A la Salud se la echa de menos cuando falta y es a partir de ahí cuando se estima su importancia y se la valora. Esto ocurre en el ámbito personal, donde cada uno tiene que ser consciente que la Salud supone un recurso básico y necesario para la Vida y, en consecuencia, se le debe dar el valor que se merece. A nivel social, este principio se puede reflexionar sobre la distribución y frecuencia de las enfermedades crónicas y el por qué no se distribuyen de forma aleatoria o por azar, sino que lo hacen en base a determinadas variables como la educación y el estilo de vida que a su vez están condicionadas por la estructura socioeconómica y cultural en la que se vive.
La situación socioeconómica de un individuo se hereda y a partir de ahí la búsqueda de la igualdad de oportunidades mejora el movimiento vertical ascendente en lo social de los individuos. Por tanto, no todos los individuos parten del mismo nivel social, aspecto que hay considerar porque no todo el mundo ha tenido las mismas ventajas. En relación con la Salud se considera que existen desigualdades cuando se dan diferencias sistemáticas que se pueden evitar, controlar y reducir en relación con uno o más de los componentes de la Salud dado que somos entes físicos, psicológicos y sociales. Estas desigualdades tienen una menor posibilidad de producirse en los buenos Sistemas Sanitarios que son aquellos que garantizan la cobertura y la accesibilidad universal y efectiva a los servicios y recursos asistenciales aumentando la probabilidad de disfrutar de Salud y, por tanto, de posibilidades de trabajar y esforzarse para progresar socialmente. Esto tan sencillo y a la vez tan complejo lo consiguen los sistemas que ofrecen servicios y prestaciones relacionadas con la Salud para todos con independencia de su clase social, género, territorio o cualquier otra variable, lo que se traduce en una mejor situación y estado de Salud para Todos los grupos sociales. Esto nos lleva a pensar que el sistema sanitario actúa como un determinante para la igualdad de oportunidades y, por tanto, importante para el movimiento vertical de los individuos o ascenso social.
En el momento actual, se observa que las desigualdades provocadas por la crisis socioeconómica y de valores se han acentuado y han conllevado un descenso social de buena parte de la clase media; uno de los mejores resultados de la transición española. Además, se ha asistido en estas últimas décadas a la supresión de un elemento clave de estímulo del ascensor social como es el valor del esfuerzo, del mérito y de la capacidad innovadora frente a otros, que han sido establecidos mediante conflictos de intereses entre lo sociopolítico y lo social, como son la arbitrariedad, el amiguismo y la lealtad sociopolítica por eso estos años los hemos pasado entre la pasividad y la intrascendencia. Esta ha sido la causa de que muchos jóvenes hayan entraron en política porque era la manera de ascender socialmente sin apenas esfuerzo y con menor capacidad de la necesaria y deseable para ocupar unos puestos que ni en sus mejores sueños adolescentes habían soñado. Su resultado, todos lo sabemos y lo padecemos, alta prevalencia de gente incompetente en sitio inadecuado para su mérito y capacidad y, en consecuencia, altos niveles de ineficiencia social y de gestión y administración pública en los sectores sociales básicos que posibilitan la igualdad de oportunidades y el ascenso social como son la educación, la sanidad, la justicia y los servicios sociales. Algunos de los ministr@s que hemos padecido eran ya en sus comienzos principios de peter´s dado que ni siquiera habían sido capaces de administrar las ventajas de su cuna socioeconómica.
En resumen, tanto la salida de la crisis como la reducción de su impacto requieren de valor y valores para mejorar las dinámicas y los procesos establecidos durante décadas y que han demostrado ser nocivos para el progreso social en componentes esenciales como de la Educación y la Sanidad.
La Vida Saludable individual y social es imprescindible para avanzar en la igualdad de oportunidades y, de esta manera, progresar adecuada y socialemente.
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