¿Reyes o brujas?

Acabamos de celebrar cabalgatas variopintas por toda la geografía española. Y las diversas puestas en escena han sido muy comentadas y criticadas. La cabalgata de los Reyes Magos tiene y ha tenido larga tradición entre nosotros. Y es una tradición de origen religioso. Es la conmemoración del hecho histórico, o al menos evangélico, de los Magos que acudieron a adorar al Niño Dios que había nacido en Belén, y al que consideraban el Salvador del mundo, el Mesías, o el rey de los judíos.

Ahora hay un afán laicista de eliminar de nuestras más arraigadas tradiciones todo elemento o referencia religiosa. Afán difícil de cumplir, porque se seguirá hablando de la cabalgata de Reyes. Aunque de los Reyes Magos apenas quede nada, porque algunas cabalgatas están evolucionando hacia una especie de carnaval anticipado.

En primer lugar, en los evangelios se habla de los Magos de Oriente, no de reyes de ningún tipo. Tampoco consta que los magos fueran tres. En ese sentido, lo mismo que tradicionalmente ha venido haciendo el papel de Baltasar, rey de origen africano, un local cualquiera aunque tuviera que pintarse de negro, no tiene por qué hacerse polémica de que hagan de reina una o varias mujeres, porque lo que realmente interesa es que sean reyes que se acercan al portal a adorar al Niño, y que aparezcan como personajes que traen a los niños los tradicionales regalos.

Lo que ya es más difícil de admitir es que se prescinda de los signos religiosos y de la aproximación al portal de Belén. Y también que se pierda toda dignidad en la forma de presentarse las "Magas" en la forma de vestirse y de comportarse con la seriedad mágica que el acontecimiento merece.

En Italia, que también ha tenido una tradición cristiana, muy notable en el caso de la construcción de multitud de belenes o pesebres, como lo llaman ellos, sin embargo llaman a la fiesta de la Epifanía o de los Reyes fiesta de la befana. Y la befana es una bruja buena y amable que trae los regalos a los niños, como nuestros reyes o nuestro papá noel. En ese sentido, da la impresión de que en España nos estamos aproximando, queriendo o sin querer, consciente o inconscientemente, a esa tradición laica de la befana, es decir, de la bruja. En nuestro caso, de las brujas, puesto que son al menos tres. Y da la impresión de que son brujas, porque en algunos casos la forma de vestir o de presentarse aparece más como de auténticas brujas carnavaleras que como al menos unas amables hadas protectoras y benéficas.

¡Cuándo dejaremos de hacer pijadas y entraremos en cordura y celebraremos nuestras manifestaciones y tradiciones con respeto y dignidad! ¡Ojalá los reyes nos traigan esa tan necesaria cordura! No será nada fácil en medio de tantos desacuerdos ideológicos, políticos, culturales y sociales de todo tipo. Pero lo estamos necesitando imperiosamente. Que los reyes, y el Niño al que adoran, nos amparen. De nuevo, ¡feliz año! ¡Y feliz Navidad!