhanas Machado estuvo preciso en su intervención. No lo conocía personalmente, pero desde hace algún tiempo manteníamos correspondencia. En las intervenciones con los alumnos se abordaron temas interesantes, como el proceso de la escritura, los poetas portugueses que más me influenciaron? Fue un tiempo muy agradable y muy nutriente, también para mí". Victor Oliveira Mateus (Lisboa, 1952) es licenciado en Filosofía por la Universidad Clásica de Lisboa, poeta y antólogo. Fue profesor de Filosofía y de Psicología. Tiene publicados nueve poemarios, entre los que destacan Nas águas a luz suspensa (1998), Movimento de ninguén (1999), A noite e a voz (2001), Pelo deserto as minhas mãos (2004), Regresso (2010) y Negro Marfim (2015). Tiene poemas, cuentos y ensayos dispersos publicados en Portugal, Brasil, España, Mozambique, México, Italia y Macao. En 2013 La Unión Brasileña de Escritores (UBE-RJ) le concedió el Premio Eugénio de Andrade. Es socio de la A.P.E. (Asociación Portuguesa de Escritores) y miembro de la Dirección del PEN Club Portugués.
DOS POEMAS DE OLIVEIRA MATEUS TRADUCIDOS POR A. P. ALENCART
COMENTARIO DE ADRIANO A YOURCENAR
Somos los viajes que hicimos, el ansia de encontrar
en el alboroto de los hombres todas las ciudades que debíamos
construir. Somos esta inmortalidad a la que los dioses
nos condenaron y que ahora disfrutamos con la irreverente
naturalidad que algunos entienden por frialdad
pedante o por un aristocratismo que en verdad
nunca sentimos. Somos el azul inconfundible del Egeo
con sus islas y templos, con sus ruinas y colinas
donde las más antiguas voces todavía se levantan,
para después enmarañarse en agitada distracción
de los hombres. Somos este vacío que quedó, esta memoria
de lo que ninguno de nosotros consigue huir: tú a vigilar
un cáncer despiadado, yo con un ahogado entre los brazos.
¡Ambos derrotados antes de tiempo! Ambos con toda
la gloria que nos insistía, a pesar de nuestro cansancio,
de nuestro aislamiento, de nuestra hambre de silencio.
Somos esta culpa por no habernos entendido,
por no haber sabido leer ternura y merecimiento,
por haber dejado escapar lo que al final era
bien nuestro por derecho y corazón. Somos este fuego
que no tiene nombre. Este monstruo que todavía nos devora
y envenena las mañanas, cuando, insomnes,
tanteamos a ciegas la penumbra y no encontramos
sus rostros, sus cuerpos que se prolongaban
de nosotros, su respirar que nos insuflaba la vida
y cuya ausencia nos dibuja hoy esta muerte
que se aproxima. Somos este aciago anochecer,
este trémulo deambular, que, en el soplo ordenador
del mundo, espera la barca que nos devolverá
todo aquello que no cuidamos como debíamos.
PARTIDA
Cuando partí nadie apareció al borde del camino
Cuando partí los viajes eran algo simple y banal,
y no este deseo de buscar un sentido para
la tristeza, una lugar para la ausencia, una fuente
?por minúscula que fuera- para saciar aquello que
no interrumpe la sed. Cuando partí todos estaban
ajetreados en viajar, pero de otra forma ?
voracidad de prestamistas, ojos desorbitados
donde el tiempo es tan negociable, bien sea a un futuro
hipotecado o a una simple llanta oxidada. Cuando
partí tuvieron la atención de advertirme que la poesía
nunca salvará a nadie, que la búsqueda de las raíces
(bien como conocimiento de un pasado no
ocurrido) era cosa tan ridícula como obsoleta
para la risa estúpida de muchos. Cuando partí la buganvilla
de la casa del frente estaba esplendorosa y había
un gato agujereando la malla metálica. Cuando partí
una mujer de la casa vecina sacudía un pequeño tapete.
Me saludó. Sonrió. Cuando partí imaginé
sus escarnios, las llamadas de unos a otros,
las conversaciones. Cuando partí nadie apareció
para despedirse, solo estaba yo, un objetivo
incierto, y tu rostro reflejándose a lo lejos
y el sol dando de lleno en los cristales.