Sostenible, autóctona y social. La producción ecológica que revitaliza todos los sectores económicos de una comunidad
Una Eco Región -o una Bio Región- es un área geográfica donde agricultores, ciudadanos, operadores turísticos, asociaciones, empresas, centros de enseñanza y autoridades públicas establecen un acuerdo para la gestión sostenible, conjunta y participativa de los recursos de ese territorio, con base en la producción y en el consumo ecológicos, en consonancia con las características genuinas de ese lugar.
El fin último es potenciar el desarrollo global de una zona rural, partiendo de su patrimonio natural e involucrando a toda su comunidad. Entra aquí en acción el concepto de Agricultura Multifuncional que, además de los dominios de la agricultura, suma otros ámbitos, principalmente, el sector turístico, la enseñanza, la salud, la inclusión social y la gestión medioambiental.
El objetivo de las Eco Regiones es favorecer el desarrollo de zonas rurales mediante un plan estudiado de actuaciones novedosas relacionadas con la producción agrícola, el procesamiento y distribución de productos y el consumo. Iniciativas de este tipo están presentes en varios países de la Unión Europea y en 2014 fue creada la Red Internacional de las Eco Regiones (IN.N.E.R., International Network of Eco Regions). Se trata de una asociación sin fines lucrativos que busca contribuir a las políticas de desarrollo sostenible de los territorios relacionadas con la producción de alimentos, basándose en las recomendaciones de las Naciones Unidas, que abogan por la soberanía alimenticia de los pueblos.
La marca Eco Región es un distintivo supranacional, según afirma para SALAMANCA AL DIA Custódio Oliveira, coordinador de la IN.N.E.R. en Portugal, sosteniendo que no entra en competencia con otras marcas de producción ecológica ya vigentes, con las que puede coexistir.
El concepto Bio Región -o Eco Región- surgió en Italia (Bio Distretto), en la región de Cilento, en el año 2004, convirtiéndose en la primera con este sello a nivel mundial. Actualmente, y según informa a este medio la dirección de la IN.N.E.R. en Portugal, hay 12 países involucrados en la creación y consolidación de Eco Regiones en el mundo: Alemania, Austria, Canadá, Eslovaquia, España, Francia, Hungría, Indonesia, Italia, Polonia, Portugal y Suiza.
Este reportaje tiene como finalidad mostrar algo de lo que se hace en las Eco Regiones portuguesas, pero también explicar cómo es el proceso de creación de una Eco Región y quiénes son sus actores.
Portugal cuenta con cuatro Eco Regiones: Idanha-a-Nova, el Alto Tâmega, São Pedro do Sul y la margen izquierda del río Guadiana. Próximamente, se unirán Porto Santo (Madeira), la isla de Faial (Azores), Torres Vedras y la Comunidad Intermunicipal del Tâmega y Sousa (formada por 11 municipios).
Aunque la producción ecológica se amplió en miles de hectáreas de cultivo durante la última década, aún supone apenas el 5,3% del total de la producción en Portugal. Para que un territorio sea considerado Eco Región debe tener, como mínimo, el 10% del total de sus productores en modo ecológico.
Los ayuntamientos están apoyando con recursos financieros y técnicos a sus productores locales y el Ministerio de Agricultura portugués prevé crear un manual explicativo del proceso de adhesión a una Eco Región, informa el coordinador de la Red en Portugal.
Entre las áreas temáticas donde se están focalizando las actuaciones destacan el consumo, la eco-economía circular, la gestión del agua, las energías renovables, la gestión de residuos, el sector de la construcción, el sector textil o el transporte.
LA AGRICULTURA MULTIFUNCIONAL, CONCEPTO CLAVE
Relacionada con la Agricultura Social y con el proyecto europeo Leonardo da Vinci MAIE- Multifunctional Agriculture In Europe, se trata de una visión económica que busca establecer colaboraciones entre las personas físicas, los negocios y las entidades públicas de un territorio, cocreando entre todos un ámbito de actividad que va más allá de la agricultura.
El concepto de agricultura social nació en Europa a finales del siglo pasado, como una nueva práctica económica basada en tres pilares: la agricultura multifuncional, la salud pública y la inclusión social.
La agricultura social contribuye a la inclusión social de personas desfavorecidas a través del trabajo agrícola, así como programas alimenticios de ayuda mutua, entre los que se hallan los proyectos de ‘desperdicio cero’ y la economía circular. También abarca programas educativos de conocimiento del medio, dirigidos a aumentar el vínculo emocional de las personas con el paisaje, en sintonía con el principio de que sólo se aprecia lo que se conoce y, para eso, hay que estar sobre el terreno desde una perspectiva interior, y no conocerlo únicamente desde un punto de vista externo.
Estamos en un tiempo de cambio, de sustitución de unos paradigmas por otros. Los ciudadanos buscan cada vez más aproximarse a lo genuino, bueno para la salud y respetuoso con la naturaleza. En los últimos años ha crecido a buen ritmo la demanda de productos orgánicos, siendo este ascenso principalmente notable en los productos de higiene y cosmética, según refiere Custódio Oliveira, el coordinador de la Red Internacional de Eco Regiones en Portugal.
En cuanto a los objetivos de desarrollo rural, planteado como proceso a largo plazo, establecer una metodología y conseguir la implicación de todos los actores del territorio, son condiciones imprescindibles para revitalizar una comarca utilizando los mecanismos de la agricultura multifuncional.
El proyecto Eco Región tiene como objetivo fundamental crear un territorio eco, es decir, crear una red de productores, de empresas de diversos sectores, proyectos de agroturismo, turismo rural, hostelería, centros de enseñanza, asociaciones y ayuntamientos, todos directamente en modo de producción ecológica -también denominada biológica u orgánica-, o implicados de alguna forma en ella.
El fin general es acelerar el momento de alcance de los 17 objetivos de desarrollo sostenible marcados por la Agenda de las Naciones Unidas para 2030 y cumplir los acuerdos de cambio climático. Los fines específicos para un territorio serán los siguientes:
El proceso se articulará, aproximadamente, conforme a las siguientes grandes líneas:
La producción ecológica como medio para el desarrollo rural se plantea como un proceso extendido en el tiempo, al cual se le dará un abordaje integrado, participativo, inclusivo e internacionalizado, con estrategias en esos diferentes niveles.
Según los criterios de la IN.N.E.R., realizar un diagnóstico, determinar unos objetivos, establecer una metodología e implicar en estas fases a todos los actores presentes en la zona son las grandes bases para decidir si se quiere ayudar a revitalizar un territorio transformándolo en una Eco Región.
Otra variable mínima de un proceso de implementación de agricultura multifuncional será determinar la financiación que será necesaria, así como dónde obtenerla, programar las actuaciones individuales y monitorizar el impacto de las mismas.
Según afirma la IN.N.E.R. Portugal, "el sistema europeo de certificación ecológica es muy burocrático", dándose la paradoja de que muchos pequeños agricultores, de tamaño familiar, usan métodos ecológicos pero no están certificados y, por tanto, tampoco sus productos.
Las Eco Regiones siguen otro sistema para obtener la certificación de la explotación. Es una certificación agrupada, un sistema de garantías que implica a toda la comunidad en la que se inserta, siendo esta comunidad la propia fiscalizadora del cumplimiento de las actividades agrícolas conforme a los criterios preestablecidos.
Además, al estar en una red de productores ecológicos internacional, hay oportunidad de compartir experiencias, metodologías y contactos. La Red Internacional de Eco Regiones trabaja en colaboración con otros socios, entre los que destaca la FAO-OFSP.
Comenta Custódio Oliveira que Dinamarca ha sido el primer país de la UE en decidir que el total de su producción sea ecológica. En otros países, como Francia, es ya una estrategia nacional.
El desafío es hacer más rentable la actividad agrícola a nivel económico, más distributiva desde el punto de vista social y más sostenible en términos ambientales. La fórmula del asociacionismo agrícola está presente en las cuatro eco regiones portuguesas, así como la colaboración público-privada, que permite, entre otras ventajas, dar facilidades en el arrendamiento de tierras agrícolas.
Otro gran reto es la escasez de mano de obra que padece el sector primario. Sin embargo, los recursos humanos son indispensables en el modo de producción ecológica, -como recuerda Custódio Oliveira-, entre otras cosas, para no tener que recurrir al uso de herbicidas.
EL PAPEL DE LA ALIMENTACIÓN Y EL PAPEL DE LOS COMEDORES ESCOLARES
Cada Eco Región ofrece una diversidad biológica capaz de proveer de alimentos valiosos, con una alta tipicidad y apreciación por parte del mercado. Así, el producto alimenticio constituye realmente una herencia cultural y es un elemento de identidad local.
El compromiso por parte de los ejecutivos locales en cuanto a la provisión de alimentos procedentes de este modo de producción en los comedores de ellos dependientes, es uno de los postulados mínimos que la Eco Región deberá conseguir. Los comedores escolares, los de las residencias de mayores o los de entidades de solidaridad social deben consumir productos eco y participar en programas de educación y salud relacionados con la economía circular.
El turismo gastronómico sostenible, los circuitos cortos de comercialización, las visitas a explotaciones agrícolas y la realización de mercadillos eco estarían, por ejemplo, en consonancia con estos objetivos. También lo estarían algunas iniciativas que se están replicando en varios países, como el movimiento portugués REFOOD o la organización Slow Food.
Según Custódio Oliveira, mejorar la relación pueblo-ciudad es también una de las consecuencias del trabajo de una Eco Región. Siendo primordial el objetivo de aumentar la calidad de vida de los habitantes del mundo rural y la calidad de vida en los pueblos, reforzar el vínculo entre lo urbano y lo rural a través de la alimentación, el acercamiento de los urbanitas a la naturaleza y la “inmersión rural” mediante estancias en el campo.
PROTEGER EL CAPITAL NATURAL Y LOS CULTIVOS LOCALES
Aunque la península ibérica ofrece una rica variedad biológica y tiene una tradición agrícola muy fuerte, la realidad es que España y Portugal importan actualmente el 90% de las simientes que utilizan.
Usar la diversidad biológica propia es primordial para estar en modo de producción ecológico. Conservar las simientes de las variedades y cultivos locales, tanto hortofrutícolas como forestales, es fundamental para preservar la identidad de ese territorio.
La Red Internacional de Eco Regiones en Portugal pone como ejemplo el trabajo desarrollado por ‘Sementes Vivas’, afirmando que es la única empresa a nivel ibérico dedicada en exclusiva a la producción de simientes de alta calidad con certificación ecológica y Demeter (agricultura biodinámica).
En cuanto a las semillas “libres”, las producidas o reproducidas en las explotaciones y no en un laboratorio, suponen más de tres cuartas partes de las simientes utilizadas en la agricultura tradicional. Guardar simientes es una práctica milenaria y la mejor forma de garantizar la adaptación de las plantas a las condiciones climáticas y del suelo.
“Las simientes libres constituyen una garantía de preservación de la biodiversidad y de la herencia biocultural y fortalecen la soberanía alimenticia de los pueblos. Nadie debería estar obligado a comprar simientes, cuando la naturaleza las da en abundancia”, concluye Custódio Oliveira.
Respecto al sector productivo agroecológico que más creció en Portugal, destacan, en cultivos temporales, los forrajes, debido a la pecuaria en modo ecológico, seguido por los cereales, los hortícolas y las leguminosas secas.
Relativamente a los cultivos permanentes en modo orgánico, sobresale por su crecimiento en los últimos años, la producción de frutos rojos o frutos del bosque, que representan el 12,4% del total de la producción de este cultivo. Los sigue el olivar (5,5%), los frutos secos de cáscara (4,6%), las frutas frescas (4%) y los viñedos (2,3%).
En cuanto a la producción pecuaria en modo ecológico, la mayor proporción en Portugal se sitúa en el Alentejo que, debido a sus condiciones propicias para el extensivo, dedica el 84% de la producción de porcino a este método, el 69% de la de bovino y el 68% de la de ovino.
EJEMPLO DE FUNCIONAMIENTO DE UNA ECO REGIÓN: IDANHA-A-NOVA, LA PRIMERA ECO REGIÓN DE PORTUGAL
El concejo de Idanha-a-Nova está conformado por tierras fértiles, de contrastes sorprendentes, situadas en la frontera con España a la altura del norte de Cáceres. Fue el primer territorio portugués en adherirse a la Red Internacional de Eco Regiones, en febrero de 2018.
Siendo uno de los municipios portugueses más extensos (casi 1.500 km2), es uno de los menos poblados. Como todos los territorios del interior, Idanha padeció las consecuencias del brutal éxodo rural producido a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Aunque su saldo demográfico sigue siendo negativo, la curiosidad en este ámbito viene marcada por el saldo migratorio positivo experimentado en los últimos años. De los 8.400 habitantes que tiene, casi 500 son inmigrantes, pues se ha convertido en tierra de acogida para emprendedores rurales extranjeros, para portugueses que ya han comenzado el éxodo urbano y para trabajadores agrícolas de otras nacionalidades.
El CoLAB Food4Sustainability es un laboratorio colaborativo que trabaja en Idanha desde finales de 2020, enfocado en la producción de alimentos de forma sostenible y con potencial de secuestro de carbono. Según informa la coordinación de la IN.N.E.R. en Portugal, esta iniciativa prevé invertir cerca de ocho millones de euros en los próximos años para fomentar estas prácticas, creando alrededor de 20 puestos de trabajo altamente cualificados y, para ello, cuenta ya con 21 entidades asociadas, pertenecientes al mundo académico y empresarial, que probarán diversas tecnologías creadas para mejorar los procesos de producción de alimentos.
El CoLAB desarrolla actualmente ensayos agrícolas en una parcela de 13 hectáreas de terreno situadas en Idanha.
Estas prácticas están basadas, además, en el uso nulo de químicos artificiales, en la gestión eficiente del agua, en la preservación de la diversidad biológica y en la eficiencia de toda la cadena de valor.
Algunas de las entidades participantes de este laboratorio colaborativo son Algae 4 Future, BGI- Building Global Innovators, BlueGrowth, Centro Municipal de Cultura y Desarrollo de Idanha-a-Nova, la Cooperativa Agrícola de Olivicultores de Ladoeiro, el Grupo Vera Cruz, Hortas d´Idanha, Aquaponics Iberia, Mendes Gonçalves o Sementes Vivas.
En el concejo también opera el Idanha Green Valley, para el acogimiento de empresas de perfil rural, interesadas en funcionar en modo orgánico y dedicar recursos a investigación para la innovación en el sector agroalimentario. Cuenta ya con 55 empresas instaladas.
Territorios interiores fronterizos, rurales y despoblados, como Idanha, están ampliando su horizonte con una nueva perspectiva, inspirada e inspiradora, enfocada en mejorar las virtudes de la vida rural, protegiendo la fertilidad de la tierra, preparándose para las nuevas concepciones económicas del futuro, aprovechando lo mejor del conocimiento tradicional, dotándolo de innovaciones tecnológicas, que conviertan el vivir en el campo en una reconfortante experiencia de regreso a la naturaleza.