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Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego")
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Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego")

Actualizado 01/07/2020
José Alfredo Pérez Alencar

Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego") | Imagen 1

Recuerdo que hace un año, por estas fechas, la poeta y editora costarricense Monthia Sancho me escribió para solicitarme un poema dedicado a la notable Eunice Odio, a quien deseaba celebrar en su primera centuria. Entiendo que fue el amigo Javier Alvarado, poeta panameño, quien le habló del homenaje salmantino que yo estaba preparando dentro del XXII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, dedicados a San Juan de la Cruz y a Eunice Odio, y cuyas antologías, por mí preparadas, presentamos los primeros días de octubre la concejala de Cultura María Victoria Bermejo y este escriviviente.

Hoy he estado de nuevo en mi despacho del Campus de Unamuno, luego de más de tres meses de ausencia. En mi casillero encontré un sobre que contenía el libro Territorio de Voces y Fuego. Homenaje a Eunice Odio, publicado por la editorial Estucurú, de San José. Grande alegría por la grande y misteriosa Eunice, un homenaje en su patria primera, de la que salió para no volver jamás: alegría porque estas nuevas generaciones de paisanos suyos saben deleitarse con su excepcional poesía.

La obra está vertebrada en dos partes diferenciadas, con poemas dedicados a ella al inicio, y luego con traducciones a treinta lenguas de un par de textos suyos. En la primera, titulada "Tránsito de Voces", aparece mi texto junto al de los poetas costarricenses Juan Carlos Olivas, Lil Picado, José Ricardo Chaves, Jorge Chen Sham, Miguel Fajardo Korea, Mía Gallegos, Julia Hernández, Monthia Sancho y Magda Zavala. También se incluyen poemas de los mexicanos Alfredo González y Fernando Emilio Saavedra Palma, del colombiano Ramiro Lagos y del panameño Javier Alvarado. No se quiso excluir dos hermosos textos de destacados poetas, ya fallecidos, que la conocieron y trataron en México: Efraín Huerta (México) y Carlos Martínez Rivas (Nicaragua).

Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego") | Imagen 2

A. P. Alencart y el panameño Javier Alvarado en el Colegio Fonseca de la Universidad de Salamanca (foto de Jacqueline Alencar)

Es justo destacar el prefacio escrito por Peggy von Mayer Chaves, reconocida especialista en la obra de Eunice, y las palabras de apertura, a modo de saludo, firmadas por María Bonilla. La ilustración de cubierta utiliza la obra "Estandarte Eunice Amor", del artista plástico Cali Rivera.

La sección segunda contiene traducciones o versiones de tres poemas. En primer lugar "Si pudiera abrir mi gruesa flor", del libro Territorio del Alba y otros poemas: Se publica al Cabécar (lengua indígena costarricense, Severiano Fernández); al Chino mandarín (Ding Mi), Hebreo (Amir Or) e hindi (Mandalesh Dabral).

Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego") | Imagen 3

El otro texto, eje central de esta segunda parte, es "Poema primero (Posesión en el sueño)", del libro Los Elementos Terrestres y otros poemas. Aquí los idiomas y sus traductores son los siguientes: Albanés (Xevdet Bajraj), Alemán (Claudia Sierich), Árabe (Imam Lajjman), Catalán (Concha García), Chino mandarín (Yin Xiaoyuan), Dulegaya (Panamá, Arysteides Turpana), Estonio (Jüri Talvet), Francés (Gabriel Martín), Gallego (Yolanda Castaño), Griego (Katerina Tserké y Rania Tzifopulu-Konstantinidis), Guaraní (Vilma Mariela y Nélida Otazu), Inglés (Allain Pallais), Italiano (Ángela Gentili), Japonés (Yaxkin Melchy Ramos e Isana Kobayashi), Maltés (Antoine Cassar), Mapuche (Javier Milanca), Maya kaqchikel (Guatemala, Negma Coy), Mixteco (Florentino Solano), Náhuatl (Simón Cojito), Otomí (Xico Jaén), Polaco (Zuzanna Geremek y o otras), Portugués (Victor Oliveira Mateus), Quichua (Julio Coronel), Rumano (Carmen Bulzan), Ruso Pável (Grushkó) y Zapoteco (Elvis Guerra).

Finalmente, el tercer poema de Eunice se titula "Al poeta William Carlos Williams" y se publica con la traducción al inglés realizada por el propio poeta norteamericano.

Agradezco a Monthia Sancho por este entrañable libro de 130 páginas bien enlazadas. También por el detalle de enviarme un sello (estampilla) conmemorativa del primer centenario de la extraordinaria Eunice Odio.

Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego") | Imagen 4

Portada de la antología, con retrato de Eunice Odio, obra del pintor Miguel Elías

MI HOMENAJE A EUNICE

"La más notable poeta en lengua castellana del siglo XX es (fue, será por mucho tiempo) la poco conocida Eunice Odio (1919-1974). Murió como mexicana, aunque antes había sido guatemalteca y eso sin olvidar que a Costa Rica le corresponde ser su patria de nacencia Eunice Odio sigue la estela del Cantar de los Cantares y del Cántico Espiritual; de Salomón o el escriba anónimo celebrante del amor carnal y de Juan de Yepes, que versionó al primero para obtener el zumo supremo del misticismo hispano. Para mi gusto, la casi anónima costarricense-guatemalteca-mexicana es la tercera en la línea de sucesión. Dos libros le bastan para ello: el erotismo con tendencia a lo divino, lo trascendente, lo místico de Los elementos terrestres (1948, Premio Centroamericano de Poesía) y el cántico a lo divino desde la pasión humana, de Tránsito de fuego (1957)?" A. P. A.

Mi poema se incluye en las páginas 44-45 de Territorio de Voces y Fuego. Homenaje a Eunice Odio. Claro que a Costa Rica solo envié la primera parte del mismo, para no abusar en la extensión. Ahora lo reproduzco completo, tal y como salió en la antología "Eunice, cien veces cien (Edifsa, Salamanca, 2019).

Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego") | Imagen 5A. P. Alencart y María Victoria Bermejo, concejal de Cultura de Salamanca, con las antologías (foto de José Amador Martín)

EUNICE, CIEN VECES CIEN

I.

Tu cabellera quema

el borde de la carne y el cielo,

llameando historias

de milenarias intimidades,

mundos derramados

para tus huesos victoriosos,

Eunice,

mientras de nuevo

desembarcas con tu voz

que levanta llamados:

a ti responden

hasta los desiertos,

las florestas lejanas, las

mariposas?

Con tu Amado ya no padeces

la deriva del pan

crucificado ni palpita

la pesantez de los advenedizos.

Callaré tu secreto, tu hondo

misterio en continuo

nacimiento, Eunice,

extraña viajera que giras

el recodo de esta avergonzada

centuria.

De pronto, tiemblas conmigo.

II.

Vives en la resurrección,

Eunice,

mueres y resucitas

en letras impregnadas del

sagrado manantial

y de la corteza astillada

del existir.

Te trenzas una corona

para hundirte y levantarte

bajo los deseos del Amor,

esos que refrendan la jerarquía

de tus esponsales, amando

por dos con el lenguaje azul

de las hechizadas.

Hermana que ofreces tu cuerpo

para el holocausto, sé

traducir las visiones que dictas

mientras asciendes más allá

de los ojos;

sé borrarte

todo signo de extranjería,

toda pobreza en tu faz de ámbar

donde se refleja la manzana.

Así, otra vez, tiemblas

conmigo.

III.

No permites ley de duelo,

Eunice,

y te desenredas del espino

la noche terrenal

cuando buscas desaprender

del mundo.

Tarea exacta para alejarte

del drama del tiempo,

con la lengua en llamas,

entregada a la bienaventurada

profecía.

Ilesa eternidad la noche

de las noches, palabras que

flamean un fuego

que no consume: perdonas

desde detrás de los labios,

como el Señor que todo

padeció.

Tienes un ángel proporcionándote

músicas que ensanchas adentro,

acordes que no son

para el oído.

Vivo goce somos,

cuando tiemblas

conmigo.

IV.

Eres huérfana de patria,

pero con brújula,

Eunice,

necesaria para transitar

las millas del amor

y los vientos contrarios

de la mendicidad.

En tálamo oloroso

yaces con tu Amado

y olvidas contratiempos

o pesares.

Así saltas este siglo,

con anhelos alados

bajo un eclipse divino,

anudada al espíritu volante

y al alumbramiento

del corazón.

Así sientes tuyos

a Juancito y Salomón,

con cantares buscando en ti

su renovada melodía.

Se ocultaron los caínes,

Eunice:

es tiempo de volar

cruzando nuestras alas.

En la misma antología, en las solapas, se incluyó este otro poema mío:

Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego") | Imagen 6Perfil de Salamanca. Foto de José Amador Martín

EUNICE EN SALAMANCA

I.

Prevalece

tu canto en la ciudad antigua.

Con nosotros te desdoblas

y te vuelves semilla

o alma subida en brioso unicornio

instalado bajo las goteras

del misterio.

El amor ablanda, Eunice,

y te alejamos

del prisma olvidadizo.

Te sabemos capaz

de una vigilia sin ocaso.

Entonces te convocamos

para que nos enseñes

tu corazón.

Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego") | Imagen 7

II.

Tu creación sigue en pie,

Eunice,

de ella brotan huellas,

incesante resplandor:

desde aquí la encomendamos

a otras generaciones.

Ábreles caminos

y devuélveles a la raíz

de la sólida Poesía.

Hoy todo está anémico,

Eunice.

Con Eunice Odio, por Costa Rica ("Territorio de voces y fuego") | Imagen 8Un momento de la presentación de T"erritorio de Voces y Fuego", en San José

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