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Pregón íntegro de las fiestas de Villoruela
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en honor a la virgen del carmen y al cristo de la esperanza

Pregón íntegro de las fiestas de Villoruela

Actualizado 13/07/2018
Redacción

El Coro de Villoruela ha inaugurado las fiestas de la localidad con la lectura del pregón

¡¡¡Buenas noches, pueblo de Villoruela!!! Como es costumbre del Coro pedimos permiso de la mejor manera que sabemos: cantando para empezar a cantar.

Y si ya tenemos vuestro permiso, empezamos.

Ser los pregoneros de las fiestas de tu pueblo es un privilegio y un gran honor que queremos agradecer al Excelentísimo ayuntamiento de Villoruela por habernos tenido en cuenta y también nuestro agradecimiento por facilitarnos un local para poder ensayar cada sábado. Muchas gracias.

¡Mira, Pepe! ¡Fíjate donde nos has llevado, a ser los pregoneros de las fiestas de tu pueblo, de nuestro pueblo! Y a mí, tu sucesora, el privilegio de leerlo. Estamos seguros que allí donde estés te sentirás orgulloso de que Tu Coro sea el que anime e inicie estas grandes fiestas de la Virgen del Carmen y del Cristo de la Esperanza.

El Coro popular de Villoruela lo creó José González Sánchez, nuestro querido Pepe, en el año 2003. En sus inicios lo formaban 20 personas y el primer concierto se dio aquí, en esta plaza. Y ¡¡¡YA HAN PASADO 15 AÑOS!!!

En los años sucesivos se fueron uniendo más personas de Villoruela y de otros pueblos: Villoria, Babilafuente, Moríñigo, Cordovilla, Salamanca y el Campo de Peñaranda y todos formamos un gran grupo que deja el nombre de todos estos pueblos en lo más alto allí donde vamos. El grupo fue creciendo y en el año 2008 llegamos a ser 45 miembros.

Las edades de los componentes oscilan entre los 40 y más de 80 años, y todos con una ilusión envidiable.

Queremos recordar y dar las gracias a todos los que han pertenecido a este coro y que por alguna razón nos tuvieron que dejar.

Estamos muy orgullosos de haber conseguido 15 años de existencia a pesar del gran vacío que dejó su fundador, pero su semilla cayó en terreno abonado y este es el resultado.

Casi nadie tenía experiencia de cantar en público. Como mucho, cantar en la ducha, o en el "cuarto". Algunos, que no algunas, en los bares que con unos vinos o copas afinaban o desafinaban las gargantas y se arrancaban con alguna canción.

Pepe, con su buen hace y su gran paciencia, consiguió unir esas voces

Primero, eliminando los desafines, ¡que no eran pocos! después que el ritmo fuera uno. Nos enseñó a acompañar canciones con percusión: morteros, panderetas, botella de anís, vacías, claro está. Empezamos a cantar a dos voces. ¡Si a una voz ya era complicado imaginaos a dos! Le costó algún que otro sudor, ¡Pero al final, lo consiguió!

Nuestros cánticos son populares, de la zona rural, se canta al amor y al desamor. Ya sé, como se hace ahora, pero con mucha más picardía. Había canciones para rondar a las novias, se cantaba por el pueblo con cualquier escusa. Se cantaba a los agricultores, a los segadores, a los molineros, panaderos, se cantaba al trillar, al "limpiar la parva" cuando se acarreaba, al arar, al sembrar? y todo acompañado con los utensilios que se tenían a mano y que se convertían en instrumentos de percusión. Antes hemos mencionado algunos. Pero también se acompañaba con el sonido de cucharas, sartenes, maderos, rejas, cribas? todo valía.

¡Jóvenes y no tan jóvenes, animaos! No son canciones de los 40 principales, pero no os vais a arrepentir de la experiencia. Todos los sábados a partir de la 9 en verano y a las 8 y media en invierno estamos en el salón de abajo del ayuntamiento.

Os vamos a contar alguna anécdota de las muchas que ha pasado el Coro en sus salidas, ya sea en conciertos o en excursiones.

Imaginaos la situación. Un grupo de alrededor de 60 personas en el Teatro Romano de Mérida, subidos al escenario y cantando. La gente se paraba y se sentaba a escuchar. Por supuesto al final nos premiaron con una gran ovación. Había visitantes que nos acompañaba en alguno de los cánticos.

O como el despiste de alguno que se nos perdió y no era capaz de llegar hasta el autobús y tuvo que echar mano de la policía municipal. Disgusto al principio porque no aparecía y risas después cuando apareció.

El conductor del autobús creo que ya se sabe todas nuestras canciones, porque también es costumbre coger el micro y amenizar el viaje con cánticos y chistes. Eso lo sabéis bien los que soléis acompañarnos. Lo principal es disfrutar.

No queremos alargarnos contando nuestras batallitas. Ahora nos toca hablar de las fiestas que es para lo que estamos aquí, para ello le paso la palabra a Jesús Mari, que ahora se ha hecho cargo de la batuta del coro y que en los años 80 nos amenizó más de una fiesta con su grupo, el Window rock.

¡Buenas noches!

Me toca a mí recordar algunas cosas de las fiestas de antes

Su llegada era una revolución, la semana previa había que hacer los "bollos": las "perronillas", las rocas bañadas, mantecados. Las calles de las panaderías tenían ese olor a dulces, a fiestas. Para los padres era un quebradero de cabeza, había que hacer muchos números para ver si se podía ir a Salamanca para hacer algo de compra fuera de lo corriente y los hijos pensando en lo bien que se lo iban a pasar y las mozas preocupadas porque no había mucho para estrenar. Estamos hablando de los años 60 ? 70.

Se empezaba con la preparación de la plaza de toros. Se colocaban los palos, y carros... cada voluntario tenía su trabajo y todos contentos porque había un lugar para los valientes, ¡que eran muchos!

No podía faltar el toque de campanas, volteadas a mano, desde las vísperas hasta que terminaban las fiestas. Hasta por las noches se tocaban. ¡Qué lata! Y subir a la torre por la escalera de caracol era un calvario, unos a gatas y otros corriendo, el mareo estaba asegurado, unos por las vueltas y otros por el vino.

Las vísperas y la misa cantada también la recordamos con cariño. Al púlpito subía un predicador que si no daba muchas voces y movía mucho los brazos no parecía un buen sermón.

Los bailes se hacían primero en el salón de Lucas y después en el de Felipe, cuando no teníamos edad bailábamos en la calle con la música que salía del salón. Los músicos eran hijos de Villoruela: Daniel, Mauricio, Enrique, Wences, Jesús, su hermano Román, Gelásio, cada uno con sus instrumento y más tarde se unió Pedro, hijo de Jesús, con su acordeón. Perdonarme si me dejo a alguien sin nombrar.

También se bailaba ahí, donde estáis ahora, con la pared del frontón en medio, al mediodía y después por la tarde y noche. Los músicos, tocando a pelo, no había altavoces. Los mozos en el centro del baile esperando a que terminara la "pieza" para sacar a bailar a alguna moza a la que le habías echado el ojo. De las calabazas para que hablar, ¡carretillos enteros!: "¿Bailas? No" Y a esperar a la siguiente vuelta. Y alrededor los padres y madres vigilando que las hijas, que no los hijos, no hicieran algo indecoroso.

Los partidos de pelota no podían faltar en las fiestas. Tres a tres, sin protección en las manos, todo lo más unos esparadrapos en los dedos, digo yo que sería para no estropear la pelota. Los espectadores alrededor del frontón, de pie y los niños sentados en el suelo. Algún pisotón o pelotazo se llevó más de uno. Y a aplaudir a los jugadores, casi siempre del pueblo. Os vamos a nombrar algunos: Salustiano, los hermanos Serafín y Agustín, Gabriel, Colas e Isidoro, "los chispas", José el del tío Álvaro, Fonso y José de Goyo, Félix, Fonso y Mauricio, hijos del señor Eladio y Miguel y Sátur hijos del señor Hilario. Y Pepe, que trajo al cartero de Gajates engañado para sustituir a dos jugadores que no se presentaron para jugar contra dos vascos, ¡vaya paliza que se llevaron! Y seguro que había más?

Los turroneros y confiteros que con sus carros o furgonetas se colocaban al lado del frontón. ¿Recordáis el sorteo de juguetes a los cartones? ¿Y las escopetas de aire comprimido? ¡Anda que no era difícil dar al palillo!

El heladero con sus cucuruchos, y sus cortes. No había más. Algunos años después, llegaban los polos con sus palitos.

Los años trajeron la modernidad. Desapareció el frontón, el "caño" pasó al centro de la plaza y ahora se llama "la fuente". Y es donde se coloca ese árbol de navidad, elogiado por su originalidad y por la cooperación vecinal y que con tanto orgullo ha lucido las últimas navidades. Os recuerdo: guardar los botes de coca cola.

Llegaron las peñas, las actividades con niños, con jóvenes, con mayores, partidos de fútbol casados contra solteros.

Ya los bailes se hacían con orquestas, estos con grandes altavoces que volvía loco a los más mayores. ¿Y ahora, que os vamos a contar? los que estamos viendo. Luz y música y atracciones por todos los lados.

Esperamos que con esto los mayores hayáis recordado con nostalgia y cariño las antiguas fiestas. Ahora animamos a los jóvenes y niños a que disfrutéis a lo grande y que algún día también se las podáis contar a los más pequeños.

Y no os cansamos más que hay que dar comienzo a las fiestas, pero antes, permitidnos reiterar y no nos cansamos de dar las gracias, primero a Pepe por crear este gran coro, al excelentísimo ayuntamiento y al pueblo de Villoruela por su gran apoyo. Muchas gracias.

Y ahora, para hacer la inauguración de las fiestas, contamos con la componente de más edad del coro. Es María, tiene más de 80 años pero con un espíritu de una jovencita de 20. Todos los sábados llega a los ensayos puntual como un reloj suizo. Y a cantar como mejor sabe. Algunos sábados su hijo la acompaña, y la riñe, con cariño, porque teme que la pase algo en el camino, pero ella se siente con fuerza y no falta a ningún ensayo.

María, con todo el coro en tu compañía inaugura las fiestas.

¡¡¡Vecinos de Villoruela: Quedan inauguradas las fiestas de la Virgen del Carmen y del Cristo de la Esperanza!!!

Y ahora todos juntos y muy fuerte gritad con nosotros, ¡¡¡Viva la Virgen del Carmen y el Cristo de la Esperanza!!! ¡¡¡Viva Villoruela, Felices fiestas para todos!!!

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