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PORTUGAL
Actualizado 04/01/2024 12:50:17
Raquel Martín-Garay

La Reserva Natural Local del Paúl da Tornada es valiosa por su diversidad biológica

Con 50 metros de altura y casi 200 metros de largo, la duna de Salir do Porto, en el concejo de Caldas da Rainha, es la mayor de Portugal.

¿Qué es lo que permite que exista en este lugar una duna tan grande? Se cree que la duna de Salir do Porto está formándose desde hace miles de años, propiciada por su ubicación: en la desembocadura de un río, el río Tornada, trabajada por la acción de las olas de la bahía de São Martinho do Porto y por el viento del Este, que sopla aquí casi constantemente, empujando la arena hacia arriba, haciendo que crezca en altura.

Fue necesario el trascurrir de cientos de años para que la duna alcanzase la altitud actual. Ascender por la loma hasta su cresta es un desafío que el arenal lanza a todo aquel o aquella que se acerque a contemplarlo. Por su verticalidad, para asumir este reto hay que contar con unos cuádriceps y unos gemelos fuertes.

En los meses cálidos hay bañistas en la abierta, donde el río se mezcla con el Atlántico, y a lo largo de todo el cinturón dunar hasta la playa de São Martinho, donde los visitantes se protegen de la ventada colocándose a contraviento, bajo las propias dunas.

La pasarela que comienza aquí, al pie del gran montículo, facilita un paseo hasta la bahía, desde donde contemplar las ruinas del antiguo puerto, así como la fauna y la flora propias de este humedal.

Biodiversidad

En este paraje habitan gran cantidad de especies, alguna de ellas endémicas de Portugal o, incluso, sólo existentes en este sistema pantanoso.

En el río Tornada hay un pez único en el mundo. El ruivavo es un pez de agua dulce que habita en las riberas fluviales portuguesas cercanas al litoral, desde el Tornada hacia el norte, hasta el río Miño. Sólo vive en esta parte del planeta y, actualmente, tiene la consideración de especie amenazada.

En la duna se puede encontrar Uña de gato y, en la playa, se observan varias especies vegetales nativas de Portugal, como el Junco espinoso o el Alhelí del litoral. Es bastante frecuente ver cerca de la orilla a la Carabela portuguesa, parecida a una medusa, cuya picadura puede ser dolorosa.

Hasta hace 200 años este río era navegable. Poco a poco, los sedimentos depositados en su lecho lo inhabilitaron para esta función y convirtieron esta vega en un humedal, donde habitan muchos tipos de aves, de forma permanente o en fase migratoria, como la Gaviota reidora o la Espátula común. Por este motivo, la zona es interesante para los aficionados al birdwatching.

El paisaje cambia considerablemente con las estaciones, aumentando la superficie inundada durante las lluvias de otoño e invierno y aflorando parte de su diversidad biológica durante la drástica sequía estival.

Estas aguas dulces, tan cercanas al agua salada del mar, son objeto de monitorización constante, no sólo para conservar sus especies, también para preservar la economía local, donde la pesca mantiene su importancia, junto a la agricultura, favorecida por este terreno fértil, aunque el turismo sea ya la actividad predominante.

Por ello, se están plantando especies autóctonas en las orillas del río Tornada, como el sauce y el fresno, que ayudarán a controlar las crecidas, contrarrestarán la erosión e incidirán en la diversificación de hábitats.

A semejanza de lo que ocurre en otras zonas de la costa portuguesa, su cinturón de dunas es un ecosistema a valorar y preservar.

Importante puerto y astillero

El Pinhal de Leiria proveería de madera al astillero que en tiempos existió en la zona, unos 5 km hacia el interior de la bahía.

El río Tornada era navegable y, en Alfeizerão, existía un puerto con capacidad para 80 barcos.

Debido al aumento de la explotación maderera y agrícola, la laguna de Alfeizerão comenzó a secarse y a finales del siglo XIII el puerto tuvo que ser trasladado a una localidad que debe su nombre a esta función: Salir do Porto.

La acumulación de sedimentos continuó produciéndose en este tramo final del río, por lo que el muelle hubo de ser nuevamente desplazado en el siglo XVIII, ahora hasta São Martinho do Porto, donde se mantiene a día de hoy.

Aún pueden verse los vestigios del antiguo puerto, de la aduana y de una fortaleza, en el extremo de la playa de Salir do Porto. La existencia de una aduana demuestra su histórica importancia comercial.

Cerca de ella, escondida, está la Pocinha, un manantial de agua dulce que, extrañamente, brota al lado del mar. Sus aguas tienen fama de medicinales.

En lo alto del monte se ven las ruinas de lo que, según algunos historiadores, habría sido un puesto de vigía y una horca.

La Capilla de Santa Ana es un fabuloso mirador, desde donde obtener una bonita perspectiva de la cerrada bahía de São Martinho, en forma de concha.

La duna de Salir do Porto es un área protegida integrada en la Reserva Natural Local del Paúl da Tornada. Este marjal es uno de los enclaves naturales por los que la Región del Oeste aspira a conseguir la clasificación de geoparque mundial por la Unesco.

En las pasarelas de madera está prohibido circular con bicicletas y vehículos motorizados.

La localidad de Salir do Porto (Caldas da Rainha) se ubica entre la Serra do Bouro y el océano Atlántico, al pie de São Martinho do Porto, una hora al norte de Lisboa.

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