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Por Ávila, con Juan de Yepes, Teresa de Cepeda y Lilliam Moro
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Por Ávila, con Juan de Yepes, Teresa de Cepeda y Lilliam Moro

Actualizado 31/03/2020
Alfredo Pérez Alencart

Por Ávila, con Juan de Yepes, Teresa de Cepeda y Lilliam Moro | Imagen 1A. P. Alencart leyendo en 'Diálogos con San Juan de la Cruz' Foto de Jacqueline Alencar

Según cartel enviado hace dos meses, esta noche debería estar en la Casa de la Poesía San Juan de la Cruz, leyendo poemas y hablando sobre mi trayectoria poética. La Casa de la Poesía está coordinada por la poeta abulense María Ángeles Álvarez y tiene su sede en la Universidad de la Mística, prestigiosa institución dirigida por el carmelita descalzo Francisco Javier Sancho, a quien mucho respeto desde hace dos lustros, pues he escuchado sus introducciones teológicas y poéticas, cada mes de diciembre celebratorio de los diálogos poéticos con San Juan de la Cruz, actos de excelencia coordinados por el poeta y amigo José María Muñoz Quirós.

Como la lectura no podía realizarse de forma presencial (ya veremos si próximo curso), quise hacerlo de forma espiritual. Anoche estuve leyendo tres poemas para mí mismo (y para todos vosotros). Y lo hice imaginando estar en el CITES, en el auditorio municipal de San Francisco o al pie de la hermosa muralla. Dos son míos y el tercero es de mi buena amiga, la cubano-española, Lilliam Moro, quien vivió cuarenta años en España (varios de ellos en Ávila). Falleció el pasado 14 de marzo. Pero yo la tengo muy presente, sin duelos ni penas, aplaudiendo mi lectura, como podrán apreciar en la última foto.

Por Ávila, con Juan de Yepes, Teresa de Cepeda y Lilliam Moro | Imagen 2

LLAMA DE AMOR

Oh toque delicado

que a vida eterna sabe?

Juan de Yepes

I.

Vienes a nuestra carne viva

y a nuestra alma,

que se enrosca en sus imperfecciones

o eclipses duraderos.

Vienes de forma inaudita,

como si un instante fueran nueve meses

que nos descarnan para otro

tránsito o bocanada, ya en tu taller

de Luz.

Vienes aprisa, llama invencible,

para alumbrarnos lugares inéditos

donde los frutos resplandecen

y los semejantes se despojan de su disfraz.

Vienes, Amado galileo, cual

antorcha que desoculta desesperanzas

o furias incipientes.

Entonces remas

sobre nuestras lágrimas,

levantas las penas del día

y nos purificas

con tu sangre iluminada,

con tu llama de Amor viva.

II.

Como el corazón siempre está

sin olvidarse de latir,

la noche limpia los vestigios

de la soberbia de quien

busca otra forma de existir,

y se desnuda hasta

que el Amor lo invade

y torna humilde su espíritu

y aprende a dar de su pan

al prójimo.

En lo oscuro se calcinan

todas las veleidades.

También las lentejuelas

que cubrían su ir cojeando

por la vida.

En aquel ser donde el Amado

anida, la humildad

se implanta y la soberbia

se convierte en cicatriz.

En lo oscuro percibes

al joven Dios que mucho

ha sembrado

en ti.

Por Ávila, con Juan de Yepes, Teresa de Cepeda y Lilliam Moro | Imagen 3A. P. Alencart leyendo un poema dedicado a Santa Teresa, al pie de la muralla (foto de Jacqueline Alencar)

DE LO SIEMPRE AMADO

(Homenaje a Teresa de Cepeda y Ahumada)

De por vida nos une un reino fuera del tiempo,

un reino que transfiere palabras contra la desesperanza,

alas para nosotros mismos

y para sobrevolar las cicatrices del Diluvio

y ventear aires sin veneno

a los pulmones del albañil que moldeará más barro

del palomar que es dialéctico templo

porque está en nuestro pecho sin coágulos ni fronteras,

fundando moradas humildes, silabeando

el porvenir, albergando al Espíritu invulnerable.

:: (Abre tu boca / la Vida está en la LLAGA / lejos

de los prelados / lejos del óbolo / a las estatuas) ::

Henos aquí, por aires donde aúllan verdades

relampagueadas en la comunión con el Cielo

de la memoria, verdades emparentadas

al terral de la vieja Castilla que aún busca su contento

celebrando con vino casi alado

la muerte con resurrección.

Oh, poderosa realidad

de lo siempre Amado en el horizonte impar

de esta Babel que poco trasuda la sangre del Dios

que nos escarba la salida con átomos salvajes

y palomarcicos

y palomas

que enseñan a volar leguas arriba

picoteando raíces de páramo como pan de cada día

volviéndose plegarias

hasta hallar cobijo en el nidal del retorno,

adobe y tapial contra el exterminio.

:: (Viola los estatutos de la muertE / húrgale

su nariz / y meteorízala hasta que diga ay, ay, ay) ::

Del palomar del pueblo salen latidos que nos relajan,

no porque tengamos astilladas las alas

sino por el oleaje de revelaciones

de la sangre iluminada en cánticos para el Cielo

que destella cuando Teresa, nuestra hermana, tan alta vida

espera apoyada en sus últimas lágrimas

y en las manos del destierro.

Ay, palomita de las oraciones

que más cuentan, paloma pieldivina

deleitosamente prisionera nidificando la llama que no quema,

aléjate de las aves agoreras

y camina por zonas de tolerancia o vuela con el peso neto

de tu declaración de ardiente fe

y aléjate siguiendo la medialuna de tu temblor,

aléjate de las aves de rapiña

y no mudes los Evangelios por peste de idolatrías,

por corazones que palpitan a medias,

por escenificaciones de amor deshabitado, insipidez

tras insipidez tras insipidez.

:: (Apasionada travesía por tierras del Tormes y el Adaja /

Guardiana / danos tu sonrisa / para esta Reconciliación) ::

Pronunciamos la Palabra

alquimiándola en el sistema solar del éxtasis, en las arterias

de la perduración antítesis del mundo,

en el mimbral de las ternezas a la intemperie,

en la relojería de Enigmas / Misterios / Milagros

mordedura del Hacedor a precio de rescate soltando perdón

contra historietas de brujas hechizándonos las venas.

No más inquisiciones.

Henos aquí para dar 67 besos a la Dueña de los palomarcitos

místicamente prendada del nazareno,

a quien alimenta de su puchero, mientras transita sures

o Reforma uno y otro palomar, como el mantenido

desde de la infancia, muriendo sin morir

en el connubio que se le volvió eterno.

:: (Deshuesada tu carne / Espíritu eres = Espíritu serás /

Cepeda & Ahumada / Ávila + Alba de Tormes) ::

Por Ávila, con Juan de Yepes, Teresa de Cepeda y Lilliam Moro | Imagen 4Lilliam Moro, A. P. Alencart y Jacqueline Alencar en Ávila (foto de José Pulido)

Lilliam Moro (La Habana,1946 ? Miami, 2020)

ALBA DE TORMES OBLIGÓ POR FIN A DESCANSAR

A LA QUE NUNCA DESCANSÓ

A Santa Teresa de Ávila

Préstame tu inocente desvarío,

la imposible quietud de tus quimeras,

tus incansables huellas andariegas,

tus ateridos pies besando el frío,

la empecinada fuerza de tu brío,

tus palabras ardientes, las primeras

dudas y certidumbres, tus maneras

de sentir el ardiente escalofrío.

Un Amor absoluto que libere

del cuerpo el alma que volar quisiera

y que por no morir de sí se muere

mientras el corazón se transverbera

por la flecha de amor que quema y hiere

y otra vida a esta vida la supera.

Por Ávila, con Juan de Yepes, Teresa de Cepeda y Lilliam Moro | Imagen 5Lilliam Moro y público asistente al Auditorio Municipal de San Francisco (foto de Jacqueline Alencar)

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