El convento de San Esteban y los derechos humanos

La defensa de los derechos humanos será siempre algo pendiente para todos, una cuenta inacabada. Vemos cada día que los derechos más básicos no se cumplen, que atentan contra la dignidad humana, parece cierta aquella afirmación de Hannah Arendt, el "derecho a tener derechos". A los seres humanos se les reconoce el derecho a tener derechos si son ciudadanos de ciertos Estados. Son una minoría privilegiada que tiene derecho a tener derechos y ese derecho se le sigue negando gran parte de la humanidad. Muchos seres humanos son más bien objeto de discursos sobre los derechos humanos. Un discurso que se evapora en la realidad cotidiana de nuestras sociedades con "derecho a tener derechos", ahí tenemos el problema de los refugiados, desplazados, inmigrantes, el hambre, etc. Siempre estamos a vueltas con derechos, sin aterrizar en las vidas del ser humano, muchas se escapan cada mañana en cualquier parte del mundo por la violencia, la guerra, la miseria, la indiferencia. ¿Fundamentarlos, teorizar, positivarlos? Pensar, argumentar, fundamentar, resolver, concienciar, cambiar la realidad a favor de los grupos más desprotegidos, es lo que pretende el Congreso Internacional en San Esteban este fin de semana.

Dentro del marco del Jubileo y desarrollando la petición del Capítulo de Trogir de 2013, de realizar un evento dedicado a la herencia de Fray Francisco de Vitoria y a la posteridad de su reflexión en torno a los desafíos que encuentran los derechos humanos hoy. Este Congreso Internacional lleva por título "Dominicos en la promoción y defensa de los derechos humanos. Pasado, presente y futuro", que tendrá lugar en el Convento de San Esteban del 1 al 5 de septiembre. Está coordinado por Fr. Mike Deeb, Delegado de la Orden ante las Naciones Unidas y por la Promotoría General de Justicia y Paz. La apertura del Congreso correrá a cargo de Fr. Bruno Cadoré, Maestro de la Orden. Muchos dominicos y dominicas a lo largo de la historia se han comprometido en la defensa de la dignidad humana desde el Evangelio, entre ellos muchos que han vivido en el Convento de San Esteban, Francisco de Vitoria, Soto, Anton de Montesino, Pedro de Córdoba, etc. El Jubileo es una oportunidad de recordar el testimonio de estos hermanos y de reafirmar el compromiso de la Orden con la promoción de los derechos humanos en todas las partes del mundo.

Mirando hacia el pasado, los llamados hoy "derechos humanos", son los que la tradición escolástica y principalmente la escuela tomista de Salamanca llamaba "derechos naturales". Muchos analistas, sitúan el origen de estos derechos en iusnaturalismo moderno frente al clásico de Grocio, Pundenforf y Rouseau, pero otros piensan que sí pueden fundamentarse en un derecho tomista, aunque no directamente, sino a través de lo propuesto en la escuela de Salamanca. En ella se desarrollará una segunda escolástica, marcada por las obras de Vitoria, Domingo de Soto, Bartolomé de las Casas, Suárez, etc. Francisco de Vitoria, creador del derecho internacional moderno, lector y admirador de Erasmo, recuerda que la sociedad civil está fundada en la naturaleza, pero la ley humana debe respetar la ley divina, que es su basamento. La ley divina, que procede de la gracia, no puede eliminar la ley humana, que procede de la razón natural; y lo natural, ya sea razón, ley, facultad, es tan consustancial al hombre que permanece inmutable a todo tipo de hombre, ya sea cristiano o infiel, indio o negro. Vitoria fue un hombre de su tiempo, un intelectual del siglo XVI, pero su obra es un paso adelante en la historia, junto a Lutero y Erasmo de Rotterdam. Su gran originalidad está en la utilización en sus clases la Suma Teológica, sustituyendo a las Sentencias de Pedro Lombardo, que sólo tenían en cuenta a la razón y no la Escritura, así como la defensa los indios, habitantes del Nuevo Mundo, que perfila en De Indis. Los habitantes del Nuevo Mundo, como el resto de los seres humanos, tienen derecho a la libertad y propiedad y los derechos que se deducen de su naturaleza humana.

Muchas de las tesis de Francisco de Vitoria conservan aún vigencia en nuestras sociedades, como pilares de la búsqueda de justicia, del derecho y del bien común de todos los pueblos. De alguna manera se mantiene el derecho natural, a pesar de la positivización del derecho. Hoy hablaríamos de derecho natural en progreso, cambiante en base del fundamento de la ley y la Constitución como norma básica, modificándose en cada momento, para atender a los nuevos derechos actuales, sociales, multiculturales y a los nuevos problemas que la sociedad plantea. Muchos pensadores actuales que defienden el reconocimiento ético del convivir juntos, no estarían muy alejados de lo que pensó Vitoria, cuyos valores son el respeto al otro, su libertad y autonomía, y de las culturas que formamos el mundo.