El ferrocarril de la Fregeneda, un desaguisado reconfortante

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Muy bonito, ¡encantadora noticia! Y aunque su aparición en los medios es de celebrar, sin embargo no todo son parabienes, por ningún lado se ve el reconocimiento a los artífices reales de que la línea férrea más significativa de España siga aún en pie aunque muy herida, ni una sola mención a los que de una manera u otra la han trabajado y mimado: la asociación [email protected] a la que durante años no le ha dolido gastarse tiempo y dinero propio -del de cada uno de sus miembros- ya que entre todos la han mantenido en pie arreglando puentes que se volvieron intransitables con nuevas tablas -las anteriores fueron quemadas- pagadas por los socios y simpatizantes, reponiendo tornillería y bridas de sujeción que habían sido robadas, recomponiendo carriles cortados en infames sabotajes, poniendo en circulación vehículos propios fabricados con sus propias manos en un alarde de imaginación para recorrer ese maravilloso trayecto que une La fuente de San Esteban con la estación portuguesa de Barca D'Alva, o limpiando de maleza salvaje las trincheras para que no se cerrara la vía.

Todo este trabajo, que no es poco, se ha realizado en cualquier estación del año pero casi siempre en los días de fiesta y de descanso de sus respectivos trabajos de todos y cada uno de sus miembros, ayudados por gentes venidas desde varios puntos de la península, amantes del ferrocarril donde los haya, que han puesto toda su experiencia en el mundo ferroviario para no dejar que se apagara la llama de la cordura de mantener un patrimonio de todos declarado Bien de Interés Cultural en diciembre del año 2.000.

La asociación [email protected] ha sido muy valorada fuera de la provincia y hasta incluso en otros países, ha recogido premios concedidos a su abnegada labor y entusiasmo en mantener un bien público, mientras que aquí, en treinta años de abandono, las autoridades no han tenido ni la deferencia, al menos en público, del reconocimiento a la dura labor serena y callada de sus miembros, ya que en Salamanca no ha sido reconocida en voz alta ni siquiera por los sindicatos que reclaman la autogestión y mucho menos por los demás grupos y estamentos sindicales, políticos o sociales de la inmovilista Salamanca. Todos tuvieron la oportunidad de adherirse y ayudar en este quimérico proyecto pero la asociación [email protected] obtuvo, como mucho, una palmadita en la espalda. Ahora, y esto es lo que hiere y subleva, son los políticos encorbatados los que se ponen la medalla de la recuperación hecha con dinero de todos ¡qué desvergüenza! en un acto más propio de una representación teatral de baja estopa dejando a un lado, sin mención alguna, a los verdaderos hacedores de un proyecto del que se beneficiarán todos los salmantinos.

A pesar de todo hay que estar contentos de que por fin a alguien se le haya caído la cara y se ponga manos a la obra en un asunto que algunos llevan más de 15 años reclamando con esfuerzo y sin denuedo, pero con un entusiasmo creativo digno de algo más que el silencio, aunque nadie les puede quitar los ratos vividos durante el trabajo y después de del mismo compartiendo empanada, hornazo, bocadillo y vino, a pesar del olvido sistemático al que se les ha sometido.

Esperemos que de todo el esfuerzo realizado no se beneficien los de siempre y que pase a manos de emprendedores salmantinos "facenderos" que han estado cerca de los motivos suscitados por los entusiastas amantes de la vía y que el resultado sea algo parecido al que la asociación [email protected] ha deseado, reclamado y proyectado durante todos estos años de desaguisado que a la postre puede llegar a ser reconfortante si llegamos a ver este único y maravilloso rincón del oeste salmantino otra vez con vida.