Casi coincidiendo con la celebración de la Semana de la Movilidad, que pretende ser un catalizador de políticas de sostenibilidad para el transporte urbano, se ha celebrado en Nueva York una Cumbre sobre el Clima, centrada en el grave problema de origen humano del Cambio Climático. Estas cosas suelen ocasionar declaraciones de las autoridades gubernamentales regodeándose en su apuesta por la sostenibilidad. Sí, esas mismas que han acabado con políticas positivas de medio ambiente y energía iniciadas por el anterior gobierno; que mantienen que el petróleo y el uranio son infinitos y el futuro de la humanidad, y que dicen no tener intereses particulares en esos sectores. Para variar, la Cumbre no ha servido para nada.
Pero nos aproximamos a unas elecciones municipales, y supongo que no tardará mucho el PP gobernante en Salamanca en vendernos sus grandes gestas para conseguir una ciudad sostenible. Por si acaso les voy a recordar una firma realizada en Mayo de 2006, asumiendo voluntariamente la "Carta de las Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad" o Carta de Aalborg. Se ha asumido partir del siguiente principio: "? Tratamos de lograr una justicia social, unas economías sostenibles y un medio ambiente duradero. La justicia social pasa necesariamente por la sostenibilidad económica y la equidad, que precisan a su vez de una sostenibilidad ambiental." El documento desgrana apuestas sobre colaboración interinstitucional, economía urbana, justicia social, ocupación del suelo, movilidad, contaminación, reorganización urbana y participación ciudadana.
Un repaso a lo ocurrido en nuestra ciudad durante estos años hace pensar que no se ha tenido muy en cuenta ese documento. Aunque hay ciertos avances, estos parecen muy cosméticos. Por ejemplo, se ha aprobado un Plan General de Ordenación Urbana cuya clave es el crecimiento desmesurado del parque de viviendas y el territorio urbano, en una ciudad que hace años que pierde población, olvidando la rehabilitación de barrios céntricos que se despueblan lentamente. Por contra, no existen políticas que garanticen de verdad el derecho de acceso a la vivienda, la reacción municipal a los desahucios no existe.
Se dice apostar por el transporte público, y llevan casi 15 años siendo incapaces de dedicarle en exclusiva la Gran Vía y el Puente Enrique Esteban, a pesar de pagar dos Planes de Movilidad que lo proponen. La bici no llega al centro, donde sí llegan todos los días la mayoría de los viajes urbanos. En la ORA nunca ha habido rotación de plazas que impida el innecesario aparcamiento de larga duración. En caso de duda, salvo raras excepciones, se favorece al coche. Se incrementa el espacio verde de la ciudad, con plantaciones masivas de árboles que en su mayoría se secan poco después, una visita al valle de regato de Zurguén es muy ilustrativa; o se deforestan espacios libres consolidados sin rubor como el Parque de Garrido para favorecer al coche a pesar de existir alternativas menos dañinas.
Pero todo esto se hace con la aquiescencia de la mayoría de los ciudadanos, como demuestra su comportamiento diario y electoral. En materia ambiental el egoísmo humano sigue pesando sobre cualquier otra consideración, ni siquiera nos detiene pensar en la herencia que dejamos a nuestros nietos. Es mejor tardar 10 minutos en recorrer la distancia de casa al trabajo, y otros tantos o más en aparcar y dejar todo el día el coche ocupando espacio público. Vaya, tanto como la distancia más larga en transporte público, y mucho más que hacerlo en bici, incluso muchas veces se llega antes andando. Viva la sostenibilidad salmantina.
Para poder leer la Carta de Aalborg, sirva este enlace:
http://es.wikipedia.org/wiki/Carta_de_Aalborg
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