Éxitos y fracasos en el rosario de la vida

Esta semana acudí a una reunión pública de discusión sobre el concepto de éxito. El grupo, de convocatoria casi semanal, está formado por un subgrupo de miembros más asiduos (que tienden a expresarse con más frecuencia y espontaneidad) y otro grupo de personas de asistencia coyuntural o irregular. El grupo está organizado con un moderador, que hace las veces además de introductor al tema.

En cuanto al tema que nos ocupaba esta semana, el éxito, el introductor, junto a otros del subgrupo permanente, concebía el éxito como un valor manipulado por el "Poder", para lograr ciudadanos o súbditos obedientes a los valores imperantes. Desde esta óptica el éxito se igualaba a la posesión de dinero, o fama, o aplauso social. El origen de la filosofía del "éxito" estaría, según este moderador, en la sociedad norteamericana, anglosajona, que tiende a sentir los éxitos individuales como logros sociales: "tu éxito, mi éxito".

Otro punto de vista distinto a este subgrupo, lo expresábamos una parte de la sala que concebíamos el éxito desde una perspectiva individual: en ella no tiene sentido discutir sobre qué es o no es el éxito: lo decide el individuo con su vivencia y su afirmación de que ha tenido éxito, o no, en tal tarea, asunto, proyecto, anhelo?Un chico puede afirmar su éxito cuando su equipo ha ganado a los rivales esa semana, o cuando le ha tocado "un pellizco" en la lotería o cuando la chica que le gusta ha aceptado su invitación a salir. A través de la discusión grupal se veía esa regla general del destino humano de que una vida suele estar compuesta de cadenas de éxitos y fracasos (en general todos con minúsculas). O dicho de otra manera, según el dicho clásico español, "la vida te da una de cal y otra de arena". Girando en torno al éxito, está siempre el fantasma del fracaso.

Hay tareas que nos conciernen a la gran mayoría y el éxito o fracaso de las mismas también. Otras muchas son de trabajo individual. La tarea de formar un buen gobierno de España, en estos momentos, nos concierne a todos: el éxito de la tarea sería llevarlo a cabo, que pronto se consiga un nuevo gobierno, y que ese nuevo sea a la vez "bueno" para la mayoría. El fracaso sería no conseguirlo, repetir unas elecciones generales que dieran unos resultados muy similares a los de diciembre pasado.

Coexistiendo con los objetivos públicos están las vivencias individuales de éxitos o fracasos. Curiosamente, al día siguiente de la reunión descrita, tuve una inesperada noticia en el ámbito privado que viví como un estupendo éxito. Como últimamente mi vivencia es que el Destino, por estos lares, está muy parco concediendo éxitos, la noticia me animará por un tiempo, con un nivel digno, de bienestar. Claro que, para que esa misteriosa e implacable ley se cumpla ( la de una de cal y otra de arena) debo decir que a la vez esa exitosa noticia venía acompañada por un sentimiento de fracaso en mi lucha individual con cierta empresa ( de cuyo nombre no quiero acordarme), oscura en sus comunicaciones y facturaciones a sus millones de clientes.

Como dice mi vecino, "así es el rosario de la vida".