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Una voz en el monte
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Una voz en el monte

Actualizado 21/02/2016
José Román Flecha

[Img #567031]"Dios sacó afuera a Abraham y le dijo: Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes. Y añadió: Así será tu descendencia... Aquel día el Señor hizo alianza con Abraham en estos términos: A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río". Ese es el comienzo y el final de la primera lectura que se proclama en este segundo domingo de Cuaresma (Gén 15, 5.18).
? Como vemos, Dios se manifiesta a Abraham por medio del cielo estrellado. En el evangelio de hoy Dios se manifiesta a los discípulos por medio de su Hijo Jesús .
? Dios promete a Abraham la posesión de una tierra. En el evangelio de la transfiguración, la gran promesa de Dios es la presencia de su Hijo entre nosotros.
? En el téxto del Génesis un sueño profundo invadió a Abraham y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. También en el evangelio se menciona el sueño de los apóstoles, que, además, se asustaron al entrar en la nube, símbolo de la presencia de Dios.
Como vemos, la suerte del hombre no es indiferente a Dios. Las dos manifestaciones que hoy se recuerdan nos llevan a preguntarnos cómo se manifiesta Dios en la historia de la humanidad y en nuestra propia experiencia.
LOS SÍMBOLOS
En el segundo domingo de cuaresma se nos presenta la transfiguración de Jesús en lo alto de un monte. Quienes han peregrinado a Tierra Santa nunca podrán ya olvidar la experiencia religiosa vivida en aquel lugar. Ni los símbolos que salpican el texto evangélico que hoy se proclama (Lc 9, 28-36).
? "La montaña en la Biblia representa el lugar de la cercanía con Dios y del encuentro íntimo con él; el sitio de la oración, para estar en presencia del Señor". Así nos lo ha recordado el papa Francisco.
? La nube representa la majestad de Dios que, al mismo tiempo, se nos muestra como cercano e invisible, amoroso pero inaferrable. La nube es la imagen de su misericordia, que nos ilumina y nos guía por el desierto de nuestra vida
? Moisés y Elías representan la Ley y los Profetas, es decir, los dos grandes pilares de la fe de Israel. Ellos dan testimonio de la verdad y de la misión de Jesús, que ha de culminar en su muerte y su entrega por nosotros.
LAS PALABRAS
Además de los signos, el relato evangélico de la transfiguración de Jesús nos presenta el cruce de dos palabras. La palabra humana y la papabra divina:
? "Maestro, qué hermoso es estar aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". Esa es la voz de Pedro. Necesitamos descubrir que la belleza más auténtica radica en la verdad. Y que ambas se hacen oración en los que creen. Nos gustaría que toda la humanidad descubriera la belleza del mensaje y de la compañía del Señor.
? "Este es mi hijo, el escogido, escuchadle". Esa es la voz que viene de la nube, es decir del mismo Dios. Él se nos revela como Padre de Jesús y Padre nuestro. Su voluntad es que escuchemos al que Pedro reconoce como Maestro. Su voz ha de prevalecer sobre todas las voces que tratan de seducirnos. En él está la vida.
- Señor Jesús, tu transfiguracion en lo alto del monte nos recuerda que eres tan humano que necesitas acercarte a Dios. Y eres tan divino que en ti se cumplen las Escrituras y se manifesta la gloria del Padre. Ayúdanos a ser testigos de tu misión. Amén.

José-Román Flecha Andrés

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OBRAS DE MISERICORDIA EN EL CAMINO JUBILAR

El mensaje que el Papa Francisco nos ha dirigido para la cuaresma de este Año Santo de la Misericordia podría ser resumido en estos cinco puntos.
1. En primer lugar, recordamos la misericordia de Dios con Israel. "Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar sobre su pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad".
2. En un segundo momento, el Papa evoca la figura de María de Nazaret. "Después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el ángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido". Prometida con José, se convierte así en el icono perfecto de la Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo evangelizada por obra del Espíritu Santo.
3. Después, Dios derrama su misericordia sobre Hijo hecho hombre, hasta hacer de él la «Misericordia encarnada». En cuanto hombre, Jesús de Nazaret es hijo de Israel y encarna la escucha perfecta de Dios que se pide a todo judió en el texto del Shemà: «Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,4-5).
Sobre todo, la misericordia divina se ha manifestado en Jesucristo muerto y resucitado. "En Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él".
4. Ahora bien, la misericordia de Dios se irradia también en la vida de cada uno de nosotros, "impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales". Por estas obras nuestra fe se traduce en gestos concretos y cotidianos. Gestos de ayuda a nuestro prójimo en el cuerpo y en el espíritu. Sobre esos gestos seremos juzgados por el Señor.
Recordando la parábola evangélica del rico y el pobre Lázaro, el Papa Francisco nos exhorta a ver al pobre que vive a nuestro lado y a reconocer mestra propia pobreza. Esa miseria que nos lleva a usar la riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino para hacernos olvidar que no somos más que pobres mendigos.
5. La Cuaresma de este Año Jubilar es un tiempo favorable para salir de nuestra pobretería espiritual gracias a la escucha de la Palabra y a las obras de misericordia. Tocando en el pobre la carne de Jesús crucificado el pecador podrá recibir como don la luz para percibir que él mismo es un pobre mendigo. Sólo en este amor se calma la sed de felicidad y de amor que pensamos poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Así pues, no perdamos este tiempo de Cuaresma favorable para la conversión.

José-Román Flecha Andrés

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