Defender el Patrimonio en la Unidad Pastoral del Centro Histórico

La Asociación "Ciudadanos por la defensa del patrimonio" ha presentado una denuncia contra la parroquia de La Purísima ante la Comisión Territorial de Patrimonio Cultural. Está en su derecho, pero a mí no me ha gustado, porque podrían haberme dicho algo antes de denunciar. Tanto mi domicilio, como mi teléfono y mi correo electrónico son de público conocimiento. Por lo tanto, deduzco que "Ciudadanos por la defensa del patrimonio" no tiene, de momento, ningún interés en hablar conmigo. Me gustaría poder deducir lo contrario?veremos en un futuro?Sobre los pormenores de la denuncia estoy dispuesto a dar cumplida información al denunciante, si me la pide, como la daré ante el Servicio Territorial de Cultura en cuanto reúna la documentación necesaria. Y, como no hay mal que por bien no venga, esta denuncia me da ocasión para explicar cómo intentamos defender el Patrimonio desde esta Unidad de Acción Pastoral del Centro Histórico.

Esta Unidad de Acción Pastoral, que abarca las parroquias de San Martín con su anejo San Julián, San Sebastián y La Purísima, es una comunidad viva en la que se llevan a cabo, como es obvio, actos de culto religioso, junto con muchas actividades de formación cristiana y catequesis; en ella hay grupos de oración; viven y florecen Hermandades, Cofradías y Congregaciones que tienen su sede canónica en alguna de las iglesias a nuestro cargo; la fe de los feligreses produce multitud de iniciativas culturales; y muy destacadamente, desde esta Unidad Pastoral se ayuda a muchas personas afectadas de carencias diversas, no sólo económicas. También intentamos proyectar esa ayuda al Tercer Mundo, en relación con instituciones solventes que trabajan allí, la última de las cuales es "Luz para Benín". Llevamos a cabo todas esas iniciativas amparados por el derecho de libertad religiosa y de culto que garantiza nuestra Constitución y el resto de la legislación vigente que se ancla en ella.

El actual Patrimonio artístico y cultural que tenemos el privilegio de custodiar, mantener y, dentro de nuestras posibilidades, rescatar es herencia que hemos recibido de la fe de nuestros antecesores. La manera que tenemos de defenderlo es haciendo que siga siendo expresión de la fe cristiana, ahora en el Siglo XXI, tal como se vive actualmente en la Iglesia Católica. El destino de la fe no es un Museo estático y anclado meramente en el pasado.

Hasta aquí, algunos principios generales y buenos deseos. Ahora, los hechos: Durante los últimos cuatro años esta Unidad de Acción Pastoral ha invertido cientos de miles de euros en el mantenimiento y la defensa del Patrimonio. Dentro de esta suma no cuento las inestimables ayudas de la Fundación Santa María la Real, la Fundación Iberdrola, la Junta de Castilla y León (Cultura) y el Ayuntamiento de Salamanca, que desde aquí agradecemos una vez más. Además de esas ayudas, reitero, desde esta Unidad Pastoral hemos trabajado denodadamente, hemos ahorrado y hemos tenido la fortuna de recibir muchos donativos particulares pequeños y un par o tres de ellos más grandes, que nos han permitido arreglar tejados, actualizar inmuebles, mejorar la iluminación artística, la megafonía y la dotación de los actualmente imprescindibles medios audiovisuales en varios de los templos, amén de pagar religiosamente, nunca mejor dicho, las tasas, suministros y operaciones corrientes de limpieza y mantenimiento. Lo dicho, cientos de miles de Euros. Naturalmente, este esfuerzo es posible gracias al trabajo voluntario de muchas personas, hasta el punto de que en toda la Unidad Pastoral solo hay un profesional, pagado por cierto por el obispado, de modo que no resulta gravoso para el esfuerzo de defensa y actualización del patrimonio.

Amén de lo dicho, solo me resta añadir que hay otro grupo de voluntarios, cada uno de ellos grandes profesionales del arte y de la cultura en su vida privada, que nos asesoran en la defensa del Patrimonio y en su presentación actualizada, dinámica, atractiva y actual, ?y creyente, tanto a los muchos turistas que nos visitan -¡gratis!- como al común de los feligreses. No estaría de más poder seguir contando también con la ayuda de la Asociación por la defensa del patrimonio, tanto en su hosca versión actual de perros sabuesos vigilantes y desconfiados, como en una futura versión más amable y constructiva, aunque siempre crítica, que de casta le viene al galgo y no aspiramos a que dejen de ejercerla, ni sería bueno que lo hicieran. Si los miembros de esta asociación se ponen en contacto amistoso con nosotros, no dudaríamos en informarles cumplidamente. Sea como fuere, con amistad o enemistad o indiferencia, acabarán enterándose de nuestros proyectos, porque están destinados a publicarse.

Antonio Matilla, párroco de la Unidad Pastoral del Centro Histórico.