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La Unión Europea, entre China y EE.UU.
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La Unión Europea, entre China y EE.UU.

Actualizado 16/07/2020
Luis Castro Berrojo

La Unión Europea, entre China y EE.UU. | Imagen 1

Otro efecto de la epidemia actual es que ha agravado la rivalidad entre las dos superpotencias, China y EE.UU., obligando al resto de países a posicionarse ante esta situación. Como es natural, ante un asunto tan complejo hay enfoques distintos sobre lo que la Unión Europea ?el otro vértice de la hegemonía mundial? puede y debe hacer al respecto. Hace poco, Joschka Fischer, ex gobernante y líder de los verdes alemanes, pedía un alineamiento claro con EE.UU. y una política de "contención" frente a China, que, según él, es un régimen totalitario, expansionista y no exento de prácticas sucias en lo comercial. ("The Future of Global Power", en Project Syndicate, 25 de mayo de 2020). Lo grave del caso es que no veía más alternativa a esta actitud que la confrontación o incluso la guerra con los chinos.

Si, en vez de China, habláramos de la URSS, este lenguaje no nos hubiera extrañado años atrás, en plena Guerra fría. Pero estamos en el siglo XXI y la historia nos debería haber enseñado algunas cosas. Más aún si hablamos desde posiciones de progreso y humanistas. (No tengo claro si Fischer, antaño líder de la "Nueva izquierda", las asume a estas alturas y lo mismo me ocurre con los de la Tercera vía y otros inventos semejantes).

En primer lugar, no se puede argumentar ya vistiendo de malo al enemigo chino y asumiendo tácitamente la cercanía de EE.UU. como si el "tío Sam" fuera algo modélico. Dejando de lado a Trump, cuyas barbaridades son de sobra conocidas, recordemos que EE.UU. bombardeó Serbia e invadió Irak sin mandato de la ONU y si bien sus intervenciones posteriores en Afganistán, Libia, Siria, etc. han sido votadas en el Consejo de Seguridad, queda la sospecha de si el Pentágono no hubiera actuado de todos modos sin ese aval. En resumen: EE.UU. viene usando el "gran garrote" cuando y donde le interesa; se podrán ver diferencias con China, que presiona en las fronteras de India y reprime a la ciudadanía de Hong Kong y a sus disidentes, pero si las gafas bipolares no nos impiden percibirlo, estamos ante comportamientos no demasiado diferentes. Ni se puede hablar de las supuestas intenciones de espionaje de la tecnología 5G china, o de la guerra sucia de los hackers rusos, como si los servicios secretos occidentales no estuvieran actuando del mismo modo.

Más allá de eso, el enfoque Guerra fría es hoy intelectualmente pobre, moralmente indecente y políticamente peligroso. La realidad del mundo exige cada vez más políticas multilaterales ante problemas que son cada vez más globales. Y aunque la inercia de lo histórico vaya en ese sentido, sería necesario frenar o resistir un orden mundial controlado por una o dos grandes potencias enfrentadas. En ese terreno debe jugar la UE, si es que alguna vez se decide a tener una política exterior coherente y propia, algo hoy más factible una vez que Reino Unido deja de condicionarla. Una actitud de autonomía respecto de EE.UU. y China debe hacer compatible la defensa de los derechos humanos (no solo en China) con el fomento de políticas de cooperación internacional y de solución negociada de los conflictos. En el terreno económico eso es algo inevitable, dada la penetración de las inversiones, la tecnología y el comercio chino en todo el mundo: incluso la poderosa Alemania vende millones de coches a China, que es su principal importador, y Deutsche Telekom, la primera empresa europea de telecomunicaciones, tendría graves problemas si prescindiera de los suministros chinos y de la tecnología 5G. Como los va a tener Reino Unido, que se alinea imprudentemente con Trump contra China cuando empieza sentir los efectos del brexit.

Desde siempre, el comercio entre países ha favorecido las buenas relaciones, de modo que las guerras económicas rara vez tienen vencedor. De las otras no hablo, por respeto a la sensatez de mis eventuales lectores. Y en asuntos tan graves como el cambio climático, la devastación ambiental o la actual emergencia sanitaria esa cooperación internacional es condición sine que non para hacerles frente.

(Foto: Europa Press)

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