Turquía y como las autoridades turcas cumplen sus compromisos internacionales de Derechos Humanos

Autora: Teresa Pajuelo López, activista por los Derechos Humanos

En un principio los sublevados consiguieron controlar algunos puntos estratégicos de la ciudad pero gracias al masivo rechazo de la ciudadanía junto con todos los partidos políticos del país y la comunidad internacional, el golpe fue aplacado aunque desgraciadamente y como es habitual en este tipo de sucesos hubo víctimas, 265 para ser más exactos, de las cuales 47 fueron civiles y el resto militares y policías fieles a Erdoğan.

Como consecuencia de esta intentona golpista y la tendencia al ojo por ojo y diente por diente del ser humano, la reacción inmediata del gobierno fue llevar a cabo una purga masiva contra civiles y militares que ellos "creían" que podían haber instigado ese fallido golpe. Decenas de miles de funcionarios y soldados fueron purgados durante la semana siguiente, y el mismo día siguiente al golpe 2745 jueces fueron destituidos y detenidos, seguido por el despido, la detención o suspensión de cerca de 50.000 funcionarios.

Se declaró un estado de emergencia y la suspensión "temporal" de cumplimiento de la Convención Europea de Derechos Humanos, un tratado internacional ratificado por Turquía que protege los derechos humanos y las libertades fundamentales.

Como era previsible Amnistía Internacional y otros movimientos defensoras de los derechos humanos se echaron las manos a la cabeza para a continuación ponerse en acción. Amnistía Internacional pidió al Comité Europeo para la Prevención de la Tortura hacer una visita de emergencia a Turquía para ver cuáles son las condiciones en las que los detenidos son recluidos y, como presagio de una muerte anunciada, los grupos de defensores de derechos humanos que estuvieron allí tuvieron que denunciar el tratamiento que se les daba a los recluidos: negación de agua, alimentos, asistencia sanitaria, contacto con las familias u abogados, torturas, violaciones?

John Dalhuisen, director de Amnistía Internacional en Europa, ha instado "a las autoridades turcas a cumplir con sus compromisos" internacionales en materia de derechos humanos, y les ha urgido a "no abusar del estado de emergencia pisoteando los derechos de los detenidos" y recordó que "la prohibición de la tortura es absoluta y no puede quedar nunca comprometida o suspendida".

Amnistía Internacional solicitó al Comité Europeo para la Prevención de la Tortura (CPT) a hacer una visita de emergencia a Turquía para velar por las condiciones de detención, recordando que Turquía como miembro del consejo de Europa tiene la obligación de cooperar con el CPT.

"Comprensiblemente, Turquía está preocupada por la seguridad pública en estos momentos, pero ninguna circunstancia puede justificar la tortura y otros maltratos, o la detención arbitraria", insiste Dalhuisen.

Mi humilde opinión al respecto, como defensora de los derechos humanos, es que para muchos cualquier excusa es válida para atentar contra los derechos de los demás, que no hace falta un golpe de estado, se hace cotidianamente, en el trabajo, en la escuela o en nuestros hogares, y si no ahí tenemos el incremento paulatino pero inexorable de víctimas de violencia de género; eso mirando a nivel micro porque si hablamos en otra escala, apaga y vámonos. Da lo mismo los tratados que estén firmados o a lo que nos hallamos comprometido si todavía en la sociedad no se han asumido estos valores y mucho menos en la exigencia de su cumplimiento a sus gobernantes. Así, la solución no está en firmar tratados, no cumplirlos y esperar por los consiguientes "tirones de orejas" de los Tribunales Internacionales de Derechos Humanos cuando estos son vulnerados, sino en la concienciación de las personas y especialmente de los gobernantes que, en este caso, deben velar escrupulosamente por el cumplimiento de estos derechos que son los que nos protegen contra la barbarie e identifican como una sociedad civilizada.