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Y nos dieron las doce, relatos de navidad con aires salmantinos  
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CONTAMOS LA NAVIDAD

Y nos dieron las doce, relatos de navidad con aires salmantinos  

Actualizado 28/12/2020
Charo Alonso

La célebre antología de relatos navideños se publica este año con una importante aportación salmantina en sus relatos e ilustraciones

Fue en el 2009 cuando el escritor radicado en Valladolid José Ignacio García, tuvo una idea que uniría su trabajo de publicista con su tarea de escritor: un proyecto para fomentar el hábito de la lectura y a la vez, servir de regalo de empresa de cierta entidad y tarea social. Así nació la publicación, realizada con mimo en la imprenta leonesa Punto y Seguido, "Contamos la navidad". Se trata de una antología de relatos navideños de carácter no venal, sufragada por las empresas que patrocinan, año tras año, el proyecto y que se sirven de la publicidad y el prestigio de un librito que ya más allá de lo comercial. Y digo librito con toda la intención, porque la antología, que ya lleva doce años de andadura, solo tiene de diminuto el tamaño, porque se ha convertido en un proyecto ilusionante donde colaboran autores y artistas de forma desinteresada con inmensa generosidad y ganas de difundir la literatura y el arte en unas fechas propicias para la lectura y el regalo. Y nos dieron las doce, relatos de navidad con aires salmantinos        | Imagen 1

Un empeño que este año 2020 marcado por la crisis económica derivada de la pandemia, parecía imposible de lograr y que ha tenido un carácter especial que José Ignacio García ha querido titular a la manera de su admirado Joaquín Sabina. Las doce campanadas que ponen fin a un tiempo de tristeza e incertidumbre, es una cifra mágica para festejar de nuevo el empuje de las empresas que hacen posible la publicación de la antología, el empeño de los particulares que ahora hacen sus pedidos también para regalar una muestra de literatura castellano leonesa y la generosidad de autores e ilustradores sin los que nada sería posible. Y nos dieron las doce ha sido el hijo más difícil de todos, y que además, se ha quedado sin fiesta de bautizo a lo grande, lo que no quita que sea uno de los ejemplares ?y ya van doce ediciones- más completo y complejo?. Y más salmantino.

Muy difundido el proyecto en León y Valladolid, la antología navideña parecía no tener un eco salmantino, sin embargo, esta se inició a lo grande en 2019 con la participación del televisivo Jero Hernández, autor de microrrelatos, personaje mediático y persona generosa donde las haya que nos fascinó a todos en la presentación de la antología, por primera vez, con aires charros. Al relato de Jero se unió uno mío y la ilustración, fantástica, de Carmen Borrego, que sirvió no solo para iniciarse en el proyecto, sino para volver a los pinceles con un retrato del poeta bejarano Luis Felipe Comendador, que ilustró un cuento de navidad agridulce ¡Escrito en verano!

Para los veinte autores que componen la antología de este infausto 2020, escribir un relato navideño en pleno verano se convierte en un reto tan inusual como encontrar, a ciegas, un ilustrador para cada uno de los textos que, gracias a la casualidad y a la oportunidad en ocasiones, se refleja perfectamente en el artista elegido. Y ha sido en esta ocasión en la que autores y artistas salmantinos han entrado ya, plenamente, en el proyecto navideño, este año con una portada y contraportada del artista madrileño Carlos RKS que no ha dejado indiferente a nadie. Una edición a la que quizás le haya faltado presentación y presencia en los medios, pero que sin embargo ha tenido la misma tirada y éxito de convocatoria que los anteriores, y sorprendentemente, una mayor presencia salmantina para este proyecto iniciado por José Ignacio García, dirigido por Diego Chamorro, llevado por David Acebes y donde colaboran importantes narradores no solo castellano leoneses.

Una presencia salmantina que cuenta con el relato de la poeta y periodista Isabel Bernardo, cuyo texto costumbrista, cercano y lleno de alegría, es una alegre manifestación del espíritu navideño entre la negación y el luto, la familia y la falta, que nos reconcilia con la risa, el optimismo, y la sorpresa que debe tener todo buen relato. Su texto, magníficamente acompañado por una ilustración de la fotógrafa, diseñadora gráfica y artista salmantina Carmen Borrego, titulado "El aparador" cumple con todas las expectativas de lo que debe ser un relato navideño, pleno de esperanza, de sorpresa, costumbrismo y ese irónico discurso tan cercano a la tierra que caracteriza la prosa contundente de la escritora salmantina perfectamente ilustrada por Carmen Borrego.

¿Se nota cuando hay conocimiento, amor y empatía entre escritor y dibujante? En el caso del relato de Miguel Ángel Malo, narrador radicado en Salamanca, profesor de economía del trabajo en la Universidad al que conocemos por sus claras exposiciones sobre la economía que generosamente nos ha dado en los medios durante la pandemia, así como por los relatos que publica, mes tras mes, en la edición de papel del periódico digital Salamanca rtv al día él y la ilustradora, no se conocían. Dueño de una pluma certera y cercana, su relato navideño cuenta más de lo que dice, prodigio de elipsis y evocación que tiene como compañera de ilustración la obra de la artista y fotógrafa, Jackie Martín, quien con sus vivos colores y su lenguaje, también evocador, se ajusta perfectamente al texto de Miguel Ángel Malo. Obra artística no solo al servicio del relato, sino maravilloso complemento del mismo, exacto en tono y tema.

Conjunción sorprendente que, en el caso de mi cuento navideño, de temática mexicana, tiene como correlato la obra de la artista originaria de Puebla de los Ángeles y ya plenamente salmantina, Ina Casados. Su lectura del relato ha sido como toda su obra, original y mexicanísima. Dueña de un lenguaje pictórico propio que bebe de la modernidad y de la tradición de su infinito país, Ina Casados es pintora, artista multidisciplinal, maestra de dibujo y diseñadora gráfica, y su visión de un colibrí y del corazón de cristal soplado típicamente mexicano es de una fuerza y de una originalidad indudables, perfecta para la temática del relato.

Tres ilustradores, cada uno con un estilo original y diferente, para tres relatos muy distintos. Aportación salmantina a una antología también muy dispar en tono, lenguaje y estilo con un punto de unión memorable: la navidad como tiempo, costumbre, actitud, vivencia y parte de nuestras vidas ahora volteadas por la enfermedad. Un tiempo que ni la pandemia ha podido evitar que vivamos de la manera más cercana posible a la "normalidad" ¿Y qué es la normalidad sino disfrutar de unas fiestas que forman parte de nuestros ritos, mitos, usos y costumbres? Costumbres a las que ahora añadimos, año tras año, la lectura de una antología cada vez más demandada y que cumple, y ya son doce veces, como las uvas, las campanadas, y las docenas de rosas y dulces, una edición más, quizás sin presentación, sin encuentro, sin celebración tumultuosa? pero sí con el objetivo siempre renovado de fomentar la lectura, la buena literatura, el encuentro del artista con el autor, de ambos con el lector y siempre? siempre, al abrigo de lo nuestro con las puertas abiertas a todos. Nos han dado las doce, sí, pero confiando en que no sea el trece un número de mala suerte? sino de vuelta, de renovada ilusión por el rito reiterado? y todo desde las páginas magníficamente coloridas, deliciosamente ilustradas, de una antología todo corazón, muestra de nuestro amor por la cultura? y la tradición. Navidad jubilosa.