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Gabriel Calvo, romances para Lorca con retratos de Florencio Maíllo
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Música, teatro y arte

Gabriel Calvo, romances para Lorca con retratos de Florencio Maíllo

Actualizado 01/02/2020
Charo Alonso

El folklorista salmantino interpreta un montaje sobre los romances salmantinos que fascinaron al autor granadino con obra pictórica de Maíllo y dirección de Jes Martin's

A Gabriel Calvo le supe cantando y cuando le conocí me sorprendió su voz sabia y pausada, demorada en las respuestas y los proyectos. Aquel encuentro fue la primera vez en la que entrevistamos juntas Carmen Borrego y yo, y ahora es Carmen quien diseña y maqueta el último trabajo de Gabriel Calvo que no sólo es disco? Porque Gabriel sueña proyectos que abren sus alas sobre el escenario, abrazando lenguajes artísticos para los que se rodea no solo de músicos salmantinos y nacionales, antropólogos, poetas? Porque esta vez Florencio Maíllo, el pintor de las caras de Mogarraz, el artista que nos retrata los rostros que conjuran el tiempo y el actor y director teatral Jes Martin's se unen al folklorista visionario y lo hacen en el Liceo a mayor gloria de Federico García Lorca.

Un Federico universal, joven estudiante en Granada que recorrió España de la mano de un salmantino, el maestro de la Institución Libre de Enseñanza Martín Berrueta y llegó a la ciudad en 1916, ávido de nuevas experiencias, lector del cancionero del presbítero Dámaso Ledesma, mostrando esa capacidad de asimilación con la que luego recorrería no solo el folklore aprendido en la infancia granadina, sino los cancioneros galaico portugueses, la poesía arábigo andaluza, la vanguardia, el surrealismo hasta configurar un mundo propio. El mundo lorquiano en el que siempre hay espacio para reivindicar la tierra, la oralidad, la tradición, el saber bien decir de los hombres del campo, un discurso que amaba en las manifestaciones del romancero típico que conoció en la Salamanca donde saludó al rector Unamuno.

Y es este Lorca ya maduro, en la celda de su breve cautiverio, el que evoca con su montaje Gabriel Calvo. Encerrado, fantástica la interpretación de "La Clara" golpeando los barrotes, el poeta recorre su infancia de niño que hacía teatro, su juventud que organiza el primer concurso de cante jondo de España junto a Lorca, su experiencia poética, amorosa, vital, teatral? y todo en la interpretación de un Gabriel Calvo en estado de gracia que asume en soledad el texto, con pocos elementos escénicos y la compañía de los retratos del poeta, magníficamente evocados con el estilo y el trazo del pintor Florencio Maíllo.

El escenario, con el lienzo desvestido de la antigua iglesia sobre la que se construyó el teatro Liceo, es un prodigio de desnudez donde el avezado hombre de teatro sabe moverse, recorrer la vida del autor y llorar su noche de Monte de los Olivos. Porque sabe Lorca que va a morir y dice una de las frases más hermosas del montaje "Las historias más terribles se han escapado de los libros". Evocando siempre a sus compañeros de infortunio, que comparten con él la fosa no abierta aún, el personaje recorre las canciones que le fascinaron porque "mantener la tradición es una pasión" y el "yo no digo esta canción, sino a quien conmigo va", alusión al romance medieval que tanto inspiró al autor del Romancero Gitano.

Tradición y modernidad, la marca de los autores del 27. Sin embargo, era Lorca el más atrapado por la magia de lo eterno de Fuentevaqueros, de la tierra. De ahí que en Nueva York hiciera reír a sus compañeros de clase con la interpretación del "Burro de Villarino", que Gabriel Calvo hace cantar a todo el teatro, este teatro en el que está toda Salamanca. Un planto, una canción que expresa el dolor por la muerte, que nos recuerda según Calvo el disentimiento entre el reino animal y el humano que le esclaviza. Un burro protagonista también de la historia que supuestamente le cuenta un salmantino, Gabriel Calvo, al poeta de los romances gitanos. Y es entonces, cuando nos damos cuenta de que Gabriel no solo es un intérprete cuya maestría ya conocíamos, sino un actor cada vez más prodigioso.

La poesía, el mantenimiento de la tradición es, en palabras de Gabriel Calvo, una pelea contra el olvido. Y como no olvida, Lorca vive en él, eterno, palpitando en la pintura de Maíllo. Una tradición musical y rítmica que en Salamanca tiene la sobria desnudez de la voz. De ahí que, en medio del escenario, vestido con una capa charra, Gabriel haga una interpretación verdaderamente conmovedora de una versión de "Los mozos de Monleón", romance que le gustaba especialmente a Lorca, solo con la voz, declamando de una forma tan sentida que podía cortarse el silencio del teatro lleno. Sin los músicos, la flauta y el acordeón que acompañaron durante todo el montaje al personaje, la voz de Gabriel tiene una nueva textura capaz de emocionar al público, de darle nueva vida a pieza tan conocida. Y lo consigue y con ella termina el montaje.

Un montaje que acaba diciendo, donde ha sentido a Lorca, ha sentido a la Salamanca entera que ha acudido a escucharle, a él que tantas veces ha recorrido pueblo a pueblo nuestra tierra. Un montaje que emociona, que ilumina, que complementa a un disco que reivindica la tradición reinventándola a la manera de Lorca, con su gusto por lo andaluz ?la mezcla de "Los cuatro muleros" y "Los mozos de Monleón" es un hallazgo- por los muñecos de cachiporra, por el teatro, por el dibujo ?trazos infantiles más mironianos que dalinianos, los dibujos lorquianos- por la música popular y sobre todo, por los romances. Esos romances que tan bien dice y tan bien canta Gabriel Calvo. Gabriel al que recuerdo aquella primera entrevista, con Carmen Borrego atenta a su sonrisa seria, la misma que ha fijado contra la silueta del alto soto de torres salmantino para iluminar su disco, "Folklorquiando". Raíces y alas para seguir festejando a Lorca a la luz del sentimiento, raíces y alas para seguir abrazando todos los lenguajes para pensar el sentimiento y sentir el pensamiento. Hondura y belleza puesta en pie sobre el escenario salmantino con taconeo y repiqueteo de cucharas.

Fotos: Lydia González y Carmen Borrego

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