Concertar, concertar. Los retos del nuevo año

Entramos en un nuevo año, con ilusión, con esperanza, con deseo de paz, con un cierto temor ante las graves dificultades que indudablemente vamos a tener que afrontar.

El reto más urgente es el de sacar adelante la presidencia y el gobierno de Cataluña, encarando, no solamente el problema interno de gobierno político y de atención a las necesidades económicas y sociales que esperan la dedicación de gobernantes y políticos en general. También hay que buscar solución al problema de la integración de la realidad y sociedad catalanas en el conjunto de España, respetando y teniendo en cuenta, con honestidad las diferencias y las opiniones de los catalanes, pero sin postergar la exigencia democrática de la igualdad entre todos los ciudadanos, hayan nacido donde hayan nacido en cualquier parte del territorio español.

Por tanto, es urgente llegar a algún tipo de concierto entre los partidos y realidades sociales y económicas internas de todos los catalanes. Hasta el mismo presidente en funciones Arturo Mas ha reclamado, en su discurso de fin de año, el deber de votar, de todos, pero sobre todo de la CUP, para asegurar un gobierno estable para Cataluña.

La concertación se impone también en las relaciones entre la sociedad catalana y los ciudadanos del resto del estado español. La necesidad de este concierto está señalada por el partido popular, sí, pero también por el partido socialista y por ciudadanos. En todos la urgencia de mantener la unión de toda España y la igualdad de todos los españoles está fuera de toda duda, y hay que encontrar entre todos las razones y el convencimiento con el que todos puedan quedar mínimamente satisfechos. Hasta Susana Díaz, presidenta de Andalucía, ha subrayado igualmente en el discurso institucional de fin de año, los argumentos de la unidad y la igualdad como base de convivencia de todos los españoles, hayan nacido donde hayan nacido.

Otro gran reto del nuevo año es el de la gobernabilidad del estado español, para lo que no va a ser fácil encontrar la mínima concertación necesaria y posible entre partidos, con la colaboración de pensadores, comunicadores, y en definitiva de todos los españoles. Hemos de exigir a nuestros políticos que hagan el máximo esfuerzo por conseguir la necesaria concertación. Y si no lo logran, no quedará más remedio que dar el paso a unas nuevas elecciones generales que, sin embargo, no garantizarán que lleguemos a lograr la necesaria concertación o acuerdo para poder gobernar con cierta estabilidad y acudir a solucionar los problemas reales de los españoles, sobre todo los de los que se encuentran sin trabajo o por debajo del umbral de la pobreza.

Conciertos son también necesarios para conseguir objetivos básicos como la política exterior, la enseñanza a todos los niveles, el ofrontamiento de todo tipo de violencias, etc., etc.

Ante todos estos retos ya nos quedan los retos menores de los conciertos en los centros de enseñanza, o la libertad para todo tipo de manifestaciones religiosas, con respeto para con todos los que piensen de manera diferente de la nuestra.

Permítaseme decir o hacer la pequeña gracia de que no está mal, antes al contrario, es una suerte y un estímulo, el que comencemos el año nuevo con conciertos sabrosos y alegres como el que a todos nos atrae especialmente y que tiene lugar en los lugares tan tradicionalmente musicales como la Viena capital armoniosa del pueblo de Austria.

Con la mirada más amplia, tendremos que desear que llegue a buen puerto el concierto político entre las diversas tendencias políticas de Libia, o las de Irán, Iraq, Líbano, Israel y Palestina, o los Estados unidos y Cuba. Sin olvidar las tensiones y dificultades de búsqueda de democracia y libertad en Argentina y Venezuela, donde se exige el acuerdo entre los antiguos y los nuevos políticos gobernantes.

Y también hemos de superar el reto de las tentaciones de Gran Bretaña de dejar la convivencia dentro de la Unión Europea.

Y qué decir de los escándalos intolerables de la falta de acuerdo para acoger a los refugiados e inmigrantes y encontrarles una acogida digna, respetuosa, suficiente y humana. Y de la necesidad de continuar desarrollando los tímidos acuerdos adoptados en París para prever los efectos mortales del crecimiento climático.

Acuerdos, acuerdos, acuerdos: He aquí la respuesta necesaria ante los magnos retos con que comenzamos y que habremos de afrontar a lo largo del nuevo año, por cierto año bisiesto, que ahora comenzamos.